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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

miércoles, 14 de noviembre de 2018

VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE 1. 14 - Noviembre - 2018

"Ventana abierta"


Rincón para orar


Sor Matilde


VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE 1


20 Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió: « El Reino de Dios viene sin dejarse sentir.
21 Y no dirán: "Vedlo aquí o allá", porque el Reino de Dios ya está entre vosotros. »
22 Dijo a sus discípulos: « Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis.
23 Y os dirán: "Vedlo aquí, vedlo allá." No vayáis, ni corráis detrás.
24 Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día.
25 Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación. (Lc. 17, 20-25)
El Hijo del Hombre, es decir, el reino de Dios, ha venido en Jesús cuando apareció en nuestra tierra; está también ahora entre nosotros, a nuestro lado, en el devenir de la vida; y vendrá en el Día suyo con toda su gloria; pero para algunos será como el resplandor de un relámpago… Son las tres venidas de Dios al hombre de las que hablaron ya los santos en sus escritos. Y las tres tienen en común que vendrá calladamente, sin ningún aparato ni boato terreno, en silencio…
Las cosas importantes de Dios se realizan siempre en el silencio y allí es donde hay que buscarlas: el nacimiento de Jesús en Belén fue en la noche y en el silencio de un pueblito de Judea; pero no menos calladamente, entra Jesús en nuestro corazón en sus múltiples presencias: en una llamada a convertirnos a Él o a seguirlo, o con una palabra que nos cambia la vida y lo primero en la Eucaristía que al comerlo lo hace para que entremos en contacto con Él por la fe. El pan no sabe, no huele, no habla y sin embargo, es “Dios con nosotros”…
Quizás, en nuestra tentación de querer ver a Dios, nos gustaría oír: “¡Está aquí!”, o “¡está allí!”. Pero estas voces son del enemigo que quiere apartarnos de Dios, para que no lo busquemos en donde mora, sino en lo que brilla y no da luz…
La presencia de Jesús, en su vida, fue ignorada por muchos y más cuando advirtió a los que lo seguían que “tenía que sufrir mucho y ser rechazado por la gente”. Entonces, lo dejaron casi todos, sólo quedó un grupito que creyeron en la Palabra de Jesús y aceptaron que su venida no iba a ser, ni fue, ni será como imaginaron. Eran gente sencilla que creyeron más a Jesús que a sus expectativas. Y éstos solos fueron y serán capaces de ver al Hijo del Hombre en su esplendor y gloria.
¡Queremos creer, Señor, conviértenos!...

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