La viuda de Sarepta
Todos habían visto su gesto sin importancia alguna sise comparaba con las magníficas ofrendas de la otra gente afortunada y piadosa, pero ninguno le había dado la menor importancia, sólo Tú, Señor, percibiste su grandeza e invitaste a tus discípulos, a mirar a la pobre viuda con la mirada de Dios.
Enséñanos también a nosotros a mirar con esa mirada, que más allá de las apariencias sepamos siempre mirar al hermano con la mirada que le miraste Tú.
Que no nos dejemos dejar llevar nunca por los prejuicios, que en tantos momentos nos conducen a excluir al hermano que tenemos a nuestro lado, a mirarle con indiferencia, a evitarle si por alguna causa cuestiona nuestro bienestar.
Ayúdanos siempre, Señor, a mirar con la mirada de misericordia con que nos miras Tú".
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