"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
JESÚS PASA POR SAMARÍA
51 Sucedió que como se iban cumpliendo los
días de su asunción, él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén,
52 y envió mensajeros
delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para
prepararle posada;
53 pero no le recibieron
porque tenía intención de ir a Jerusalén.
54 Al verlo sus discípulos
Santiago y Juan, dijeron: « Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del
cielo y los consuma? »
55 Pero volviéndose, les
reprendió;
56 y se fueron a otro
pueblo. (Lc. 9, 51-56)
Jesús se dirige a Jerusalén para sufrir su
Pasión y también para consumar su obra de salvar a los hombres, por su entrega
por amor a ellos.
En el camino es obligado el pasar por
Samaría y Jesús envía por delante a algunos de sus discípulos para prepararle
hospedaje. En la aldea samaritana, viendo que la comitiva se dirige a
Jerusalén, no quieren acogerlos. Es sabida la enemistad entre judíos y
samaritanos.
Los discípulos no quieren aceptar esta
realidad y ven como una osadía y desprecio el no hospedar a Jesús. Y en su
indignación, Santiago y Juan, “los hijos del trueno” y los más atrevidos, le
piden a Jesús que les deje calcinarlos por el fuego, que ellos mismos van a
enviar desde el cielo…
Pero Jesús les reprende. En otro pasaje les
dice: “no sabéis de qué Espíritu sois”. Ellos son discípulos del manso y
humilde de corazón, que nunca opuso el mal a la violencia para combatir estas fuerzas
hostiles. Todavía no habían asumido los discípulos las enseñanzas de Jesús: “si
alguien te hiere en una mejilla, preséntale la otra” y “al que te quite lo
tuyo, no se lo reclames”…
Jesús proclama con su vida que “el mal sólo
se vence con el bien”. Jesús dice que ante la espada que te agrede opongas tu
pecho inerme, envuelto en mansedumbre. Muchas veces, en este gesto
sobrenatural, está la conversión y salvación del agresor, porque Dios lo ha
querido así y en Jesús nos ha dado ejemplo de cuál es la voluntad de Dios…
“Y se marcharon a otra aldea”. Siempre habrá
un lugar y unas personas dispuestas a acoger a Jesús y su Palabra y es a ellos
a quienes hemos de instruir y entregar el Amor de Dios en su Hijo Jesús. ¿Por
qué en unos lugares Jesús es fuente de Vida y en otros no?... Sólo Dios lo
sabe. Pero a nosotros no nos toca escudriñar sus designios, sino acogerlos y
trabajar en su viña para que dé muchos frutos. Nuestra tarea es muy sencilla y
humilde, pero imprescindible para la expansión del Reino de Dios y de su amor en
Jesucristo. ¡La Revelación de Dios está ahí!…
¡Señor, no permitas que cuando llames a la puerta de mi corazón no quiera
recibirte, cómo vengas y cuándo vengas!...
¡Que tampoco te abra con desgana o forzando
mi deseo y mi voluntad!...
¡Que mi escucha y vigilancia sea tan atenta
que reconozca tu voz y me sienta feliz de hospedarte en mi casa!...
¡Que escuche, que esté atento, que
vele!...
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