"Ventana abierta"
ÁNGELUS
LA VIRGINIDAD DE MARÍA
P. Santiago Martín
Franciscanos de María
Buenos días amig@
La virginidad de María se ha convertido en una seña de identidad tan importante sobre nuestra Señora, que a veces se le llama así simplemente: La Virgen.
De hecho muchas veces nos referimos a Ella sin necesidad de poner su nombre propio que es: La Virgen María.
La virginidad para maría fue algo esencial, también de la maternidad podríamos decir lo mismo, porque María es la Virgen, pero también es la Madre, la Madre de Jesucristo.
Ambos conceptos maternidad y virginidad que no están de moda hoy en nuestro tiempo, y menos todavía la virginidad que la maternidad.
La virginidad es algo que nuestra sociedad no entiende; de hecho no pocos chicos/as, católicos practicantes, tienen que sufrir el rechazo, la ironía, la burla de compañeros, de amigos, de novios porque han optado por llegar vírgenes al matrimonio y no quieren tener relaciones prematrimoniales antes de casarse; son muchos los que tienen que oír crítica -repito- burlas, ironías...
Hay que preguntarse por qué hace esto la sociedad, y sobre todo por qué la sociedad es tan hipócrita que oculta luego las consecuencias de la promiscuidad, de esta facilidad con que se practica el sexo.
Se dice que sí hay placer, pero no se dice que si uno/a, se acostumbra a ciertas cosas, después cuando se casan no siempre resulta sencillo dejar las costumbres adquiridas.
Hay muchísimas infidelidades en el matrimonio a causa, no sólo de eso, pero, pero también de eso, se están produciendo ese creciente número de divorcios.
En nuestro país las estadísticas dicen que son el 40%.
Hay países que nos ganan, que están ya en el 60% o en más.
¿Por qué la Virgen María eligió ese camino?
Alguno podría pensar que era lo normal en su época.
¡No es verdad!
En su época había religiones y países donde la virginidad existía.
Pienso -explica el P. Santiago- los templos atendidos por vírgenes, "las bestales" en Roma, pero no era así en el pueblo judío.
En el pueblo judío lo que cualquier muchacha quería era casarse y tener muchísimos hijos, todas ellas soñaban con que de su descendencia naciera el Mesías. La maternidad era el verdadero valor.
Hay textos en el Antiguo Testamento que dejan esto absolutamente claro.
¿Por qué entonces María fue contracorriente en su cultura y eligió antes de la encarnación, el camino de la virginidad?
¡Por un motivo!, algo que quizá nuestra época, lo mismo que aquella, no puede entender, pero que otras personas, hoy como entonces entendemos perfectamente.
Cuando se ama mucho a alguien, cuando se tiene una relación con alguien, y en este caso ese Alguien es Dios, llega un momento en que necesitas darte a Él por entero, es decir, la virginidad como dedicación exclusiva, digamos que como ofrecimiento a Dios, de todo el tiempo y de todas las energías para ser más útil, para ser mejor apóstol, para dedicarte más a atender a los niños, a los ancianos, para dedicarte más a la evangelización o a las misiones; no sólo eso, sino como una relación afectiva entre una persona y otra, en este caso entre un hombre o una mujer y Dios nuestro Señor.
Esta fue la experiencia de la Virgen, y esta también la experiencia que hacen, que hacemos, muchos de nosotros en nuestro tiempo.
No es que seamos tontos, no es que no nos guste tener relaciones con otras personas, no es que rechacemos el matrimonio como si éste fuera algo malo, es un camino excelente, es un camino de santificación, de dedicación, de amor a Dios, igual de excelente que el de la virginidad.
Hoy en la Iglesia, nadie dice que el camino mejor sea el de la consagración, el camino mejor es el de cada uno, cada uno/a, tiene su camino mejor.
¿Pero lo que yo no entiendo -se pregunta el P. Santiago- es por qué esto no se entiende?
Por ejemplo, hay personas que comprenden perfectamente que alguien no se case o no tenga hijos para dedicarse a la Ciencia para conseguir una vacuna, para conseguir una investigación que le va a dar un premio nobel; en cambio no entienden que por amor se pueda renunciar a tener relaciones sexuales, y no entienden que por amor a los que sufren por ejemplo, uno renuncie a tener su propia familia.
La virginidad es consagración a Dios de lo mejor que uno/a, tiene: de la belleza, de la juventud, de todas las espléndidas posibilidades que después muchas de ellas no se hubieran realizado, pero que en ese momento de tu juventud tienes a la mano.
Acudamos a cualquier santuario de la Virgen, a pedirle que nos dé fuerzas para vivir la castidad en la vocación de cada uno/a, el consagrado, el laico y el casado como tal, que también tienen que vivir su castidad, por ejemplo: los consagrados siendo fieles a Dios y a los hermanos, los laicos y casados siendo fieles a las esposas o a los maridos.
Feliz día para todos.
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