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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

martes, 20 de junio de 2023

Reflexión: "NUNCA PERMITIRÍAMOS QUE CRISTO DURMIESE EN EL SUELO". Martes, 20 - Junio - 2023

"Ventana abierta"

NUNCA PERMITIRÍAMOS QUE CRISTO DURMIESE EN EL SUELO
Web católico de Javier Olivares

Acabábamos de llegar a San Miguel, de misiones. Calles y personas nos hablaban de pobreza. Casas construidas con hojalata se veían por doquier. Niños sucios y de suéter roto, remendado hasta la saciedad, de caras mal lavadas, nos acompañaron todo el camino.


Pero anchas sonrisas iluminaban esas caras. Bromas y chistes acompañaban sus juegos, a la vez que un gran respeto por las misioneras.


Sus papás no eran menos. Nos acogieron con toda solemnidad, con la mayor solemnidad de la que fueron capaces. Nos llevaron a conocer el lugar: la escuela, la parroquia, sus casas...


 Sorprendía ver con cuánta pobreza vivían. Un cuarto era todo su hogar: cocina, dormitorio, sala, todo en uno. Jergones en el suelo hablaban del lugar donde descansaban del trabajo del día. Unos pocos trastos eran toda su riqueza. Y la imagen de la Virgen de Guadalupe, por supuesto, con unas flores y entre cortinas.


Dios nos había traído al palacio de la pobreza y estábamos dispuestas a compartirla con Él.


Los señores nos llevaron a conocer nuestra casa, la que nos alojaría esa semana. Un poco más grande que las demás, nos estaba esperando. Al entrar, una visión sorprende nuestras mentes: en el suelo, en lugar de jergones, camas. Las únicas camas de todo el pueblo, encerradas todas en esa casa.


Nosotras tenemos sacos de dormir, en los que pensábamos pasar la noche. Como por un resorte, nos acercamos a los señores que tan bien nos habían tratado, para decirles:

- ¿Pero cómo nos han dejado sus camas? Llévenselas. Nosotras tenemos sacos, podemos dormir perfectamente en ellos.


- No, señorita, estas camas son para las misioneras.


- Pero si podemos dormir perfectamente en nuestros sacos...


Al final, un señor bigotudo, mucho más decidido, nos dio la explicación.
- Señorita, no depende de si tienen saco o no. Lo que importa es que ahora ustedes representan a Jesús. Y si viniera Jesús, nunca permitiríamos que durmiera en el suelo.


Dormimos en sus camas esa semana. Nos dieron lo mejor que tenían, como si se lo dieran a Dios. Su fe nos dejó aún más que esas mismas camas. Pero estoy segura de que también Dios se lo recompensó, como dice en el Evangelio: Lo que hicisteis a uno de estos mis pequeños... 


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