JESÚS NACE EN BELÉN
2 Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino.
3 Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad.
4 Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por
ser él de la casa y familia de David,
5 para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.
7 y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el
alojamiento.
8 Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño.
9 Se les presentó el ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor.
10 El ángel les dijo: « No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo:
11 os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor;
12 y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. »
13 Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
14 « Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace. » (Lc. 2, 1-14)
hombre y naciera como un niño cualquiera, fue en medio de la oscuridad de la noche y ni siquiera en una
casa del pueblo de Belén, sino en las afueras, en una gruta de pastores y ganado. Y en un lugar bien
incómodo, para madre e hijo, nació el Mesías esperado y que habían anunciado los Profetas: Jesús, el Hijo
de Dios e Hijo de María: Ella, una pobre doncella de Nazaret, en Galilea…
y de todo lo necesario para un recién nacido… No pudo dar a su niño una cuna, por ello, adecentó, con
José, un pesebre y allí lo recostó… La joven pareja, José y María, no tenían bienes de fortuna, pero tenían
mucho amor y con este, a modo de mantilla, arroparon a su hijo…
Dios: “Y apareció una legión del ejército celestial que alababa a Dios diciendo: “Gloria a Dios en el cielo y
en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”…
velaban al raso sus rebaños… La luz grande del cielo los envolvió en su resplandor y se llenaron de temor…
ansiedad: “¡No temáis!”… Y después, el anuncio con “la señal”: “Un niño envuelto en pañales y recostado
en un pesebre”. Y con esto les bastó para buscar a este Niño, que es el Salvador: “¡Aprisa!”… “¡Llenos de
alegría!”, lo comunicaban a otros como el ángel se lo había contado… Y su feliz hallazgo… ¡Lo mismo
sucedió ante el anuncio de la Resurrección de Jesús!: ¡Primero temor, después prisa por comunicar la
buena nueva y por último la alegría del cielo, que colma nuestras esperanza!…
criatura, que habiendo sido creada sólo por Amor, ahora es salvada y rescatada, con este mismo Amor!…
¡Dios sea bendito y alabado en nuestros pequeños corazones, que al recibir tales dones, se ensancha y
engrandece para acoger al mismo Dios!…
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