"Ventana abierta"
ÁNGELUS
EDUCACIÓN DE LA VIRGEN
P. Santiago Martín
Franciscanos de María
Después del nacimiento de la Virgen María, vino una larguísima etapa que fue indudablemente el de la educación en aquel santo hogar formado por Joaquín y Ana, los padres de la Virgen. María fue educada como una muchacha judía.
El pueblo judío era un pueblo extremadamente culto.
Que hoy en en el conjunto de los pueblos -no en todos por desgracia- haya educación obligatoria, eso es algo hoy muy normal, pero hace 2000 años no era tan normal.
En el pueblo judío, todos los niños -ciertamente por desgracia sólo los varones- tenían que aprender a leer y a escribir; lo hacían por motivo religioso, pero lo hacían. Y esto era frecuente en la época.
Por supuesto en todos los pueblos había gente que tenía cultura, pero allí era algo extendido a todas las capas de la población por un motivo religioso, lo cual indica que la religión tenía efectos benéficos incluso en la cultura del pueblo. Naturalmente esto se hacía ligado al régimen religioso de la sinagoga o, en todo caso a Jerusalén ligado al templo. Y -como digo- estaba extendido, sobre todo a los niños, en algún caso también a las niñas.
Seguramente el hecho de que María fuera hija única y de que procediera de una familia. digamos de la clase media alta, pues seguramente la Virgen maría participó de ese privilegio que no todas las niñas tenían de saber leer y escribir.
Pero al margen de eso, en su casa recibió una buena educación. Claro que Santa Ana debió de enseñar a María, como cualquier madre a su hija a coser, a cocinar, a ese conocimiento de las plantas de la zona, para curarse un resfriado, para aliviarse un dolor de cabeza o para mejorar del reuma... era algo que aprendían todas las muchachas, y no solamente en Israel.
Pero además de saber coser, de saber planchar, o de saber cocinar, la Virgen maría tuvo una educación completa -digo- eso probablemente también era propio de todo el pueblo judío; pero en aquella casa sin duda que eso existió, y ese es el punto en el cual nosotros podemos fijarnos para poder imitarla a Ella; y en este caso a los padres de Ella, Joaquín y Ana -me refiero a la educación de los hijos-.
La mayor parte de los padres, gracias a Dios, están muy atentos a la educación de sus hijos.
De vez en cuando aparecen en los periódicos noticias desagradables: uno que pega, otro que abandona... son minorías, por eso aparecen en los periódicos; la gran mayoría de los padres aman a sus hijos, afortunadamente.
Pero quizá no todos, no toda esa gran mayoría les ama bien, es decir, estamos todos muy preocupados porque sepan inglés, porque sepan informática y porque lleven muy buenas notas en el conjunto de las asignaturas, porque no repitan curso, incluso pagar academias especiales o costosos viajes al extranjero.
Estamos preocupados para que tengan un régimen alimentario equilibrado, pero;
¿Y su espíritu?
¿Quién se preocupa por su alma?
Después quizá, dentro de unos años, cuando sean adolescentes o jóvenes nos quejaremos, nos quejamos: es desobediente, no me hace caso, llega tardísimo a casa, no estudia lo suficiente, no trabaja...
O cuando sean los padres mayores, cuando seamos nosotros mayores diremos: no me entienden, me han abandonado, me han metido en un asilo...
Nosotros fuimos culpables o al menos fuimos culpables en parte.
Si nuestro hijo/a, después ya no se casa por la Iglesia, quizá sea una opción de él o de ella, legítima opción; pero a lo mejor nosotros tuvimos algo que ver, porque nos preocupamos sólo de que fuera un triunfador/a, de que ganara dinero, de que fuera rico, poderoso; pero tal vez no nos preocupamos de que tuviera una formación religiosa.
No ocurrió así con la Virgen María.
Santa ana y San Joaquín dieron a la Virgen, a su hija, lo que hoy diríamos, una "educación integral", es decir, una educación completa a todos los niveles; se preocuparon de que supiera las cosas que una muchacha tenía que saber, una muchacha de su época, judía, pero, también se preocuparon de que creyera en Dios, de que fuera educada en el respeto a Dios y a sus mayores, en el cumplimiento de sus deberes, de que no pensara sólo en los derechos, sino también en las obligaciones, cosa que hoy día ya ni siquiera se habla.
De todo eso, es de lo que nosotros podemos aprender fijándonos en Ella.
Les recomiendo una advocación, por ejemplo de María Auxiliadora -que mañana día 24 de mayo, precisamente, es su fiesta- que está siempre al lado de los salesianos en esta extraordinaria labor educativa que ellos hacen.
Permítanme hacer un pequeño inciso para unirme a esta explicacion del P. Santiago Martín, y añadir, que en los Salesianos de María Auxiliadora, en la Trinidad (Sevilla), se educó uno de mis hermanos, que hoy lleva muy a gala haber pasado por este Centro, además de haber obtenido y ejercitado una buena educación y labor integral.
Posteriormente al término de sus estudios, consiguió un puesto de trabajo en la especialidad de Maestro Electricista que allí se le enseñó y, que desempeñó hasta que le llegó la hora de su jubilación.
Comenzó también ahí su educación física, jugando al fútbol entre otras disciplinas, y ya nunca dejó el deporte; aún hoy día junto con mis otros dos hermanos, continúan participando en carreras benéficas y demás ejercicios frecuentes, que los mantienen en forma a pesar de su edad, que ya no son unos niños.
Por todo ello les está muy agradecido a todos los sacerdotes que Dios puso en su camino y que en aquel tiempo lo educaron, considerándose siempre en deuda con ellos y con San Juan Bosco su Fundador.
Continúa el P. Santiago Martín, que nos dice:
Acudamos a la Virgen, a María Auxiliadora, a pedir que nos ayude en la educación de los hijos o en la educación de nuestros nietos, que no les demos simplemente comida o ropa buena; que les demos también algo que les sirva para su alma, ¡que no son solamente animales, que tienen un alma, que son animales racionales y que en eso tienen que ser también educados con la ayuda de la Virgen!
Feliz día para todos.
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