"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
POBRES, LOS PREFERIDOS
12 Dijo también al que le había invitado: «
Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni
a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez,
y tengas ya tu recompensa.
13 Cuando des un banquete, llama a
los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos;
14 y serás dichoso, porque
no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los
justos. » (Lc. 14, 12-14)
Dar a quién te corresponde es muy
satisfactorio y produce alegría. Pero Cristo nos descubre otra clase de alegría
que nosotros no nos podemos proporcionar unos a otros. Y consiste en dar a los
que no pueden pagarte. A lo más, un ¡gracias!, o una mirada que quiere expresar
gratitud.
Pero Jesús nos dice que “hay mayor dicha en
dar que en recibir”, y aunque afirma que “recibirás tu recompensa cuando
resuciten los justos”, creo que hay un gozo ya aquí en la tierra, que descubren
sólo los que están marcados con el sello de la imagen de Dios. ¿Dios, no hizo
todas las cosas sin esperar nada a cambio? Las creó y se gozó en su obra. Y
cuando las quiso recrear, ¿no envío a su Hijo único, sabiendo que en pago de su
amor sólo le devolveríamos ingratitud?…
Pero los que quieren agradar a Dios buscan
parecerse a su Padre Celestial: dar y gozar dando y no esperar paga… Ahí está
el centro del gozo del entregarse gratuitamente: “Sed perfectos como vuestro
Padre Celestial es perfecto“…
“Siempre seremos ricos para ser generosos”. Nuestro ser le podemos dar entero.
Algo que no es esencialmente nuestro, sino prestado por Dios, no debe costar el
devolvérselo a su Dueño… Además, siempre a mi lado se sienta alguien que es más
pobre que yo y yo, como hace Dios con nosotros, puedo colmar su indigencia,
aliviar su necesidad y verle alegrarse “con el vellón de mis ovejas”…
“Dad y se os dará”, es una promesa verdadera
de Jesús que lleva en sí mucha alegría…
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