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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 28 de febrero de 2019

Cuento de valores y educativos. Sobre la bondad. “El otro rey”.

"Ventana abierta"


La bondad es una de las cualidades humanas que mejor reflejan la esencia humana, pues la persona bondadosa es consustancialmente buena, benigna y benévola, y a veces se la relaciona con la amabilidad. Es la inclinación a hacer el bien, e implica afecto hacia el prójimo, condescendencia, comprensión de los demás.
Los mejores seres humanos suelen ser bondadosos, de ahí que iniciar a los niños en las conductas bondadosas desde una temprana edad es uno de las tareas más importantes de la educación para la paz, la educación moral, y la educación en su sentido más general.
El niño aprende a ser bondadoso en primer lugar por el modelo que le ofrece el adulto, y en segundo término por la realización de acciones que lleven implícitos comportamientos bondadosos, así comprende que lo mejor es ayudar, comprender y cooperar, en lugar de agredir, arrebatar o maltratar. Los modelos adultos pueden ser los cercanos, o aquellos que se muestran en los distintos medios de difusión masiva: la televisión, el cine, los vídeos. Más adelante la literatura va a cobrar un papel importante en este desarrollo.
La bondad puede enseñarse de muchas formas distintas y en muchos contenidos diferentes, y el niño puede aprender a ser bondadoso con sus iguales, con los adultos, con los animales, incluso con aquellos a quienes no conoce.
El centro infantil debe ser un lugar en el que las conductas bondadosas tengan una máxima expresión, pues ello contribuye a que los niños se sientan atraídos a repetir esas conductas que observan en todos los que los rodean.

“El otro rey”


Pues cuentan que había una vez un rey que vivía en un castillo muy hermoso, que siempre estaba de mal humor. Un día en que la lluvia caía sin cesar sobre el desolado jardín del inmenso castillo, el rey se encontraba observando a los pájaros asustados escondiéndose debajo de los cobertizos para guarecerse de la lluvia, y aquello le molestó mucho porque seguramente aquellos pajarracos le iban a ensuciar los cobertizos.

Malhumorado como estaba llamó a un criado y le dijo:
- “Vaya inmediatamente a los cobertizos y écheme a todos los pájaros que encuentre allí ¡Ah! Y me trae a uno para darle un escarmiento.”

Temblando, porque sabía el carácter del rey, el criado salió corriendo, y al poco rato una nube de pájaros salió en desbandada del cobertizo. Poco después el criado le traía al rey un cuervo, que de lo mojado que estaba casi ni podía mover las alas.

- “¡Ah, malandrín! exclamó el rey, ¡Daré un escarmiento contigo!” Te voy a cortar las alas para que nunca más puedas volar a mi cobertizo.

- “No importa lo que me hagas” contestó el cuervo, “Mi otro rey me ayudará para que mis alas crezcan de nuevo.”
“¿De qué otro rey hablas, pajarraco? Aquí no hay más que un rey, ¡y ese soy yo!

- “Te equivocas, dijo el pájaro, en lo más profundo del Bosque Umbroso vive el Rey Bondadoso, que reina con cariño y respeto en toda esa comarca.”

- “¿Otro rey? ¡Pues mandaré mis ejércitos a que lo pulvericen! ¡Aquí no hay más rey que yo!

- “Pues si mandas a tu ejército, seguro que lo perderás, porque todo animal del bosque, todo árbol del camino, todas las hadas y los duendes del bosque, harán perder el rumbo a tus soldados, y se perderán para no regresar nunca jamás.

Y el rey, que era hosco y malhumorado, pero no torpe, se dio cuenta de la verdad de lo que decía el cuervo, porque cada vez que algún soldado había ido en son de guerra al bosque, jamás había regresado.
Por eso decidió disfrazarse de labriego, e ir él solo al bosque a buscar al otro rey, porque aunque hosco y malhumorado, tampoco era cobarde. Y cuentan que anduvo días y días, y no encontraba al otro rey, hasta que desfallecido por el hambre y la sed, se desmayó.

¡Y cuál no sería su sorpresa cuando al despertar se encontró en la cabaña que parecía de un leñador, por las enormes hachas que colgaban de las paredes! El rey se atemorizó un poco, pero luego pensó que si nada le había pasado ya, no le iba a suceder ahora.

En eso que entra en la cabaña un leñador enorme, que sonriente, le pregunta:
- “¿Se encuentra bien amigo? Hace dos días que dormía, estaba usted muy cansado, ¿qué hacía por estos parajes tan profundos?”

- Pues busco al rey que dicen que vive por aquí, pero por más que traté no pude encontrarle, hasta que desfallecí.

- “Pues, quédese usted recuperándose, y cuando ya tenga fuerzas, siga buscando a ese rey que dice que vive por aquí.”

Los días pasaron, y el leñador, que era un hombre muy bondadoso, compartió con el rey su comida y su techo, hasta que éste se puso mejor. El rey, muy a su pesar, se sentía muy agradecido de aquel hombre, que sin conocerle le había ayudado tanto. Incluso hasta le propuso que se fuera con él, para que pudiera tener una mejor vida fuera del bosque.

- “¿Fuera del bosque? Aquí tengo lo que cualquiera puede desear: todos los animales y árboles son mis amigos, las personas que vienen y van también, aquí vivo libre y feliz.

El rey pensó que la lógica del leñador no era mala, cuando en eso, que de pronto aparece volando el cuervo del cobertizo, que al ver al rey se pone a gritar: 
- ¡Ese es el rey que me quería cortar las alas! Y dirigiéndose al leñador le grita: ¡Mi rey! ¡hay que castigarlo!

El primer rey se quedó estupefacto. ¡Así que aquel leñador era el otro rey! Y él solo sin su ejército allí.

- “No cuervo” contestó el rey-leñador, “Hacer daño no trae consigo bien. Dejemos que el rey se vaya hacia su castillo, pues la bondad es la mejor de las cualidades del hombre.

Y cuentan que el rey real se sintió tan apenado, y aprendió tan bien su lección, que a partir de ese momento cambió su comportamiento con los súbditos y se volvió un rey bondadoso, tanto, que la gente de la comarca le empezó a querer mucho.
Pero dicen que de vez en cuando, y cuando nadie lo sabía, se iba unos días al bosque a conversar con el otro rey, que sin castillo y sin ejército, y tan sólo por su bondad, reinaba en todo aquel lugar.

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