"Ventana abierta"
6 de enero de 2019
Epifanía del Señor:
Papa Francisco explica los regalos de los Reyes Magos al Niño Jesús
Redacción ACI Prensa
Resumen
El Papa Francisco besa la imagen del Niño Jesús
antes de comenzar la Misa por la Solemnidad de la Epifanía del Señor - Foto:
Daniel Ibáñez (ACI Prensa)
El Papa Francisco presidió este 6 de enero en
el Vaticano la Misa por la Solemnidad de la Epifanía del Señor, en la que
explicó el significado de los regalos de los Reyes Magos al Niño Jesús y donde
exhortó a los fieles a seguir la luz de Dios y no las luces del mundo del éxito
y del poder.
Desde la Basílica de San Pedro, el Pontífice
recordó que la palabra “epifanía” indica “la manifestación del Señor” a todas
las gentes “representadas hoy por los Magos”. “Se desvela de esa manera la
hermosa realidad de Dios que viene para todos: Toda nación, lengua y pueblo es
acogido y amado por él. Su símbolo es la luz, que llega a todas partes y las
ilumina”, afirmó en su homilía.
Francisco indicó a los fieles que “hoy estamos
invitados a imitar a los Magos” que del Oriente viajaron a Belén para postrarse
ante el Niño Jesús, dispuestos a tomar otros caminos y a tener “una
apertura radical a Él, una implicación total con Él”. “De hecho, los Magos
van al Señor no para recibir, sino para dar. Preguntémonos: ¿Hemos llevado
algún presente a Jesús para su fiesta en Navidad, o nos hemos intercambiado
regalos solo entre nosotros?”, preguntó.
“Si hemos ido al Señor con las manos vacías,
hoy lo podemos remediar”, aseguró Francisco. “El evangelio nos muestra, por así
decirlo, una pequeña lista de regalos: oro, incienso y mirra.
- El oro,
considerado el elemento más precioso, nos recuerda que a Dios hay que darle
siempre el primer lugar. Se le adora. Pero para hacerlo es necesario que
nosotros mismos cedamos el primer puesto, no considerándonos autosuficientes
sino necesitados”, explicó.
- “Luego está el incienso, que simboliza la relación
con el Señor, la oración, que como un perfume sube hasta Dios. Pero, así como
el incienso necesita quemarse para perfumar, la oración necesita también
‘quemar’ un poco de tiempo, gastarlo para el Señor. Y hacerlo de verdad, no
sólo con palabras”, señaló.
- “A propósito de hechos –añadió el Pontífice–,
ahí está la mirra, el ungüento que se usará para envolver con amor el cuerpo de
Jesús bajado de la cruz. El Señor agradece que nos hagamos cargo de los cuerpos
probados por el sufrimiento, de su carne más débil, del que se ha quedado
atrás, de quien sólo puede recibir sin dar nada material a cambio. La
gratuidad, la misericordia hacia el que no puede restituir es preciosa a los
ojos de Dios”.
En su homilía, el Santo Padre también recordó
la sorpresa que produce cómo Dios se manifiesta ante los hombres, pues no lo
hizo en el palacio de Herodes en Jerusalén, a donde acuden primero los Reyes
Magos, sino “en una humilde morada de Belén”.
Así como en Navidad los poderosos de ese
tiempo, el emperador Augusto y el gobernador Quirino, no se dieron cuenta que
“el Rey de la historia nacía en ese momento”; Jesús se manifestará públicamente
a los 30 años precedido por Juan el Bautista y no sobre los grandes de entonces
como el emperador Tiberio, Poncio Pilato, Herodes, Filipo, Lisanio, o los sumos
sacerdotes Anás y Caifás.
“No sobre alguno de los grandes, sino sobre un
hombre que se había retirado en el desierto. Esta es la sorpresa: Dios no se
manifiesta ocupando el centro de la escena”, afirmó Francisco.
El Papa advirtió a los fieles que “al oír esa
lista de personajes ilustres, podríamos tener la tentación de ‘poner el foco de
luz’ sobre ellos. Podríamos pensar: habría sido mejor si la estrella de Jesús
se hubiese aparecido en Roma sobre el monte Palatino, desde el que Augusto
reinaba en el mundo; todo el imperio se habría hecho enseguida cristiano. O
también, si hubiese iluminado el palacio de Herodes, este podría haber hecho el
bien, en vez del mal. Pero la luz de Dios no va a aquellos que brillan con luz
propia. Dios se propone, no se impone; ilumina, pero no deslumbra”.
El Santo Padre señaló que siempre es grande “la
tentación de confundir la luz de Dios con las luces del mundo. Cuántas veces
hemos seguido los seductores resplandores del poder y de la fama, convencidos
de prestar un buen servicio al evangelio”.
“Pero así hemos vuelto el foco de luz hacia la
parte equivocada, porque Dios no está allí. Su luz tenue brilla en el amor
humilde. Cuántas veces, incluso como Iglesia, hemos intentado brillar con luz
propia. Pero nosotros no somos el sol de la humanidad. Somos la luna que, a
pesar de sus sombras, refleja la luz verdadera, el Señor: Él es la luz de
mundo; Él, no nosotros”, advirtió.
Asimismo, dijo que
“es necesario levantarse” como alentó el profeta Isaías y “disponerse a
caminar” como hicieron los Reyes Magos, y no “como los escribas consultados por
Herodes, que sabían bien dónde había nacido el Mesías, pero no se movieron”.
Luego, señaló que es necesario revestirse todos los días de Dios, que
sencillo como la luz, “hasta que Jesús se convierta en nuestro vestido
cotidiano”, pero para eso “es necesario despojarse antes de los vestidos
pomposos, en caso contrario seríamos como Herodes, que a la luz divina prefirió
las luces terrenas del éxito y del poder”.
Además “para encontrar a Jesús hay que plantearse un itinerario distinto,
hay que tomar un camino alternativo, el suyo, el camino del amor humilde. Y hay
que mantenerlo”. Recordó que tras adorarlo, los Reyes Magos “se retiraron a su
tierra por otro camino”, distinto al de Herodes. “Solo quien deja los propios
afectos mundanos para ponerse en camino encuentra el misterio de Dios”, afirmó.
Francisco señaló que no basta saber que Jesús nació “si no lo
encontramos”. “Hoy estamos invitados a imitar a los Magos. Ellos no discuten,
sino que caminan; no se quedan mirando, sino que entran en la casa de Jesús; no
se ponen en el centro, sino que se postran ante él, que es el centro”.
“En este tiempo de Navidad que llega a su fin, no perdamos la ocasión de
hacer un hermoso regalo a nuestro Rey, que vino por nosotros, no sobre los
fastuosos escenarios del mundo, sino sobre la luminosa pobreza de Belén. Si lo
hacemos así, su luz brillará sobre nosotros”, culminó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario