Oración
José manuel Valverde
¡Qué bien retrataste, Señor, a los que nos llamamos tus ministros; con razón decían las multitudes que eras un profeta!
Ser ministro de Dios es serlo de tu Majestad divina que en Jesús se anonada y sirve hasta la muerte, es serlo de sus preferidos: los niños, marginados y pecadores.
Nos gusta presumir, ser los primeros, los distintos, a quienes ceden el puesto los que esperan en la fila.
¿Se sienten a sus anchas, Señor, en nuestras Eucaristías los pobres, los sidóticos -leprosos de hoy- y las prostitutas?
Que la Buena Nueva que trajiste a los desterrados de este mundo nos llegue a nosotros, tus ministros, y nos transforme en mensajeros creíbles de ella.
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