"ventana abierta"
XXV Domingo del tiempo ordinario
22- Septiembre 2013.
Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)
"El que es de fiar en lo menudo, también en
lo importante es de fiar"
Primera lectura: (Amós 8,4-7)
Marco: La perícopa que proclamamos hoy puede
titularse: oráculos contra los explotadores. El reinado de Jeroboam II fue un
paréntesis de prosperidad para Israel. Pero la prosperidad económica no
significa siempre prosperidad ética y moral. El lujo de unos pocos se conseguía
a costa de los pobres. Los jefes, terratenientes y comerciantes prosperaban y
se enriquecían injustamente. Los jueces se habían puesto de parte de los ricos,
dejándose sobornar en perjuicio de los pobres. Religiosamente, no era mejor la
situación.
Reflexiones
1ª) ¡Lo único importante es prosperar y
acumular riquezas injustas!
Escuchad esto los que exprimís al pobre,
despojáis a los miserables... Es importante, entre los profetas, el valor que
tiene en su mensaje la justicia en las relaciones laborales, comerciales y
humanas porque ellos son los intérpretes del devenir histórico del pueblo de
Israel a la luz de la alianza pactada por Dios con Israel en el Sinaí (¡punto
de referencia obligado en toda la historia y predicación profética en Israel!).
En la alianza del Sinaí hay un mandamiento expreso (una de las cláusulas de la
alianza) que ordenada las relaciones entre las personas: no robarás. La
Escritura insiste en que no agrada a Dios la extorsión de los más débiles en
provecho de los más fuertes. Recojamos algunos pensamientos de aquí y de allá
para que sea la palabra de Dios la que hable directamente: Venden al inocente
por dinero y al pobre por un par de sandalias; porque aplastan contra el polvo
de la tierra a los humildes y no hacen justicia a los indefensos (Am 2,6-7).
Explotáis a los desvalidos, oprimís a los pobres... (Id. 4,1). Buscad el
derecho, proteged al oprimido, socorred al huérfano, defended a la viuda (Is
1,17). Vosotros habéis asolado la viña, lo robado al pobre está en vuestra
casa. ¿Con qué derecho trituráis a mi pueblo, y machacáis el rostro de los
pobres? (Is 3,13-15; Is 5,8s). ¡La vigencia y actualidad de todas estas
palabras huelga ponderarlas, ya lo hacen por sí solas! El mensaje profético no
admite discusión. Lo realizan en nombre de Yahvé, Dios de Israel y lo hacen
movidos por el Espíritu. Eso es lo importante y, para muchos, lo
desconcertante. Los creyentes hemos de hacerlo creíble en las relaciones
sociales y en las transacciones económicas múltiples de nuestro tiempo y en
nuestro mundo.
Segunda lectura: (1Timoteo 2,1-8)
Marco: Es un fragmento equivalente o paralelo a Rm
13,1-7; Hb 8,6; Ef 5,2. El tema es la recomendación de la oración universal que
corresponde al proyecto salvador universal de Dios
Reflexiones
1ª) ¡Es necesario orar por todos los que nos
gobiernan porque es grato ante Dios!
Te ruego, pues, lo primero de todo, que hagáis
oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres... El
autor de esta carta está convencido de que en Jesús, Dios ha actuado la
salvación universal; que no hay otro salvador y que la salvación es una oferta
de Dios, real y verdadera, a todos y cada uno de los hombres del mundo entero.
Sabe que Jesús resucitado había mandado a sus apóstoles: Id al mundo entre y
enseñad a todas las gentes (Mt 28, 20). Y este mandato se apoya en su obra de
proclamador del Evangelio y de realizador de la salvación. Nadie debe quedar
excluido de la oración de un creyente en Jesús, porque sabe que el Padre
revelado por Él es el Padre que se cuida con solicitud de todos los hombres,
que manda la lluvia sobre justos y pecadores y hace brillar su sol sin
fronteras. Para el creyente toda la humanidad es una familia que Dios ama y que
se secciona en naciones, por un lado, o en culturas e ideologías por otro, para
mejor expresar la singularidad, pero nunca se debe romper la universalidad. Y
esto no es una teoría, piensa el autor de esta carta, sino una realidad viva
que se desprende de otra realidad viva: la universalidad del amor de Dios
(creador y Padre) manifestado en Cristo Jesús (Salvador).
Evangelio: (Lucas 16,1-13)
Marco: Proseguimos el viaje hacia Jerusalén y
prosigue la enseñanza a los discípulos. ¡Vamos de viaje! En este fragmento se
subraya la sagacidad que deben tener todos los discípulos de Jesús para leer
correctamente los signos de los tiempos y los retazos de historia que van
viviendo en este mundo estando siempre en alerta y discernimiento.
Reflexiones
1ª)¡Es necesario actuar con sabiduría frente al
momento presente de la decisión!
Y el amo felicitó al administrador injusto, por
la astucia (sabiduría) con que había procedido. Estamos ante una parábola* de Jesús.
No sabemos con certeza si se trata de una parábola, es decir, un relato
compuesto por Jesús (que es lo habitual) a partir de elementos de la vida real,
o si se trata, más bien, de un hecho sucedido, que Jesús asume y lo transforma
en una parábola para convertirlo en regla general. En el medio ambiente social
del tiempo de Jesús existía un grave problema entre los terratenientes, por una
parte, y los administradores y colonos, por otra. La tensión era muy fuerte,
especialmente en Galilea. Acaso en alguna aldea, no muy lejana, habría ocurrido
que un administrador habría sido sorprendido en grave infracción en su trabajo.
Las gentes se indignarían y le habrían contado a Jesús el caso, esperando de él
su opinión y juicio valorativo. Jesús capta enseguida la situación y, con su
habilidad y pedagogía habitual, lo transforma en una parábola. La moraleja* del
relato-parábola se asienta en el final. He aquí la situación: Un administrador,
sorprendido y acusado de abusar de la confianza de su amo, sabe que será despedido;
se encuentra en una situación límite y muy difícil para él y su familia. ¿Qué
hacer? Decide actuar sagazmente (sabiamente) y se ingenia esta forma tan
singular de agraciarse con los deudores para que luego pueda recibir su ayuda
(¡una especie de tráfico de influencias a la antigua!). Jesús enseña que ha
llegado el momento final (se ha cumplido el plazo determinado por Dios para
realizar su plan de salvación); no se puede perder el tiempo; las
circunstancias urgen porque con él llega la última oferta de salvación ofrecida
por Dios; es necesario actuar sagazmente (sabiamente) porque el destino del
hombre está en juego.
Hay dos elementos en el relato: el
administrador infiel actúa sagazmente, aunque injustamente (cometiendo un
último abuso en su cargo). Y Jesús propone a sus discípulos que actúen del
mismo modo. Pero, ¿cómo es ejemplar el administrador para sus discípulos? En su
modo sabio e inteligente de resolver la grave situación, pero no en el modo
injusto de salir de la misma, responde Jesús. Porque es una parábola y no una
alegoría*. Porque en otros lugares de la enseñanza de Jesús no encontramos que
alabe los comportamientos que lesionan la justicia o la paz (se declara siempre
contra la injusticia y contra la violencia). Jesús insiste en que hemos de
estar vigilantes y atentos a la oferta salvadora de Dios a través de sus gestos
y palabras. De esta manera el episodio transformado en parábola se ha
convertido en una admirable lección para sus discípulos. Y este Evangelio sigue
teniendo vigencia hoy. Es necesario, en medio del mundo, tener la sabiduría de
leer en los acontecimientos y deducir la lección que fundamente realmente
nuestra esperanza. Hay que contar con los bienes visibles, pero con sabiduría
para alcanzar los bienes eternos. Y esto es lo que explica Jesús en las
palabras que siguen y que constituyen el objeto de la siguiente reflexión.
2ª) ¡Nadie puede servir a dos señores: a Dios y
al dios Mammón!
Jesús sigue su aleccionamiento a los
discípulos. Y lo hace de una manera a la vez realista y paradójica. Hay que
prestar especial atención al estilo de Jesús. En muchas ocasiones acude a lo
paradójico y, a veces, a lo aparentemente absurdo, para que su doctrina llegue
a las mentes de sus oyentes y discípulos. Los hijos de este mundo son más sagaces
(para sus cosas y negocios) que los hijos de la luz (para los intereses del
reino), es una frase paradójica y conscientemente desconcertante para que los
oyentes presten mayor atención. Y lo mismo habría que decir de la expresión
ganaos amigos con el dinero injusto...; es una paradoja querida y buscada por
Jesús para conseguir el mismo resultado o para intentar conseguirlo ya que
ciertamente Él era un excelente maestro con una gran pedagogía, pero los que le
seguían no fueron, durante su vida terrena, tan admirables discípulos (¡lo
serán después de la resurrección y el don del Espíritu que les guiará a la
verdad completa!). Jesús sigue poniendo en paralelo las dos situaciones: el
comportamiento frente a los bienes y asuntos temporales (importantes pero no
absolutos) y el comportamiento frente a los bienes que Él ofrece al anunciar
con la palabra y los gestos la realidad del reino. Finalmente abordar y poner
frente a frente a Dios y al dinero (en la lengua original el término es
“Mammón”, que era venerado como un dios falso).
Este es el dramático problema que Jesús quiere
resolver con estas expresiones dificultosas, pero iluminadoras y actuales. Han
sido útiles y vivas en todos los momentos pasados y lo siguen siendo hoy entre
nosotros. El creyente está en medio del mundo para que, como Jesús, sepa
discernir y valorar en sus justos límites los distintos valores: los humanos y
los del reino. Utilizar aquellos sin poner en riesgo éste. He ahí la gran
sabiduría que Jesús desea a sus discípulos, para que puedan ser siempre señores
e hijos libres en la casa del Padre, que para eso nos ha librado el Hijo.
Entendería mal este mensaje de Jesús quien despreciara los valores terrenos de
raíz. Y lo entendería peor quien pusiera en ellos su esperanza. Hay que utilizarlos
con sabiduría; más todavía, utilizarlos como ayudas para conseguir el reino y
vivir en la solidaridad y la justicia.
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