en los que sufren sin más remedio,
en aquel del que ya nada espero,
en lo súbito y lo desprevenido,
en el corazón de los desalmados,
en la contradicción grosera y aparente,
en el que dejó su alegría olvidada,
en la luz lejana y vacilante,
en ese que mira su esperanza rota,
en la inmovilidad del susto y la ternura,
en ese instante tocado por la muerte,
en la fe fugitiva y traicionada,
en aquello que sostiene nuestra pobre vida,
en el que nada ni a nadie tiene,
en lo ordinario de los días y las horas…
Así, así es esa manera tuya de nacer.
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