"Ventana abierta"
Rincón para orar
SOR MATILDE
JESÚS LLORÓ SOBRE JERUSALEM
41 Al acercarse y ver la ciudad, lloró por
ella,
42 diciendo: « ¡Si también tú
conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus
ojos.
43 Porque vendrán días
sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te
apretarán por todas partes,
44 y te estrellarán contra
el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra
sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita. » (Lc. 19, 41-44)
Honda pena sintió Jesús ante Jerusalén, la
ciudad Santa que se hizo Dios. Pero sus habitantes no se la merecían por sus
malas obras y porque por tanto, “no reconoció el momento en que Dios vino a
salvarla”. Y dice el evangelista que Jesús lloró al verla y oró para que al
menos en ese día buscara al que le traía la paz… Pero bien sabía Jesús que
estaba oculto a sus ojos y no podían reconocerlo. Él, el Príncipe de la Paz,
traía este gran Don del cielo y el pueblo y todo Jerusalén le llevaría un día a
la cruz, hasta matarlo…
Todo estaba patente ante Jesús, el Hijo de
Dios, y dijo que la ciudad quedaría hecha un montón de escombros, que sería la
tumba de todos sus habitantes… Esta profecía sabemos que se cumplió en el año
70 después de Cristo, por los ejércitos del emperador Tito.
¿Cómo no había de conmoverse el corazón de
Jesús ante la dureza de sus habitantes y esto después de haberle visto hacer
tantos milagros en su favor?
Pero el llanto de Jesús quiere también hoy
tocar nuestro corazón para que escuchemos su Palabra. Este Evangelio es Palabra
de Dios también para nosotros y es una llamada fuerte a la conversión al Amor.
¡Si al menos conociéramos que hoy es el momento de su venida…!
Jesús un día pasó por Samaria y habló con
una mujer de esta región y le dijo: “¡si conocieras el don de Dios y quién te
dice: dame de beber, tú le pedirías a Él y Él te daría agua viva”. Ella creyó a
Jesús y también todo su pueblo con ella; y le rogaban que se quedara con ellos…
Está claro que los pecadores nos llevan la
delantera en el Reino de Dios. A un extraño lo escucharon los samaritanos y a
Jesús, unos de su tierra, lo persiguieron hasta acabar con Él.
Estas cosas sucedieron para que creamos que
Jesús es el Hijo de Dios, que hoy y cada día nos trae la salvación, acojámosle
en nuestra vida y en nuestro corazón.
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