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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

sábado, 7 de diciembre de 2019

Rincón para orar. PREDICACIÓN DE JUAN EL BAUTISTA EN EL DESIERTO. Sábado, 7 - Diciembre - 2019

"Ventana abierta


Rincón para orar


Sor Matilde


PREDICACIÓN DE JUAN EL BAUTISTA EN EL DESIERTO


1 Por aquellos días aparece Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea:
2 « Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos. »
3 Este es aquél de quien habla el profeta Isaías cuando dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.
4 Tenía Juan su vestido hecho de pelos de camello, con un cinturón de cuero a sus lomos, y su comida eran langostas y miel silvestre.
5 Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jordán,
6 y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.
7 Pero viendo él venir muchos fariseos y saduceos al bautismo, les dijo: « Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente?
8 Dad, pues, fruto digno de conversión,
9 y no creáis que basta con decir en vuestro interior: "Tenemos por padre a Abraham"; porque os digo que puede Dios de estas piedras dar hijos a Abraham.
10 Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.
11 Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
12 En su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era: recogerá su trigo en el granero, pero la paja la quemará con fuego que no se apaga. » (Mt. 3,1-12)
Juan el Bautista es un hombre que entra en la categoría de los muchos profetas de Israel. Pero él es más que profeta según las palabras de Jesús, pues: “No ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista”.
Con Juan se cerró el profetismo, porque él es el broche de oro del Antiguo Testamento. A partir de Juan ya no hay más Palabra de Dios revelada, porque en Jesús se culmina la revelación de Dios a su Pueblo y a todos los hombres. Juan preparó su misión de Precursor del Mesías en treinta años en el desierto; así como Jesús se preparó para la Revelación del Padre, en treinta años de silencio y vida escondida en Nazaret…
Pero llegada la plenitud de los tiempos, que Dios en Su Providencia había determinado, el Espíritu agitó a Juan a salir del desierto y a manifestarse al pueblo de Israel, predicando a orillas del río Jordán. Allí, muchos acudían a él y él los amonestaba a convertirse de su mala vida, para preparar al Señor, que ya está entre ellos, un pueblo bien dispuesto. El signo externo de esta conversación tenía que ser la confesión de sus pecados y seguido un bautismo de purificación en las aguas del Jordán.
Juan, es el hombre de la austeridad y la sencillez. Vivía en el desierto, a solas con Dios. Su palabra cubría su desnudez y también lo alimentaba: un vestido de piel de camello y langostas y miel silvestre. Su misión requería toda su atención y toda su persona… Era el hombre de la Verdad, por ello, cuando la mentira se acerca él, en la persona de los fariseos y saduceos, que buscan justificarse con un bautismo exterior y no con la conversión del corazón, Juan los desenmascara y los repele con palabras duras: “¡Raza de víboras!”… Este ponerles en evidencia de Juan nunca se lo perdonaron los fariseos y saduceos, así afirmaban que su misión era falsa y que no era profeta… Pero Jesús, siempre defendió a este hombre y a su predicación…
Decía Juan: “El que viene detrás de mí os bautizará con el fuego de su Espíritu Santo, porque yo preparo el camino con el bautismo de conversión, para que Él complete su obra en vosotros, porque Él es el Mesías de Dios que todos esperábamos”… “Yo preparo el camino, pero Él es más grande que yo… Y yo no merezco ni desatarle la correa de las sandalias”.
Juan, ante Jesús, se ve muy pequeño: ni siquiera es digno de hacerle el servicio que sólo hacían los esclavos… Él es el humilde, porque el Espíritu Santo le instruye. Si es Precursor de Jesús, lo es también del abajamiento de Cristo: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”…
¡Que el Espíritu Santo nos enseñe interiormente para beber de estos grandes Misterios que nos unen a Jesús, que es Dios, para gozar, ya aquí, de su Salvación!…
¡Que así lo haga Dios en nosotros, por su misericordia!…

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