"Ventana abierta"
Dominicas Lerma
Comentarios a la palabra de Dios
DOMINGO INFRAOCTAVA DE NAVIDAD
CICLO
A-B-C
-LA
SAGRADA FAMILIA-
Eclo. 3, 2-6, 12-15ª
2 Pues el Señor
glorifica al padre en los hijos,
y afirma el derecho de
la madre sobre su prole.
3 Quien honra a su
padre expía sus pecados;
4 como el que atesora
es quien da gloria a su madre.
5 Quien honra a su
padre recibirá contento de sus hijos,
y en el día de su
oración será escuchado.
6 Quien da gloria al
padre vivirá largos días,
obedece al Señor quien
da sosiego a su madre:
12 Hijo, cuida de tu
padre en su vejez,
y en su vida no le
causes tristeza.
13 Aunque haya perdido
la cabeza, sé indulgente,
no le desprecies en la
plenitud de tu vigor.
14 Pues el servicio
hecho al padre no quedará en olvido,
será para ti
restauración en lugar de tus pecados.
- La sabiduría
hace un comentario al cuarto mandamiento: Tributar honor a los padres.
En el lenguaje sapiencial se equipara a los padres con el anciano, el maestro,
el sabio, el hombre de experiencia. La piedad filial comporta respeto, servicio y auxilio;
todo ello como lenguaje del amor. Es una actitud que engrandece,
enseña la cabal relación interhumana y orienta hacia Dios. Tiene dimensión
religiosa trascendente. Es de tal importancia este mandamiento divino (Ex,
20, 12) (Ef. 6, 1-3) que condiciona la escucha por Dios de nuestra
oración y no sólo eso, sino que el autor le promete dones
divinos: larga vida, fecundidad de sus hijos, acumula
tesoros, “expía sus pecados”. Una larga lista de beneficios que
hacen al hombre feliz en la tierra.
Col. 3, 12-21
12 Revestíos, pues,
como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad,
humildad, mansedumbre, paciencia,
13 soportándoos unos
a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el
Señor os perdonó, perdonaos también vosotros.
14 Y por encima de
todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección.
15 Y que la paz de
Cristo presida vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados formando un
solo Cuerpo. Y sed agradecidos.
16 La palabra de
Cristo habite en vosotros con toda su riqueza; instruíos y amonestaos con toda
sabiduría, cantad agradecidos, himnos y cánticos inspirados,
17 y todo cuanto
hagáis, de palabra y de boca, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando
gracias por su medio a Dios Padre.
18 Mujeres, sed
sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor.
19 Maridos, amad a
vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.
20 Hijos, obedeced
en todo a vuestros padres, porque esto es grato a Dios en el Señor.
21 Padres, no
exasperéis a vuestros hijos, no sea que se vuelvan apocados.
- Contra los
falsos ídolos que retienen la atención de los hombres, se levanta ahora
Cristo, al que su victoria sobre la muerte le ha colocado por encima de
todos ellos, como el único Señor del mundo.
Esta primacía, repercute
en el plano moral con una ascesis que se desprende de la pertenencia al Señor
(v. 1-4) en contraposición de la ascesis por los “ídolos” (2, 16-23).
(v. 12-15)
- Desde aquí Pablo llama a la santidad de los cristianos (Is.
4, 3; Dt. 7, 6): la vida del Señor en ellos. Esta moral se
manifiesta en las relaciones sociales por la bondad, el
perdón, la caridad. Dos palabras caracterizan estas actitudes:
“la bondad” y “la dulzura”, términos que en el Antiguo Testamento
estaban reservados exclusivamente a Dios (Sal. 24, 6-7; Sal. 40, 11; So. 1; 68,
17, etc.). Con esto nos dice Pablo que los sentimientos del cristiano son los
sentimientos de Dios, así como la obligación del perdón (v.
3), como la muestra del perdón del Señor. He aquí el hombre
bautizado, el “hombre nuevo” (Lc. 17, 4; Ef. 4, 32) que todo lo pone
bajo la luz del amor, la caridad.
- La
paz de Cristo debe gobernar los corazones de los hombres, porque todos
formamos un solo cuerpo en Cristo que es nuestra Cabeza (Jn. 14, 27; Col. 1,
18; Ef. 1, 22s.) y el evangelio es el gran mensaje de la paz al mundo, la paz
de Dios. (Ef. 2, 13-17).
- El cristiano
es un hombre que da gracias a Dios y a los demás
hombres (Ef. 5, 20; Lc. 17, 15s). La primera se efectúa especialmente
alabando a Dios en voz alta (3, 16c)
(v.
16) - Tres palabras que
integran de un modo especial la vida espiritual del hombre nuevo (alusiones a
la liturgia comunitaria en tiempo del Apóstol) 1) La
palabra de Cristo (I Tes. 2, 13; Col. 1, 5; 1, 6) la que predica
Pablo, el Evangelio que llega sobre todo a través del culto
divino; 2) la sabiduría de Cristo que exhorta
y enseña (2, 23; Sant. 3, 17); 3) las cartas espirituales (Ef.
5, 19), los cantos de la asamblea que el Espíritu Santo inspira a los presentes
con su gracia. La comunidad que canta es ya la “Esposa del Cordero” (Ap. 19,
6s).
(v.
17) - La moral cristiana
también se manifiesta en las reuniones litúrgicas y en
la vida familiar (v. 18-20). Y todo “en nombre del Señor
Jesús”. Él es el Señor de la comunidad y de toda la creación (1, 16) y por
medio de Él llega nuestra acción de gracias a Dios Padre: es el
movimiento de la vida del cristiano (por excelencia se realiza éste en la
eucaristía).
(v. 18-21)
- Obligaciones domésticas de los esposos y de los
padres e hijos. Todo “como conviene en el Señor”, es decir, mirando
siempre la voluntad de Dios por encima de toda relación humana (Ef. 5, 21-33).
Posponer a todo el amor, el respeto y la obediencia mutuas, como el que vive en
la presencia de Dios y no quiere contristar en su conducta al Espíritu Santo.
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