"Ventana abierta"
Las 10 claves para que el tiempo con sus hijos sea de
calidad Foto:
Pixabay
Al empezar un nuevo año evaluamos lo que
hicimos o dejamos de hacer en el año que termina y revisamos aquellas cosas que
queremos cambiar o lograr en el que comienza. Nos proponemos ser cada vez
mejores padres, dedicarles más tiempo a nuestros hijos y fortalecer los lazos
que nos unen con ellos. Pero no resulta fácil cumplirlo con las múltiples
presiones y responsabilidades que tenemos. Entonces, aunque nuestro compromiso
sea honesto y positivo, es posible que nos enfrentemos, de nuevo, al “no tuve
tiempo para hacerlo”.
Es nuestra misión como padres establecer una
relación constructiva con nuestros hijos. Para lograrla necesitamos conectarnos
con ellos desde sus sentimientos, es decir, sintonizarnos con lo que sienten en
cada momento de su vida. Cuando lo logramos, se sienten acogidos, comprendidos
y valorados. Crecen en la seguridad de que tienen un lugar relevante en nuestra
vida y que son importantes en la familia. Podemos lograr esta conexión y
fortalecer la relación con nuestros hijos en las actividades y rutinas de todos
los días.
Recomendamos: Cinco cosas que sus hijos
siempre recordarán de usted.
Contamos con tres claves para lograr esta
conexión:
Observar: No es sólo mirar, es darnos
cuenta de lo que ellos hacen y lo que nos están diciendo a través de su
comportamiento. Leer los sentimientos que están presentes en cada momento para
ayudarles a reconocerlos, a manejarlos y a desarrollar autocontrol emocional.
Aceptemos y enseñémosles que todas las emociones son válidas, que no hay ni
buenas ni malas, sino agradables y desagradables.
Escuchar: Estar atentos a comprender lo
que nuestros hijos nos están diciendo con sus palabras, su cuerpo, sus
expresiones y su estado de ánimo. Esto requiere que les prestemos toda nuestra
atención, dejemos de pensar o de hacer otras cosas y los miremos a los ojos.
Escucharlos no necesariamente implica darles consejos o decirles lo que deben
hacer. Muchas veces solo quieren que entendamos cómo se sienten, y oírlos abre
la puerta a la comunicación con ellos. Así podremos saber lo que están
viviendo, sin corregir, dirigir o juzgar.
Compartir: Es importante que realicemos en
equipo actividades con ellos. Por ejemplo, las rutinas de la casa, sus
actividades escolares y espacios de juego. También, que estemos presentes en
los momentos, pequeños y grandes, de su vida. Cuando compartimos, creamos
sentido de pertenencia y les enseñamos la importancia de dar y recibir afecto.
Son las experiencias las que crean memorias profundas que van a estar presentes
por el resto de su vida. No es posible reemplazar la necesidad de tiempo
compartido con los padres con otras actividades o con compensaciones
materiales.
Sugerimos: Siete claves para tener
hijos exitosos.
¿Cómo lograrlo?
No es difícil encontrar momentos y espacios
para poder compartir con nuestros hijos y para conectarnos emocionalmente con
ellos. Estas son algunas opciones:
Aprovechar las mañanas: Dedicarles unos
pocos minutos al despertar, para decirles algunas palabras amorosas antes de
iniciar la carrera del día.
Hacer sus propios cuentos: Narrarles
historias de eventos de su vida cuando eran más pequeños, contándoles recuerdos
y experiencias divertidas de los años vividos. Podemos hacerlo mirando fotos. A
los hijos les encanta conocer detalles de su propia historia: cómo nacieron,
cómo aprendieron a caminar y correr, cómo ayudaban; lo valientes, amables y
amorosos que han sido desde pequeños.
Compartir historias con ellos: Contarles
anécdotas de la familia, los tíos y los abuelos. Además de divertirse, conocen
de dónde vienen, cómo eran sus padres de pequeños y cómo era el mundo hace
algunos años.
Volverlos un personaje: Inventarles
historias cuyos personajes sean como ellos, resaltando sus características al
enfrentar diferentes situaciones y mostrando lo orgullosos que se sienten sus
padres. Los niños, además de disfrutar de estos cuentos, desarrollan la
fantasía, la creatividad y la posibilidad de encontrar nuevas opciones a las
situaciones de la vida.
Salir de la casa: Jugar con ellos en
espacios al aire libre, teniendo en cuenta los gustos de cada uno y sus habilidades
físicas. Podemos montar en bicicleta, patinar, correr, jugar fútbol, practicar
algún deporte, caminar con el perro o subir a la montaña.
Jugar dominó: A los hijos les gustan los
juegos de mesa. Hay muchísimos y para todas las edades. Es una manera agradable
de pasar un rato en familia y enseñarles que no siempre se gana.
Estar en familia: Realizar rituales de
unión familiar como comer juntos, ver una película los sábados, organizar
celebraciones especiales. Estas actividades que se realizan con frecuencia, nos
dan sentido de pertenencia, construyen identidad y generan seguridad. Son
memorias que construyen un lazo fuerte de unión familiar y quedan grabadas en
el cerebro. Está demostrado que los niños que han vivido estos momentos de
unión familiar desarrollan una fortaleza, un coraje especial y la capacidad de
resiliencia que les ayudará en los momentos difíciles y de estrés cuando son
adultos.
Resolverles
sus dudas: Aprovechar las preguntas como oportunidades para descubrir
juntos el mundo, incentivar la curiosidad y el deseo de conocer, no dándoles la
respuesta a todo lo que ellos quieran saber. Cuando les decimos “no sé”, les
mostramos que nosotros no lo sabemos todo ni somos perfectos.
Reírse: Incentivar el buen humor y la
risa, contar historias chistosas, ver películas o leer libros divertidos nos
permite reírnos en familia. La risa no sólo baja la tensión en muchos momentos,
sino también ayuda a subir el estado de ánimo. Además, nos enseña a reírnos,
sin burla, de lo que nos sucede y de nosotros mismos, y a ser tolerantes con
ellos mismos y con los demás.
Quedarse a veces en casa: Cocinar juntos y
disfrutar de estar en la casa. Hoy los niños tienen muchas actividades y poco
tiempo para disfrutar del ambiente familiar, apreciar la compañía de sus padres
y hermanos. Es importante promover estos momentos que nos enseñan a valorar
quiénes somos y a agradecer por la familia y la vida que tenemos.
Ser padres es un reto permanente a la
creatividad, la imaginación y la fantasía. Conectémonos con nuestro niño
interior y disfrutemos plenamente de los espacios que compartimos con nuestros
hijos.
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