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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 30 de abril de 2020

Evangelio: San Juan 6, 44-51. En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: Nadie puede venir a mí si no atrae el Padre que me ha enviado... 3ª. Semana de Pascua. Jueves, 30 - Abril - 2020

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NO PRESIONEN MÁS AL ARZOBISPO. Jueves, 30 - Abril - 2020

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NO PRESIONEN MÁS AL ARZOBISPO
Manuel Enrique Figueroa


Hace unos días, mi querido y admirado amigo, el periodista  Carlos Navarro Antolín, en el Diario de Sevilla escribía un artículo que llevaba por título “No presionen más al Arzobispo” y, espero que no te importe Carlos que utilice para titular esta contribución al blog Iglesia y Ecología tu frase de titular. Me hizo pensar el artículo. Pienso cada día en D. Juan José Asenjo y su labor en estos tiempos que ya he denominado, evocando al novelista, ya extinto, José Luís Martín Santos, tiempo de silencio, un tiempo de tinieblas.

La labor de nuestro Arzobispo en estos tiempos, con sombras y dudas, con incertidumbres, con esperanza y peligrosas desesperanzas, es insustituible. Misa, oración y dialogo continuo con cientos de personas facilitando fe, esperanza y amor son labores necesarias de un santo en tiempos muy difíciles. Ha habido sufrimiento, y todavía hay, por fallecimientos, por pérdida de trabajo, por distanciamiento de seres queridos. Hay mucha incertidumbre de futuro.

Por ello la oración de Don Juan José Asenjo es necesaria. Creemos en nuestra fe y sabemos su valor, el valor de la oración. En un post anterior invitaba a los católicos a que rezaran, a modo de medicina espiritual colectiva, tres veces al día un Padrenuestro y un Avemaría, oraciones preciadas del Papa Francisco, a las que ha dedicado sendos libros. Lo sigo manteniendo y también recuerdo a los seglares de Sevilla el inmenso poder del Santo Rosario a nivel personal y colectivo.
No sabemos que nos deparará lo que los políticos denominan la nueva normalidad, pero a mí por lo menos me asusta el mundo que nos vamos a encontrar y cómo vamos a responder. ¿Qué matriz ambiental tendremos a nivel local y global? ¿Será una matriz donde predomine a biofilia sobre la necrofilia? Para ello la labor de D. Juan José Asenjo está siendo y será primordial.

No presionen más al Arzobispo, decía Carlos Navarro Antolín. Desde su serenidad beatífica, D. Juan José reza, trabaja de forma incansable, habla con miles de personas, del mundo consagrado y no consagrado, con monasterios de clausura, con parroquias, familias, sacerdotes, asociaciones, Hermandades y Cofradías, y residencias de ancianos, un mundo que hemos descubierto olvidado y descuidado antes y quizás durante la pandemia, llevando su ayuda de Padre a un amplio colectivo, pidiendo su continua oración que esto acabe pronto.

No presionen al Arzobispo. Recuerdo aquí la soledad de Jesús en el Monte de los Olivos, cargando con el mundo y su futuro necesitado de resurrección. Don Juan José Asenjo, Arzobispo de Sevilla no está solo a distancia acompañado por las miles de personas que piensan y rezan por su labor y sus intenciones. Pero en estos tiempos si estamos un poco solos a veces, aunque sintamos los creyentes la presencia de Dios inspirador, pero somos humanos. Decía Carlos Navarro Antolín que nuestro Arzobispo recibía muchas llamadas pidiendo la apertura de los centros y los cultos. Eso es presión para un Pastor que tiene que velar por sus ovejas y también cumplir con el orden establecido. Según parece en tiempos próximos se van a relajar las extremas medidas tomadas y nuestras Iglesias volverán a abrir sus puertas. Veremos cómo es ese tiempo.

En un post anterior decía que quizás nuestra propia Iglesia tiene que plantearse cosas para el futuro. No sé cuánto tiempo se mantendrá la denominada distancia social. Quizás nuestros actos religiosos ya no sean lo mismo. Quizás ya nos demos la paz en la Santa Misa con una sonrisa. Quizás ya sea historia compartir con nuestros seres queridos el agua bendita, qué tierna costumbre. Quizás perdamos algunas cuestiones relativas a nuestra piedad popular, tan querida en Andalucía, como besar imágenes y reliquias de forma colectiva o privada. No sé que nos traerá la nueva realidad. Pero de los que si estoy seguro es de la victoria de la fe, la esperanza y la caridad. El triunfo de la oración y de la ayuda colectiva para el Bien Común. Y de los que estoy seguro es de la necesidad de la oración de Don Juan José Asenjo, Arzobispo de Sevilla. Recordémoslo y también recemos por él y sus intenciones.

Monseñor Asenjo agradece al voluntariado cristiano su “trabajo sobresaliente” durante la pandemia. Jueves, 30 - Abril - 2020

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Monseñor Asenjo agradece al voluntariado cristiano su “trabajo sobresaliente” durante la pandemia


Nadie duda de que Cáritas es hoy una de las organizaciones sociocaritativas más respetadas y consolidadas de nuestro país. La ayuda y asistencia que esta institución católica presta diariamente y de forma ininterrumpida a los más desfavorecidos es innegable y admirable. Asimismo, otras entidades católicas como la Pastoral Penitenciaria, las ONGs de los religiosos y religiosas o las Diputaciones de Caridad de las Hermandades están demostrando durante esta pandemia que la Iglesia está allí donde más la necesitan.

El Arzobispo de Sevilla, monseñor Asenjo, ha enviado una carta a los voluntarios cristianos que hacen esto posible, agradeciéndoles su entrega abnegada y animándoles a “seguir en la brecha”.

Después de enviar sendas cartas a sacerdotes y religiosos, monjas contemplativas y seminaristas, en esta ocasión monseñor Asenjo, también en nombre del Obispo auxiliar de la Archidiócesis, ha hecho lo propio con un texto dedicado a los voluntarios cristianos. “En estos días, me he acordado mucho de vosotros según me iban llegando noticias de vuestro quehacer y de vuestro compromiso con los necesitados”, escribe.


Don Juan José Asenjo reconoce que “estamos viviendo semanas de muchísimo sufrimiento” y jornadas de miedo “por nuestros ancianos, por los trabajadores que se quedan sin trabajo, por los encarcelado y los que viven en la calle”. Al respecto, recuerda el mensaje del papa Francisco del Domingo de Pascua, en el que invitaba a “no dejarnos llevar por el egoísmo, sino a sentirnos como miembros de una única familia que se sostienen mutuamente y que no dejan atrás a ninguno de los suyos”. Igualmente, resalta la homilía del Pontífice pronunciada el Domingo de la Divina Misericordia, en la que pedía “no consentir que nos golpee el peor de los virus, el virus de la indiferencia”.

En esta línea, asegura el Arzobispo, se mantienen los voluntarios cristianos, que creen que “en el mundo globalizado no hay diferencias ni fronteras, todos somos iguales, frágiles e igualmente valiosos”. Por ello, añade, “sois también conscientes de que el futuro del mundo, que entre todos debemos construir, tiene que ser diferente, el propio   de quienes tienen idéntica dignidad como personas e hijos de Dios”.

Un trabajo que continúa después de la pandemia


En su carta, monseñor Asenjo destaca el “trabajo sobresaliente” de los voluntarios cristianos y les anima a “seguir en la brecha”, pues “con el fin del aislamiento y la superación de la epidemia, no va a acabar el sufrimiento de nuestro pueblo”. Asimismo, les insta a ser “instrumentos humildes en las manos de Dios para aliviar el sufrimiento del mundo”. “Con vuestro compromiso dais visibilidad a la misión samaritana de la Iglesia. De forma casi silenciosa y anónima manifestáis de forma concreta y palpable la ternura y la misericordia de Jesús, haciendo que la persona que sufre se sienta amada”, refiere.

Finalmente, el Arzobispo hispalense pone el acento en los empobrecidos, “los predilectos” de Jesús. Al respecto, insiste a los voluntarios que “cuando servís a los necesitados, servís al Señor. Cuando veis y tocáis a los pobres y enfermos estáis tocando la carne de Cristo, tomando sobre vosotros el dolor de los que sufren”.

Consejos del Arzobispo

Monseñor Asenjo concluye su carta ofreciendo una serie de consejos para estos voluntarios: “El primero es que cuidéis la vida espiritual, en la que se templa nuestro servicio humilde y gratuito. Sin una vida espiritual fuerte y vigorosa, sin la oración, la amistad y la intimidad con el Señor, nuestro servicio a los pobres antes o después terminará desvitalizándose o agostándose. El segundo es que cuidéis la genuina identidad cristiana de Cáritas y de las demás instituciones en cuyo nombre actuáis. No sois ONGs como las demás, sino instituciones urgidas por el amor de Cristo (2 Cor 5,14). En este sentido, cuidad también la eclesialidad de vuestro trabajo y la comunión con la Iglesia diocesana o parroquial”.

Y cierra su texto pidiendo a Dios que “aliente y bendiga el compromiso fraterno” de tantos cristianos que están ayudando a cumplir la “misión prioritaria de la Iglesia, que nunca debe cansarse de ofrecer misericordia, estando siempre dispuesta a confortar y servir”.

Arzobispo de Sevilla. JUEVES DE LA TERCERA SEMANA DE PASCUA. 30 - Abril - 2020

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JUEVES DE LA TERCERA SEMANA DE PASCUA


En estos días de Pascua estamos leyendo en el evangelio el discurso del Pan de Vida del capítulo sexto del evangelio de san Juan, que Jesús pronuncia después de la multiplicación de los panes y los peces. En él promete la institución de la Eucaristía cuando nos dice: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo os daré es mi carne para la vida del mundo.

En la noche de Jueves Santo el Señor instituye la Eucaristía. La Iglesia no ha salido aún de su asombro, ni lo podrá hacer jamás, al contemplar el misterio eucarístico. Sabe que nunca podrá narrar con palabras ajustadas la grandeza del amor de Jesucristo que se nos entrega en el sacramento de su cuerpo y de su sangre. La lengua humana ha tratado durante veinte siglos de cantar el misterio “de la preciosa sangre y del precioso cuerpo”, aunque siempre ha reconocido con humildad que sólo son balbuceos de gratitud y reconocimiento.

En la Eucaristía se “contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua” (PO 5); ella es el centro y culmen de la vida cristiana, el sacramento de la presencia amorosa de Dios en el mundo. En ella nos encontramos con Jesús, vivo, glorioso, resucitado, presente entre nosotros de manera real y verdadera.

Las circunstancias no permiten que recibamos este sacramento admirable. Dios quiera que pronto podamos recibir físicamente el alimento de nuestras almas, el pan que recrea y enamora, como escribiera bellamente san Juan de la Cruz. Mientras llega ese momento, participamos fervorosamente en las Eucaristías que nos ofrecen los medios de comunicación y lo recibimos espiritualmente con nuestras comuniones espirituales llenas de fe y de amor.

+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla

HOY EL RETO DEL AMOR ES VOLVERTE NIÑO. Jueves, 30 - Abirl - 2020

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HOY EL RETO DEL AMOR ES VOLVERTE NIÑO

Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

JUVENTUD ETERNA

Ayer, en el trabajo, una de las hermanas más mayores, a media mañana, avisó de que había terminado la tarea que le habían encomendado. Fui a preguntar a Lety.
-¿Y por qué no corta pulseras-detente?
Yo me quedé helada. Resulta que la cinta de las pulseras viene en rollos muy largos, y hay que ir cortando cada pulsera con la medida. El problema es que para ello se usa una máquina especial, una especie de filamento que, al conectarse, se pone al rojo vivo: corta y sella a la vez. Es fácil... pero te puedes quemar.
Observé con mil ojos mientras Lety le explicaba cómo usarla. Le advertí un millón de veces que tuviera cuidado. Y, al cabo de un rato...
-¡¡Hay que ver cómo me gusta esto!! -comentó esta hermana entusiasmada- ¡Me hacía falta aprender un trabajo nuevo!
Admito que me asombró. Yo pensando que la novedad podía asustarla, que se iba a sentir insegura... ¡y lo estaba disfrutando!
Lo cierto es que, en la oración, solo me salía pedirle al Señor un corazón como el de esta hermana, abierto a la novedad. Sí porque, al menos en teoría, me gustan las cosas nuevas, experimentar... pero todo con límites. El “terreno conocido” me da mucha seguridad. En el fondo, saber qué tengo que hacer, cómo tengo que hacerlo... tener todo controlado, me encanta.
A veces, por no perder la seguridad de lo conocido, nos quedamos siempre haciendo lo mismo. Pero “quien siempre anda por el mismo camino, nunca verá un paisaje distinto”...
Esta pandemia, sin embargo, nos ha empujado a todos a una realidad diferente. Se dice que el corazón joven es aquel capaz de entusiasmarse, de arriesgar, sea cual sea su edad. De Cristo resucitado se dice que es el “Eterno Joven”, y es esa vitalidad la que quiere transmitirte.
Cristo está contigo, y Él quiere que nazcas de nuevo, ¡que tu corazón sea joven, sea de niño! ¿Sabes? En la Biblia, la frase “No tengas miedo” aparece más de 365 veces. Eso significa que podemos aplicar una cada día del año, ¡y aún sobra!
Hoy el reto del amor es volverte niño. Pídele al Señor que, al menos un rato del día, puedas soltar tu corazón, ¡y disfrutar al máximo lo que estás haciendo! Alégrate de poder compartir la mesa, de esa llamada... Descubre al Señor en tu presente, ¡empieza un día nuevo! ¡Feliz día!
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miércoles, 29 de abril de 2020

Evangelio: San Mateo 11, 25-30. En aquel tiempo, Jesús exclamó: "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios...3ª. Semana de Pascua. Miércoles, 29 - Abril - 2020

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Arzobispo de Sevilla. MIÉRCOLES DE LA TERCERA SEMANA DE PASCUA. 29 - Abril - 2020

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MIÉRCOLES DE LA TERCERA SEMANA DE PASCUA


Decíamos ayer que el recuerdo de nuestro bautismo en este tiempo de Pascua, eminentemente bautismal, debe hacer brotar en nosotros un primer sentimiento: la gratitud al Señor que permitió que naciéramos en un país cristiano y en el seno de una familia cristiana, que en los primeros días de nuestra vida pidió para nosotros a la Iglesia la gracia del bautismo. Una segunda actitud debe ser el gozo. Hemos de recordar ese día transcendental en nuestra vida con una profunda alegría interior.

Un tercer sentimiento debe ser la responsabilidad. Todavía recuerdo con estremecimiento la pregunta valiente y vigorosa que el Papa Juan Pablo II hizo a los franceses en 1979, con ocasión de su primer viaje a Francia: “Francia, ¿qué has hecho de tu bautismo?”. Es la misma pregunta que en este tiempo todos nos debemos formular en la intimidad de nuestros corazones: ¿Qué hemos hecho de nuestro bautismo? ¿El bautismo es algo vivo, actual, que compromete mi vida de cada día o es el mero recuerdo de un suceso del pasado? ¿Vivo con confianza y alegría mi condición de hijo de Dios, Padre bueno y providente, que se preocupa de mí y me mira con ternura? ¿Mi vida está organizada como una respuesta a la alianza que sellé con el Señor en aquella fecha memorable? ¿Soy consciente de que la gracia santificante es un tesoro que debo cuidar cada día? ¿Cultivo la amistad y la intimidad con el Señor? ¿Vivo con hondura la fraternidad, con la conciencia de que mis semejantes son también hijos de Dios y hermanos míos? ¿Vivo con gratitud, con amor y con orgullo mi pertenencia a la Iglesia, hogar cálido y mesa familiar que me acoge y acompaña en mi vida de fe? Que el Señor nos conceda valentía para responder sinceramente a estas preguntas.

+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla

¿DÓNDE ESTÁ DIOS? Miércoles, 29 - Abril - 2020

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¿DÓNDE ESTÁ DIOS?
Enrique Belloso Pérez


En estos días que vivimos, donde parece que el futuro está en el aire, muchos se han preguntado, ante esta situación de desconcierto y confinamiento, de sufrimiento y dolor ¿Dónde está Dios? Esa misma pregunta se la han hecho muchos a lo largo de la historia, cuando las guerras, las pandemias asolaban la humanidad. Parece, como si la idea de qué Dios ha muerto recobrara, de tiempo en tiempo, una cierta actualidad.

Seguro que el sevillano Miguel Mañara, en el tiempo que le toco vivir en pleno siglo XVII, una época donde la peste, las inundaciones, las sequías… trufaban la vida, se hizo en algún momento dicha pregunta. Él, sin duda, también, le dio respuesta, y nos la dejó para siempre plasmada en el portentoso retablo que preside el templo de su gran obra de misericordia con Sevilla, el Hospital de la Santa Caridad. Allí se expresan, de una forma original y bella, las tres virtudes teologales, puestas en acción, “creo”, “amo” y “espero”.

En una sociedad líquida y poscristiana, encogida y triste, como la nuestra en estos días, esa intuición evangélica de Mañara nos da pistas sobre cómo podemos responder a esta desnuda pregunta ante nuestros contemporáneos. Quienes creemos en Jesús, partimos de la realidad. Sin embargo, el silencio de Dios es duro, y suscita dudas para muchos. Santa Teresa de Jesús, nos ofrece la respuesta, “entre los pucheros anda Dios”, Dios está en todas partes, Dios está en medio de nosotros…, entre nuestros hermanos y hermanas que luchan contra un ser microscópico o lo sufren. Vivimos una experiencial social nueva a escala global, es como si el planeta azul hubiera borrado de un plumazo las fronteras y nos lanzara mensajes de auxilio continuamente.

Una de las pandemias invisibles de nuestro tiempo es la soledad, pero nunca podríamos haber imaginado que tantas personas morirían solas…, una soledad que es de ida y vuelta. Muchos también han descubierto que la muerte existe, que no está entre bambalinas, envuelta en el papel de celofán de un tabú. Vemos ahí el sufrimiento de los inocentes; que muchas veces no hemos querido reconocer como los monos de Gibraltar, al taparnos la cara ante los terribles dramas de aquellos que llegan a nuestras playas, se olvidan en el mar o viven sin dignidad.

Entonces, ¿dónde está Dios? Él siempre nos sorprende, nos espera donde no imaginábamos. Él está entre quienes sufren la pandemia, entre quienes los cuidan, entre quienes oran, y entre aquellos que nos ayudan a seguir adelante como sociedad. Ahí está Dios. Sabemos bien que la fe es un don que hay que pedir, para que se trasforme en un “creo”. Que el amor nos identifica con los últimos y hace que nos pongamos en camino, para que se transforme en un “amo”. La esperanza nos da la fuerza para seguir adelante y se transforma en un “espero”.  Pero para que tengan vida tenemos que pasar del singular al plural, de “yo” al “nosotros”, a la comunidad de vida donde compartirlo y abrirnos a los demás. En ella nos sentimos a la vez vulnerables y responsables los unos de los otros, como si todo dependiera de nosotros, sabiendo que todo depende de Dios.

Ahora surge otra pregunta ¿Quién tiene que hacer presente a Dios en medio de esta pandemia? La respuesta está muy clara, la Iglesia, la comunidad eclesial, los que somos Iglesia. Pero para eso tiene que ocupar su espacio en un entorno poco amable que tiende a enclaustrar la religión en el ámbito privado. Y, sin embargo, nos toca a todos manifestar a la sociedad española donde está Dios en esta pandemia. La Iglesia en España, está al pie del cañón, a pesar de que muchos opinan que se la ha visto poco. Por un lado, se ha respetado y cumplido la ley, por el otro, se ha provocado una ola de solidaridad, para que nadie se quede atrás, sobre todo para responder ante necesidades que no pueden esperar. La Iglesia sigue con su tarea en residencias de mayores, colegios, hospitales, centros de acogida…, ahí está Cáritas y tantas otras ONGs católicas. Los católicos, que también somos Iglesia, estamos teletrabajando o en servicios esenciales, como uno más, junto a nuestras familias, viviendo nuestra fe, comprometidos con el Evangelio y abiertos a los demás.

Los templos están cerrados y no recibimos los sacramentos, pero la Iglesia está abierta, sigue viva, hemos recuperado nuestras Iglesias domésticas, cada casa una comunidad de vida y de fe. A pesar del gran esfuerzo de los sacerdotes y de la vida consagrada por estar al servicio de todos a través del mundo digital existen tensiones. Por ello, no podemos quedarnos parados, lo anterior pasó, estamos en un momento nuevo, no podemos dejar el Evangelio fuera de la sociedad. Hoy, como nos pide el Papa Francisco, tenemos que ser más creativos, abriendo nuevos caminos, pero eso nos exige ser uno, sumar y no dividir a la misma sociedad, buscando siempre el bien común.

A pesar de las circunstancias, los creyentes tenemos que estar alegres, es este un signo que nos tiene que distinguir. El Señor nos da la fuerza para transformar la realidad, para seguir adelante. Necesitamos manifestar la creatividad del cristiano, abriendo horizontes nuevos, con inventiva, recuperando la memoria y preparando el futuro. Por eso tenemos que prever y prepararnos para lo que vendrá después de la emergencia sanitaria, las consecuencias económicas y sociales de la pandemia, como repetidamente nos ha recordado nuestro Arzobispo. La Iglesia puede ser un punto de referencia seguro ante este acontecimiento inesperado que estamos viviendo. Hay una necesidad de coraje, de profecía, de unidad, como reiteradamente el Papa nos ha recordado, que nos lleva a redescubrir que nuestro destino está unido al de los demás, dando valor a las cosas que importan, siempre con la alegría del Evangelio.

Rincón para orar. YO SOY EL PAN DE VIDA. Miércoles, 29 - Abril - 2020

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Rincón para orar


Sor Matilde


YO SOY EL PAN DE VIDA


44 « Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día.
45 Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
46 No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre.
47 En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna.
48 Yo soy el pan de la vida.
49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron;
50 este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera.
51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo. » (Jn. 6, 44-51)
Por mucho que miremos, meditemos y comamos la Eucaristía, siempre seguirá siendo un misterio impenetrable… Pero esto no es obstáculo para que acudamos al Pan de Vida, que es Jesús, y nos alimentemos de Él… Su Palabra nos guía en este camino de fe y desea que en Ella perseveremos, hasta dar fruto… ¿Y cuál es este fruto?: Pues “que creamos en el que el Padre ha enviado”, porque se ha hecho hombre para regalarnos, a manos llenas, la vida eterna… Y el camino para esta Vida verdadera es “el Pan que ha bajado del cielo”. Y “pan” siempre nos suena a alimento… Pero éste no es cualquier pan, ni su fin es para asimilar las cosas de este mundo… El Pan de Vida es el mismo Jesús, que entrando en las almas amantes y creyentes, nos hace hijos de Dios y hermanos suyos…
¿Quién pudiera haber ni soñado que un día sería “hijo de Dios”?… ¡Sólo a la sencillez y a la mente de los niños se les podía haber hecho realidad tan gran milagro!... De aquí que Jesús dijo: “Si no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos”… Ellos consideran posible “todo”, con tal que se lo diga “su Papá Dios”, que lo sabe todo y lo ha hecho todo y además “de la nada”… Ellos creen porque parten del amor y no de los razonamientos. Su fe es sencilla, “sin inútiles indagaciones”, por ello, en su simplicidad, arrebatan el Reino de Dios…
Y a ellos y a los que son como ellos, se les muestra la Hostia de pan blanco en la custodia y se les dice: “¡Ese es Jesús y está vivo y te escucha y te ama y está ahí para alimentar tu vida y para ir al cielo!”… ¡Y escuchan y se admiran y creen que eso es la verdad y viven de ello, porque estas cosas “se las ha revelado el Padre a la gente sencilla!”…
¡Jesús ha bajado del cielo, enviado por el Padre, con este misterio de Amor entre sus manos y lo reparte a todos los que tienen hambre y sed de santidad!… ¡Y puede repartirlo porque es Su Propio Cuerpo y Su Propia Sangre, que ha entregado en la Cruz para rescatarnos del pecado y de la muerte!…
¡Es el trofeo de todo Dios!... ¡Ha vencido a las fuerzas del mal y victorioso quiere que nos sentemos junto a Él y sus comensales: los santos y los justos, para celebrar las Bodas Eternas!…
¡Comamos pues de este Pan mientras vamos de camino!... ¡Comámosle mientras nos alegramos y cantamos en nuestro caminar!... ¡Comamos y bebamos cuando el dolor, la enfermedad, la vejez y las dolencias de la vida nos opriman!…
¡Sea este nuestro “manjar” con acción de gracias a Dios por sus maravillas!...
¡Jesús Eucaristía es prenda segura de nuestra resurrección y de una vida feliz!…

HOY EL RETO DEL AMOR ES PARARTE QUINCE MINUTOS. Miércoles, 29 - Abril - 2020

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HOY EL RETO DEL AMOR ES PARARTE QUINCE MINUTOS

Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

NO ES LO QUE PARECE

“No es lo que parece”. Esta expresión ayer me la dijeron después de cocinar unas tortillas de patata. Ayer, de comida, me tocó hacer tortillas, y la procuradora me dio la patata precocinada. Solo había que pinchar el plástico, meterlo al microondas tres minutos, y ya estaba para mezclarla con el huevo y hacer las tortillas.
La verdad es que las hicimos individuales y quedaron preciosas. A la vista se veían bien, formadas, totalmente redondas, incluso un poco doradas. Pero, al cortarlas para comerlas, la patata... notabas que no era lo mismo, no era recien cortada. No es lo que parece.
La tortilla me ha llevado a orar la situación que estamos viviendo. Llevamos ya muchos días donde nos ha cambiado la vida; muchas cosas de las que hacíamos, ahora ya no podemos hacerlas, otras las hacemos, pero de otra manera. Y me preguntaba: “Pero... ¿es lo mismo?”
Ahora no podemos vernos físicamente, ni darnos un abrazo, pero quedamos la familia y nos vemos por videoconferencia. Pero, ¿es lo mismo?
No podemos ir a una iglesia para orar o para el culto, pero lo hacemos desde casa. Pero, ¿es lo mismo?
Tantas y tantas cosas que parecen que es lo mismo, pero no lo es. Nunca una conversación de tú a tú se podrá sustituir por una webcam, ni a una iglesia la sustituirá otro lugar, o tantas cosas...
Es un momento para hacer un alto en esta pandemia y cada uno pensar y orar qué es lo que queremos, qué nos ha cambiado en estos días, qué cosas las dejaremos cambiadas y por qué lucharemos para recuperarlas. Porque hay muchas cosas que no son lo que parecen.
Jesús ya nos lo decía: velad y orad. Estad atentos a lo que vais viviendo, discernid por lo que queréis luchar, porque hay cosas que no pueden cambiar.
Hoy el reto del amor es pararte quince minutos. Ora qué es lo que estás viviendo estos días, qué es lo que te da paz y qué es lo que te la quita. Y lucha por lo que realmente tiene vida.
VIVE DE CRISTO

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martes, 28 de abril de 2020

Héroes de capa oscura. Coronavirus

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Canción: "La Familia", de Pimpinela.

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Nos volveremos a reunir y festejar otra vez como siemprecuando termine el confinamiento y el estado de alarma debido al riesgo de contagio por la pandemia del coronavirus.
Dios nos ayuda y está en medio de nosotros.

Arzobispo de Sevilla. MARTES DE LA TERCERA SEMANA DE PASCUA. 28 - Abril - 2020

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Archidiócesis de Sevilla


MARTES DE LA TERCERA SEMANA DE PASCUA


La oración colecta de la Eucaristía de hoy, en el corazón de la Pascua, tiempo eminentemente bautismal, evoca la fecha de nuestro bautismo, el día más importante de nuestra vida, aquella fecha magnífica que todos deberíamos conocer y celebrar más incluso que el día de nuestro nacimiento físico. En aquel día fuimos purificados del pecado original y lo que es más importante, fuimos consagrados a la Santísima Trinidad, que vino a morar en nuestros corazones. En aquel día memorable recibimos el don de la gracia santificante, el mayor tesoro que nos es dado poseer en esta vida, que es la vida divina en nosotros, que nos permite formar parte de la familia de Dios como hijos bien amados del Padre, hermanos del Hijo y ungidos por el Espíritu.

En aquel día fuimos incorporados al misterio pascual de Cristo muerto y resucitado, sacerdote, profeta y rey. Al mismo tiempo, al incorporarnos a Cristo, cabeza del cuerpo místico, quedamos incorporados a la Iglesia, la porción más valiosa de la humanidad, la iglesia de los mártires, de los confesores, de las vírgenes, la Iglesia de los héroes y los santos, que han dado la vida por Jesús y que nos estimulan con su ejemplo en nuestro caminar.

El recuerdo de nuestro bautismo en este tiempo pascual, tiempo eminentemente bautismal, hace brotar en nosotros un primer sentimiento: la gratitud al Señor que permitió que naciéramos en un país cristiano y en el seno de una familia cristiana, que en los primeros días de nuestra vida pidió para nosotros a la iglesia la gracia del bautismo y que nos inició en la fe. Una segunda actitud es el gozo. Hemos de recordar este día transcendental en nuestra vida con una profunda alegría interior.

+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla