SER HOMBRE O MUJER

"Ventana abierta"

 SER HOMBRE O MUJER

Para ser cristiano primero hay que ser hombre o mujer. De manera que un cristiano que no ha llegado a la madurez psicológica correspondiente a su edad no puede pretender llevar el mensaje de Cristo a los demás, porque ese mensaje se manifiesta principalmente con la vida y no con palabras.

Cristo en primer lugar fue hombre, y un cristiano que quiera imitarle o ser otro Cristo, debe aspirar antes que nada a desarrollarse, madurar y alcanzar un equilibrio de su edad física mental y espiritual.

Porque si no, a veces los cristianos podemos dar una imagen bastante patética y hacer que los demás huyan de Cristo por causa de aquellos que dicen seguirle. 

Y es verdad que como seres humanos llenos de traumas, heridas afectivas, condicionamientos no buscados , la madurez no es tarea fácil. Pero al menos debemos poner todos los medios para lograr un equilibrio tal que nos ayude a aceptarnos, a amarnos y desde luego utilizar lo que la psicología como ciencia nos brinda.

Y todos necesitamos ayuda psicológica en más o menos medida y no podemos excusarnos alegando que los psicólogos que hemos encontrado no eran adecuados. 

Debemos buscar hasta encontrar. Leer, asesorarnos como lo hacemos en otros aspectos de nuestra vida.

Sin embargo en vez de hacer esto en muchos ambientes cristianos se critica la psicología e incluso se llega a decir que no es una ciencia.

De nada sirve hacer muchas cosas dentro de la Iglesia, dar catequesis, acudir a reuniones, retiros, labores humanitarias si no se ES PERSONA, y no sólo no sirve sino que puede hacer mucho daño. 

Por ejemplo hace tiempo en un programa de televisión le preguntaban a una cristiana casada y con hijos y que pertenecía a una organización eclesial: ¿tú por qué eres fiel a tu marido?

Y contestó, yo por Cristo, porque si no fuera por Él yo a este (este era su marido) no le aguantaba. Y se quedó tan satisfecha de haber enviado su mensaje ‘cristiano’ por la tele.

Tal vez esta mujer necesitara aprender en primer lugar a amarse a sí misma y amar a su marido, y luego dedicarse a presumir de su familia ‘feliz y cristiana’.

Los cristianos no podemos presumir de nada, somos pobres hombres y mujeres como los demás, lo importante es que de verdad seamos hombres y mujeres.