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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

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Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 15 de junio de 2023

Ángelus. "JOSÉ DE NAZARET Y MARÍA". Tercer Milenio de la Mano de María. (Cap. 21º). Jueves, 15 - Junio - 2023

"Ventana abierta"

ÁNGELUS
JOSÉ DE NAZARET Y MARÍA

P. Santiago Martín 
Franciscanos de María


Buenos días amigos

Si hemos visto entre otros pasajes a María enfrentarse con las críticas de los "biempensantes" de su pueblo, en esta ocasión quisiera dar un paso más -nos dice el P. Santiago- y hablar de las relaciones con José.
Una de las figuras más entrañables es la de San José.

Como es sabido, San José estaba desposado con la Virgen según la costumbre judía, eso significaba que estaban prometidos, comprometidos, pero que todavía no habían  vivido juntos; a efectos  de los hijos que pudiera haber seguían  las mismas leyes que para el matrimonio, es decir, José tenía derecho a sentirse ofendido y acusar a su novia, a su prometida de adulterio en el caso de que ésta tuviera en ese intermedio un hijo con otro hombre.
Eso fue exactamente lo que ocurrió, cuando San José se enteró de que la Virgen estaba embarazada, sabiendo evidentemente que de él no era, quizá su primera impresión debió de ser, decir: Bueno, aquí evidentemente me han engañado, ¡a ver qué hago yo!

El Evangelio nos dice que  José como era bueno -esta es la parte, digamos, positiva que se dice de él- como era bueno decidió repudiarla pero en secreto, es decir , José podía haber hecho uso de la ley y haber ordenado matar a María; como era bueno, dijo: ¡yo no quiero a esta señora, me ha engañado, tiene un hijo con otro, y en fin, allá ella. Pero desde luego tampoco quiero que la maten, y por lo tanto decidió repudiarla en secreto.
Naturalmente la historia  habría terminado muy mal si las cosas hubieran hubieran ocurrido así.
Pero Dios nunca deja que las cosas terminen de esa manera, y precisamente por eso envió a un ángel a hablar con José y a darle las explicaciones que José también necesitaba.

Este hombre bueno, este buen creyente judío que sabe a lo que tiene derecho, pero que desde luego no quiere llevarlo hasta el límite, acepta el nuevo plan que Dios le presenta, acepta que este Hijo de María no procede de otro hombre, sino que procede del misterioso Espíritu Santo y decide llevarse a su casa a la madre y al niño que iba a nacer.
Este es el caso de José. Por lo tanto a la hora de hablar de las relaciones de María con José, tenemos que fijarnos ante todo en que él es un personaje creyente, es un hombre dócil a la voluntad de Dios, y que aceptando esa voluntad de Dios acepta algo tan difícil como cambiar de planes. 

Naturalmente que José podía haber hecho -quién lo sabe- una opción por la virginidad, es posible; hay una tradición que así lo cuenta.
También hay otra tradición que dice que era tan anciano que ya no tenía ninguna posibilidad de tener relaciones con la Santísima Virgen, es posible también.
Pero también es posible que fuera un hombre joven que quería tener muchos hijos y que simplemente por ser un buen creyente aceptó lo que Dios le pedía de él, aceptó un cambio de planes en su vida, esto es extraordinario.
Y por eso san José se merece un gran aplauso y, merece ser considerado como un gran, un gigantesco Santo.
Es precisamente por eso, por lo cual la Iglesia le ha puesto como Protector de las Vocaciones Sacerdotales de Jesucristo.
San José, un hombre que tenía un programa en su vida y, que Dios entra en esa vida prácticamente sin pedirle permiso; entra en esa vida, le cambia los planes y él lo acepta; y es capaz por amor a Dios, de vivir una vida de castidad con su esposa,cosa difícil de entender hoy, pero no imposible; como entre otras cosas sucede también con parejas que por un motivo o por otro, o él o ella no pueden tener relaciones.

El arte cristiano durante muchos siglos lo ha representado como un venerable anciano y, sin embargo, la grandeza también de José reside en que siendo muy joven catorce o quince años, cuando está desposado con María, tiene que asumir una decisión para lo cual no estaba preparado -ni tampoco quería prepararse- el tomar como propio un hijo que no es suyo, como muestra y representación de esas dificultades que nos vienen en la vida sobre las cuales no tenemos control, que tenemos que asumir y que nos definen en realidad quiénes somos, porque ahí es donde se ve la grandeza o la miseria de nuestros planteamientos vitales.

José tenía su taller en Cafarnaún y allí estuvo trabajando una buena temporada, hasta que cuando volvía a Nazaret, se encontró con la desagradable sorpresa de que la niña que le había sido confiada estaba embarazada.

José -dice la Escritura- era un hombre justo, por lo tanto cumplidor de la ley, honesto.

Y por otra parte, quería a María, no la quería denunciar, porque eso suponía la condena de muerte por lapidación.

Es comprensible el disgusto y la vergüenza que le produjo saber la noticia y que no se creyera la versión que le daban todos de que nadie la había tocado y que sólo podía haber sido un ángel con el que conversaba muy a menudo.

Es también lo que nos pasa a nosotros. Cuando nosotros tenemos un conflicto moral, no suele ser entre una cosa buena y una cosa mala, porque entonces sería muy fácil, nos iríamos todos a lo bueno, porque al hombre le gusta hacer el bien. Lo peor es cuando aparecen los conflictos de valores, dos cosas que tienen consecuencias positivas, pero que no se pueden coger a la vez.

Pensemos por ejemplo, cuántas veces nos encontramos con conflicto de valores en la vida cotidiana y profesional donde si yo quiero ser honesto totalmente en mi trabajo, a lo mejor prescinden de mí en la empresa, y entonces se queda mi familia sin un jornal que llevarse a la boca, ¡los conflictos de valores!

José tenía un grave conflicto de valor, él quería ser justo, era justo, quería cumplir la ley como buen israelita, si no, se sentía -y era así- fuera de su pueblo, fuera de la alianza, fuera de su ritmo vital y de su ambiente espiritual. Pero por otra parte quería a María, y no quería denunciarla.

Ante esto busca una primera salida, falsa por ingenua, ¿cómo puede repudiarla en secreto, si para repudiar necesitaba darle un libelo -escrito infamatorio contra ella, un documento que atestiguara que no la quería como esposa?

¿Cómo es posible mantener en secreto, en un pueblo donde todos eran parientes, un repudio?

Algunos autores dicen, que lo que pensó San José, fue huir, entonces aparecería como el esposo que abandona a su mujer y a su hijo, un auténtico sinvergüenza, que por miedo a la responsabilidad, ha tomado las de Villadiego.

Pero incluso si hubiera sido así, y se hubiera salvado la vida de María tampoco, era una solución realmente machista, porque José hubiera resuelto su problema de conciencia, pero...

¿Y María, esa María abandonada con su hijo, qué pasaría con ella? ¿Y su amor por María? ¿Y ese niño, qué sería de él? Una situación al parecer falsa, al parecer incluso heroica para José, pero que es como tantas otras soluciones falsas en moral, donde nos preocupamos simplemente de nuestra propia conciencia, y sin embargo no nos preocupamos de la suerte de los demás, esas inocencias que buscan solamente tener las manos limpias.

Está lleno este mundo de víctimas, de las que no quieren meterse a resolver el problema del otro, "porque no es mío", ¡pero yo me quedo muy a gusto!

La solución auténtica para San José, fue la más difícil para él.

Dice un autor que, "no hay problemas irresolubles, hay situaciones desagradables".

Dice la Escritura que un ángel le dice a José: "No tengas reparo en recibir a María en tu casa", es decir, no tengas reparo psicológico, acepta y quiere a ese niños que no es tuyo, y no tengas reparo en aceptarla como esposa, sigue queriéndola cada vez más, no tengas reparo ni económico, ni social, ni profesional, porque tu vida va a estar ya unida de por siempre a esta mujer y a este hijo.

Claro -podemos decir- qué suerte sería para nosotros si también se nos apareciera un ángel que nos dijese los secretos de nuestra vida y de nuestras decisiones.

Pero tengamos en cuenta que eso del ángel, a lo mejor puede ser una manera simbólica de expresar una opción de conciencia, y en todo caso, eso lo sabría José, pero ¿y sus vecinos? ¿Y sus amigos? Y sobre todo las horas de dificultad del resto de la vida de San José: ¿Me habrá engañado? ¿Habré tomado una decisión falsa? ¿Habré hecho lo mejor?

El optar en conciencia y en favor de los demás, no significa que ya nuestra conciencia esté apaciguada, sino tenemos que luchar siempre por reafirmar nuestra decisión, esa es la grandeza del hombre.

Por eso San José es un personaje muy tierno, no es un personaje ternurista, es un personaje que en su grandeza moral de tener que enfrentarse a lo inesperado, nos da claves también para nosotros ser mejores con nosotros mismos según nuestra conciencia, pero también buscando siempre el bien de los demás.

Acudamos hoy al Santuario de Loyola, a pedirle a la Virgen del Patrocinio que allí se venera, que proteja a las parejas que se encuentran en situaciones de dificultad. 
Acudamos también a tantos sitios donde se venera a la Inmaculada, a Logroño por ejemplo, a Onteniente, donde se la quiere tanto, acudamos allí a pedirle a la Purísima que de verdad ayude a las parejas que se encuentran en crisis, son tantas hoy en día... son creo yo, por desgracia, demasiadas.
Pidámosle a la Virgen María, pidámosle a San José, que nos ayude a respetar el plan del otro, que nos ayude a aceptar al otro como es y a no acercarnos al otro incluso dentro del matrimonio para usarles como si fueran objetos pensando en nuestra propia única exclusiva felicidad.

Feliz día para todos.

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