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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

lunes, 23 de septiembre de 2013

EN UNA FAMILIA CRISTIANA

"ventana abierta"


P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

EN UNA FAMILIA CRISTIANA 


Lo que me conmueve todavía hoy, es el recuerdo de la actitud de mi padre.
Él estaba siempre cansado de sus trabajos en el campo y del acarreo de la leña y se le veía verdaderamente cansado al final del día. Pues bien, después de cada cena, se arrodillaba, los codos apoyados sobre el asiento de una silla, la frente entre sus manos, sin una mirada para sus hijos a su alrededor, sin un movimiento, sin toser, sin impacientarse. Y yo pensaba: "Mi padre que es tan fuerte, que manda en su casa, en sus dos grandes bueyes, que es valeroso frente a los golpes del destino y tan poco tímido frente al alcalde y los ricos y los malos, he aquí que se hace pequeñito ante el Buen Dios. Verdaderamente, el Buen Dios tiene que ser alguien muy familiar para que hable con él en el mono de trabajo.

  

En cuanto a mi madre, nunca la vi de rodillas. Demasiado cansada, se sentaba en medio de la habitación, con el más pequeño en sus brazos, el vestido negro hasta los talones, los hermosos cabellos castaños sueltos alrededor de su cuello y todos los niños apretujándose a ella. Seguía las oraciones con sus labios, no perdía una palabra y las decía por su cuenta. Lo más curioso era que no dejaba de mirarnos a todos, a cada uno una mirada. Una mirada más larga para los más pequeños. Nos miraba pero nunca decía nada. Ni siquiera cuando los más pequeños se agitaban o cuchicheaban, ni siquiera cuando el rayo sonaba encima de la casa, ni siquiera cuando el gato tiraba alguna cacerola.
Y yo, yo pensaba: "Verdaderamente, el Buen Dios es muy gentil para que se le pueda hablar con un niño en los brazos, con el delantal de trabajo. Verdaderamente, el Buen Dios es alguien muy importante para que el gato o el rayo no tengan ninguna importancia.
Las manos de mi padre, los labios de mi madre, me han enseñado más sobre el Buen Dios que el catecismo".
(Aimé DUVAL)


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