"Ventana abierta"
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ÁNGELUS
MARÍA EN CAMINO HACIA AIN KAREM
P. Santiago Martín
Franciscanos de María
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Buenos días amig@
La siguiente etapa de la vida de la Virgen que les quiero comentar es la que lleva a cabo la Virgen María visitando a su prima Isabel en Ain Karem.
En el mismo momento de la Anunciación el mismo Ángel Gabriel que le pide permiso para quedar embarazada del Mesías, le dice que su prima Isabel que era ya bastante mayor, que no había tenido nunca hijos, que era estéril, también ella ya estaba embarazada.
No sabemos cuánto tiempo tardó María en reaccionar. No sabemos si fue cuestión de horas o días, pero el Evangelio nos dice que no mucho después, la Virgen acudió a Ain Karem al Sur del país, al lado de Jerusalén, a estar al lado de su prima para ayudarla en esa situación, en ese momento del embarazo.
Naturalmente alguno quizá podría pensar que la Virgen se marchó de Nazaret para poner tierra por medio para que la gente no dijera nada de Ella y no se diera cuenta de lo que llevaba consigo, es decir, del embarazo.
Si eso hubiera sido el motivo, naturalmente la Virgen se habría quedado en Ain Karem, se habría quedado en Jerusalén hasta después de su propio parto; por el contrario la Virgen María, embarazada y con evidentes muestras de lo que llevaba en su vientre, regresó a Nazaret y se tuvo que enfrentar a todas las críticas inevitables, especialmente de aquellos que se dedican con tanto gusto a hacer ese tipo de cosas.
Por lo tanto el motivo por el cual María deja Nazaret y se va a ayudar a su prima Isabel a Ain Karem, no es huir, sino por el contrario meterse en un problema, asumir un nuevo problema.
Naturalmente que tenía que haber una relación estrecha entre ambas familias, entre Ana la madre de María e Isabel, de lo contrario si no hubiera habido esa gran familiaridad, el Ángel Gabriel, no hubiera hablado de Isabel a María.
Pero no basta esa familiaridad, no basta esa relación estrecha, íntima, ¿por qué? Porque el riesgo era muy grande, no es una muchachita cualquiera de quince años que hace un viaje relativamente peligroso para ayudar a una familia anciana, se trata ni más ni menos que de la futura Madre del Mesías. El sentido común dice, debido al preciado Tesoro que custodiaba María, el sentido común dice que debía de haberse dedicado los nueve meses del embarazo a estar entre algodones, debía haberse dedicado a cuidarse de sí misma, para de esa forma cuidar Al que llevaba en su vientre. Poner en peligro la vida del Mesías era demasiado, era un riesgo que no se debe correr y, sin embargo, la Virgen María lo corre; la ley del amor, la ley de la caridad, le lleva a jugarse, no solamente su propia vida y su futuro, sino el futuro de su Hijo, para estar al lado de una persona necesitada. Ya desde el primer instante por lo tanto, desde el primer instante de la concepción, desde el primer instante de la maternidad, la Virgen se convierte en educadora de su Hijo, de alguna manera en Modelo y Maestra para su Hijo, su Hijo que estaba en su vientre y que apenas era un embrión de unas cuantas semanas, empieza ya a recibir una lección importantísima por parte de su Madre, la lección de que amar lleva consigo siempre un riesgo.
Este Jesús que años después cuando sea un hombre adulto, cuando predique y desafíe por ejemplo "a los buenos" -entre comillas- , poniéndose a curar en Sábado que estaba prohibido, desafíe las leyes no escritas pero más fuertes de su época, poniéndose a defender a la mujer adúltera; este Jesús había aprendido la lección cuando era un pequeño embrión en el seno de su Madre, había aprendido la lección de que amar implica arriesgar.
No podemos creerlo de otra manera.
Si pensamos que amar es simplemente una retórica. Si pensamos que amar es decir hermosas palabras, o dar piadosos consejos, estamos muy equivocados; para amar hay que arriesgar, para amar hay que estar al lado de la persona que necesita nuestra ayuda, poner un poco de su carga en nuestra espalda y, de esa forma, también nosotros nos implicamos y nos arriesgamos.
Quiero invitarles a que acudan a cualquiera de estos dos santuarios: Uno de ellos es el que custodia y venera a "La Virgen de la Calle", que es la Patrona de Palencia. Me gusta ese título. Me gusta precisamente con respecto a este tema porque nos habla de que María se encuentra -en este caso con Isabel en Ain Karem- con tantas personas en la calle como nosotros, tantas personas conocidas o desconocidas a las que tenemos que ayudar arriesgando y haciendo esfuerzos.
El otro Santuario es el de "La Virgen de la Portería", que se conserva en el convento de San Antonio en Ávila.
"La Virgen de la Portería", que nos invita con esta singular advocación a tener nuestra casa, nuestra familia, nuestro corazón abierto de par en par a las personas que acuden llamando, pidiendo ayuda.
En todo caso pensemos de verdad en esto: Amar es arriesgar.
Si no queremos amar, no amemos, pero no juguemos a hacer el bien, sin darnos cuenta de que con eso quizá lo que hacemos es más daño a los demás.
Imitemos a María.
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