"Ventana abierta"
CÓDIGO DE CIRCULACIÓN CATÓLICO
Web católico de Javier Olivares
En honor a San Cristóbal, patrón de los conductores
En la vida siempre hay un peligro indefinido. Estate atento y no confundas nunca el bien... con el mal.
Deja
que en tu camino se incorporen algunas personas. Serás más feliz y nunca te
sentirás sólo.
Déjate
guiar por la técnica que hace más seguro tu camino. Pero no concluyas que todo
lo que nos ofrece la ciencia es ético ni bueno.
No te dé pena dar las vueltas que sean necesarias para defender la verdad.
Recuerda que es la persistencia del agua la que rompe la roca.
Levanta
las barreras de tu orgullo y de tus falsas seguridades. Nadie es dueño absoluto
de la verdad sino Dios.
No
eches humo ni te enfades cuando las cosas no te vayan bien. Piensa que después
de la noche... viene el día. El “día siguiente” es un buen remedio para los
fracasos momentáneos.
Sueña
con alcanzar los más altos ideales. Nunca te des por vencido cuando se trate de
escalar hacia aquellos valores que merecen la pena.
No
te salgas del camino trazado por la justicia y la solidaridad. No hay peor cosa
que aquellos que comienzan algo y, por la presión del entorno, no lo llevan a
cabo.
No
te hundas cuando la vida se te haga cuesta arriba o cuesta abajo. Es cuestión
de poner el freno de la paciencia y la vitamina de la audacia.
En
tiempos de estrecheces no desesperes. Piensa que no hay mal que cien años dure
y, además, Dios aprieta... pero no ahoga.
No
te arrepientas nunca de haber trabajado por alguien o por algo. Dejan huella
los que construyen, no los que dinamitan. El amor nunca muere.
Vete
con precaución por la vida. En cualquier momento una persona puede cambiar el
rumbo de tu felicidad. Recuerda que hay mucho lobo en piel de cordero.
Nunca
dejes de ser “un poco niño”. Verás que siempre queda algo por aprender, algo
por escuchar y algo por lo que soñar. No te importe ser el último en las cosas
del mundo... y el primero a la hora de servir.
Piensa
que, antes que nada, eres persona. No blasfemes ni tengas comportamientos
propios de otra especie. No vence quien grita sino quien convence con su
testimonio y comportamiento.
Cuida
tu alimentación. De vez en cuando procura comer algo que te llene el corazón y
la mente de paz y de felicidad. Además de no pesar....ayuda y anima. No es más
rico quien más tiene sino quien menos necesita para ser feliz.
En
tus criterios e ideas, a la hora de defenderlas, sé constante y guarda las
distancias necesarias con aquella que pretende aniquilarlos.
Sé
siempre coherente en tus principios. No digas primero “sí” y luego “no”. El
“ser veleta” no es una buena opción en la vida de un cristiano.
No
te pares nunca a la hora de defender la verdad y el buen entendimiento.
Evitarás que la mediocridad te acompañe en tu vida.
No
insultes a tu compañero/a. Sé respetuoso a la hora de proponer tu pensamiento.
Quedarás como tolerante. Las cosas cuando se proponen entran mejor que con la
imposición.
De
vez en cuando párate y piensa un poco en tu vida. En lo que haces y en el por
qué lo haces. Pasan los días... y no tienen vuelta. ¿Dónde está tu tesoro?
¿Dónde tienes puestos los acentos de tu felicidad?
Aun
cuando a veces tengas razón, deja espacio para el otro. La verdad es más grande
y firme cuando se descubre en dos direcciones.
Cuando
tengas que decir que NO... que sea un NO convencido y meditado. Que nada ni
nadie pueda condicionar tus decisiones basadas en la sinceridad, la
transparencia o el trabajo bien hecho.
Si
crees que tienes que caminar en una dirección para alcanzar la felicidad, que
nada te impida girar en sentido opuesto. Pero recuerda: “no siempre el camino
que nos indican es el camino que nos conviene”.
Cuando
a la hora de decidir veas dos caminos... opta por aquel que menos ansiedad te
vaya a producir y, sobre todo, por el mal menor que te vaya a causar.
Cuando
te fallen los amigos y hasta las promesas del mundo... sujétate y agárrate a la
FE en Dios. El nunca te fallará. No solamente es un buen cinturón de seguridad
sino, además, un buen seguro para toda la vida.
Si
piensas que en tu vida todo es oscuridad reza para que DIOS sea tu luz y tu
claridad. Las dificultades se iluminan más y mejor cuando se mira hacia
el cielo. Se hacen grandes e insoportables cuando nos empeñamos en solucionarlas
por nosotros mismos.
Si
te ofrecen caminos rápidos para alcanzar el poder y la fama, el dinero o la
riqueza... valora los riesgos que trae eso consigo. La riqueza que viene
deprisa... suele marcharse con la misma velocidad con que llegó.
Si
te invitan a recorrer senderos que llevan a tu perdición y tu degradación
personal y profesional, que seas capaz de poner los límites necesarios.
Recuerda que los hijos de las tinieblas... son más rápidos que los "hijos
de la luz”.
Cuando
te falten las fuerzas para seguir adelante, mira al cielo, eleva una oración y
DIOS hará lo demás.
No pienses que la vida sólo es para trabajar. Descansa y contempla la
naturaleza. Disfruta de todo lo que, tal vez, ya nunca podrás contemplar.
Cuando
te animen a llegar siempre el primero, piensa que no es más listo quien más
corre sino quien, en equipo, llega hasta el final de la meta. La vida cristiana
es un camino hacia Dios.
Autor del texto: Padre J. Leoz
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