"Ventana abierta"
EPÍLOGO
Yo - Tú - Nosotros
P. Horacio Solís Iglesias. S.S.P.
Aquí estoy
He pensado en ti y en aquellos momentos que te apetece compartir. Aquí me tienes.
Buenos días amig@
Ya
ves amigo/a, tú y yo hemos recorrido un mismo camino. Yo, y perdona por la
osadía, el primero, pero tú también conmigo. Un camino en tres etapas.
LA
PRIMERA, siendo niños. Buscando y abriendo caminos. Pero
un día descubrimos que otro Niño se nos había adelantado e incluso nos afirmó
ser Él mismo el Camino.
LA
SEGUNDA, de jóvenes. Tratando de encontrar la verdad,
mejor, la Verdad y así orientar inquietudes y proyectos para ser libres.
LA
TERCERA, adultos ya. Queriendo dar plenitud a nuestra
existencia. Viviendo a tope la vida, mejor, la Vida.
Y
ahora aquí estamos dispuestos a seguir adelante. Creyendo, esperando y amando.
Caminando juntos.
DEDICATORIA:
A quienes me enseñaron a caminar.
A quienes he tenido la dicha de conocer.
A todas aquellas personas que me gustaría encontrar en el caminar de cada día.
Angelita Grueso, también tú me estás ayudando en el caminar de
cada día.
Gracias. Un beso.
Marzo 2011.
Horacio Solís
Gracias por su permiso autorizándome a
editarlo en mi blog, "Seguir la Senda", que me lo concedió en 2011 a
la entrega de este libro obsequio suyo, y de tantos otros anteriores, y otros
posteriores, que recibí de sus atenciones, y que no olvidaré.
Desgraciadamente para nosotros, este gran amigo de mi familia y mío,
se nos fue a la Casa del Padre el 17 de Septiembre de 2020 a causa del
dichoso coronavirus complicado con otras dolencias que padecía y que se
agravaron con la pandemia.
Él ya goza de la presencia de Dios y ahora lo ve cara a cara. Llegó
con vela encendida al encuentro de su Salvador, diciendo:
"Señor, Yo he vivido esperándote, y los latidos de mi corazón eran tus
pasos acercándote".
Y recibió al Autor de la Vida abriendo su corazón de par en par. Y El Señor lo
llenó de su Luz y de su Claridad.
Diciendo e invitándole:
"Hijo mío, ¿tienes hambre?".
Llegado
ese día inesperado, su móvil hubo un momento en que dejó de funcionar y
comunicarse con nosotros, querido P. Horacio, cuando usted era siempre tan
puntual a su cita diaria...
Pero
con nuestro cariño, que ese siempre estuvo y estará activo en nuestro corazón,
nos despedimos de usted hasta que un día nos podamos reunir de nuevo en el
Cielo, en la morada eterna que se nos tiene prometida.
D.E.P.
Amén.
Buen día para todos, amig@s, en la presencia siempre misericordiosa de Dios que nos ama y, que nos dijo que nunca nos dejaría solos ni huérfanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario