"Ventana abierta"
ÁNGELUS
ERA UNA VIRGEN PEQUEÑA
P. Santiago Martín
Franciscanos de María
El prodigio del nacimiento de Jesús tiene su antecedente en el nacimiento de María su Madre.
Cuenta la tradición que Joaquín, que era hombre piadoso y próspero, no había tenido hijos con su esposa Ana después de veinte años de matrimonio. Por ello, cuando se disponía a hacer sus ofrendas en el templo, Rubén el escriba le increpó indicándole que, puesto que no había engendrado descendencia, había perdido su derecho a participar en los ritos.
Joaquín, abatido y humillado, se retiró con sus rebaños a las montañas, sin comunicarle siquiera a su esposa el motivo de su decisión.
Ana rezaba y lloraba lamentando su suerte, pues no sólo Dios no le había dado hijos, sino que se sentía abandonada, sola y sin marido en su infortunio.
Pero sucedió que mientras un ángel le comunicaba a Ana que iba a ser madre de una niña, a la vez le indicaba a Joaquín que volviera con su esposa, pues había quedado encinta porque Dios había suscitado en ella descendencia.
Joaquín debió titubear un poco ante tan sorprendente noticia, pero al fin se dicidió a ir al encuentro de su mujer y la acompañó y cuidó hasta que, ante la admiración de todos, dio a luz a la anunciada niña, que ya desde muy pequeña mostró una extraordinaria piedad.
Era también muy laboriosa y hábil para trabajar la lana y realizar los menesteres que ocupaban su tiempo; pero lo que en realidad deseaba era consagrarse al servicio divino en el templo y permanecer virgen.
Queridos amigos/as, nos encontramos -cosa curiosa- ante una fiesta que nos hemos inventado, que nunca existió en el calendario de la Virgen, que nos hemos inventado todos aquellos que hemos tenido mucha prisa por consagrar al Señor aquella criatura, aquella jovencita, que salió de sus manos como sale la aurora entre los velos de la noche.
Y es que los cristianos nos hemos dicho que, si su Hijo fue presentado en el templo para cumplir con aquella ley, aquel precepto que les obligaba a pasar por allí a todos los primogénitos, Ella que es la primogénita en materia de Gracia, también tiene que pasar por el templo para ser consagrada definitivamente al misterio del Cuerpo y de la Sangre de Cristo.
Así que ni cortos ni perezosos, nos hemos montado una fiesta, y es la de la "Presentación" el 21 del preinvernal noviembre. y, en esa fiesta hemos desarrollado una escena:
Por un lado está Joaquín y Ana, y están allí como muy puestos, muy vanidosos, muy orgullosos ante Dios por la hija que les ha concedido.
Y por otro lado está Ella; bueno, qué voy a decir, ¡preciosa! con una especie, así como de faldón color malva y una capa que le cae por los hombros de un azul intenso.
Ana lleva la cabeza cubierta, como todas las mujeres maduras de Israel.
Joaquín va apoyado en un bordón, ese bordón de hacer largos caminos, porque es que la familia viene de Nazaret donde nació un día la niña, esa niña que nadie esperaba, porque se suponía que ya Joaquín y Ana no estaban como para pensar en esas cosas, eran ya un poquito mayores.
Bueno, pues la escena la desarrollamos ante una gran escalinata en un templo de piedra, los escalones son un poquito altos, así como para dar a entender que incluso la Virgen tiene que vencer una pequeña resistencia para llegar al Señor.
En la puerta del templo está el sacerdote, está como en los gineceos de los templos paganos, que era una habitación que se destinaba a las mujeres en la casa griega. Pero en Israel ya sabemos que no había ni gineceos ni tampoco miliciados donde enseñar a jóvenes virgen para el culto de Dios.
El sacerdote, aun dentro de su gravedad, le sonríe. Ella le besa la mano. Todos entonan un cántico de alabanza y de agradecimiento por esa belleza, por esa criatura que el Señor ha concedido a aquella pareja.
Entra en el templo y, así queda consumada la "Presentación".
Pero bueno, todos sabemos que eso no fue cierto; lo que sí sabemos, es que la Virgen se sintió siempre consagrada, consagrada a Dios.
Entonces nosotros lo que hemos hecho, es facilitarle en una fiesta esa "Presentación", para que llegase a Él en esa fiesta ¡preciosa! cuanto antes.
Pero esa fiesta que sabemos todos que nunca existió.
Feliz día para todos.
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