"Ventana abierta"
ÁNGELUS
MARÍA DE LA O
P. Santiago Martín
Franciscanos de María
Buenos días amigos
Nuestro pueblo le ha puesto un mote, un nombre a la Virgen en ese momento previo al parto, cuando ya la Virgen María esperaba de un momento a otro encontrarse con su Niño entre los brazos, la llamamos "María de la O".
Y esto viene de que en la liturgia en esos días inmediatos antes de la Navidad pues se entonan unos himnos que empiezan todos ellos con una exclamación de alegría:
¡Oh Tú, María!
Y entonces de ahí cuando en las iglesias se cantaban estos himnos, la gente empezó a decir "María de la O".
Realmente el nombre que corresponde es "María de la Esperanza", una esperanza ciertamente distinta a aquella otra, con que la contemplamos en el momento en el que le han quitado ya a su Hijo, le han dado muerte, y Ella está esperando volver a verle resucitado.
Son dos tipos de esperanza distintos:
1. La primera esta que estamos contemplando, es la Mujer embarazada que está a punto de dar a luz y que tiene esperanza en que todo saldrá bien.
Les decía a ustedes la vez anterior de que esa llegada de José y de María a la aldea de Belén con todo lleno sin ningún sitio donde poder acogerse, debió de suponer para la Santísima Virgen un montón de preguntas que probablemente en aquel momento no tuvieron respuesta.
María que nunca había pensado hacer negocio con la encarnación, que cuando recibió la visita del ángel no dijo: ¡qué bien, me voy a convertir en la reina madre, voy a ser una mujer influyente, voy a mandar sobre todo Israel a través de mi hijo, voy a hacer lo que quiera, voy a vivir en palacios, voy a tener joyas, voy a ser una persona admirada! María que nunca había pensado en eso jamás, desde luego cuando llega a Belén y encuentra que solo tiene una cueva para estar Ella, su marido y para que nazca su Hijo, desde luego debió de quitársele de la cabeza todo ese tipo de ideas.
Si Dios permite que su Hijo nazca en una cueva de ganado, ¿cómo iba a entrar Dios en la vida de Él, de Ella, para que esa vida fuera una vida fantástica de lujo y de poder.
María, la Virgen de la Esperanza, en aquel momento inmediato al parto, en aquella cueva de ganado, adecentada como pudo por Ella y por su marido, solamente tenía idea, y sueño, y deseo de una cosa, tener entre sus brazos a su Hijo. Para María lo que viniera era bueno.
En una sociedad como la nuestra, donde cuando le hacen una ecografía a la madre, si el niño ya no viene perfecto, el niño corre el riesgo de que la madre lo mate legalmente... en una sociedad como la nuestra donde solamente se valora si uno es alto, si uno es guapo, si uno es rico, si uno es inteligente... en una sociedad como la nuestra de modelos prefabricados de adonis o de venus, de figurines... en esta sociedad es un ejemplo importantísimo el que nos da la Virgen María.
Ella quería a su Hijo, le quería como fuera, naturalmente que salió guapísimo, salió a Ella, y fue un Hombre inteligente como después vemos a lo largo de su vida. Pero aunque no hubiera sido así, aunque el Niño Jesús no hubiera sido ni el más guapo, ni el más alto, ni el más listo, María lo hubiera querido exactamente igual, era su Hijo.
Esta María de la O, esta Mujer de la Esperanza amaba a su Hijo tal y como su Hijo fuera, y esta es una extraordinaria lección para nosotros.
Tenemos que aprender a querer a la gente tal y como la gente es.
Tenemos que aprender a amar a los demás, no por lo que nosotros podemos sacar de ellos.
Como tantos hoy que dicen: Voy a tener un hijo sólo porque quiero realizarme, quiero realizarme como padre, con uno ya tengo bastante.
¡Qué equivocado es ese planteamiento familiar!
Quiero amar a mi hijo por mi hijo, no para ver qué saco yo de mi hijo, mi realización personal, mi hijo es importante por él mismo y no como un instrumento, como un objeto, que me haga a mí ser más feliz.
En fin, queridos amigos, hoy quiero invitarles a que vayan a visitar un santuario que está en un sitio bellísimo, me refiero al santuario que hay en Bayona donde se venera precisamente a María de la O, a la Virgen de la Esperanza, y allí pidan ustedes por estas mujeres que están embarazadas, especialmente por aquellas que se encuentran en situaciones difíciles, que tienen tentaciones de abortar, de matar a la criatura que lleva en su vientre. Pidan por ellas.
Pidan por todas las mujeres que están embarazadas para que el niño sea sano, fuerte, guapo; pero pidamos para que esas personas en apuros encuentren ayuda social, encuentren también nuestra ayuda y pidamos para ser capaces de amar a los hijos y a los prójimos en general tal y como son, no para amarles sólo si cumplen unos cánones de belleza, de salud, de juventud, de simpatía, sino para quererles como son, para amarles por ellos y no por nosotros.
Feliz día para todos.
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