Y quiero empezar hablando de algo que normalmente no se dice, me refiero a la Virgen María como Criatura de Dios. Y digo que no se dice normalmente -nos explica el P. Santiago Martín- porque para muchos, este aspecto de Dios Creador, de Dios Señor, es algo pasado de moda, es algo que incluso algunos empiezan a dudar hasta dentro de la Iglesia; y tiene tal fuerza el concepto de Dios Padre que es la plenitud de la Revelación mostrada por Jesucristo, que para algunos esa palabra “Padre”, hace olvidar todo lo demás; es como si diciéndole a Dios “Padre”, ya no hubiera nada más que decirle. Me parece algo equivocado, y creo además-continúa comentando el P. S.M- que es una antigua herejía que se está poniendo de moda otra vez, la herejía de considerar el Antiguo Testamento despreciable, como si no tuviera nada que enseñarnos, como si solamente fuera importante el Nuevo Testamento; es una tontería, porque es como querer empezar una casa por los últimos pisos del edificio; la casa necesita una buena base, unos buenos cimientos y los primeros pisos, para después coronar magníficamente la obra.
Cristo vino a completar la Revelación, no a empezarla, y desde luego no a destruirla. Por eso, fijándome en María, lo primero que tengo que decir de Ella, es que es una Criatura de Dios, una Criatura del Creador.
¡Fíjense! La palabra hijo aplicada al hombre, aplicada también a María, es una palabra que podemos dar sólo en cuanto se es hijo en el Hijo; sólo Jesús era auténtico Hijo, nosotros somos hijos adoptivos, y lo somos en cuanto nos bautizaron, sin embargo todos somos criaturas de Dios: también el budista es criatura de Dios, también el ateo.
Y en cuanto a criatura, somos seres amados por Dios, no quizá de la misma manera o quizá con un matiz distinto que el Hijo, pero somos amados por Dios.
¡Criatura de Dios!
Y que no puedo entender todos los planes de Dios que me ha creado, seguramente algunos problemas se nos resolverían.
Ella fue educada en la obediencia, mientras que nosotros
- quizá porque se ha insistido exclusivamente en el contexto de Dios Padre- hemos sido educados en una especie de confianza, que es buena, pero que muchas veces se presta al abuso. Tengo la impresión- sigue explicando el P.S.M- de que hoy para muchos, ya Dios no es Padre, sino que es “Abuelete”, y por lo tanto tienen tanta confianza, que se le han subido a las barbas. A Dios muchos no le respetan, le toman el pelo, dicen o piensan:
“ ¡Es tan bueno…!” ¡No pasa nada…!” “¡Voy a gastarle una broma y voy a hacer lo que yo quiera!”...
María nos enseña como Criatura a respetar a Dios, es Alguien a quien hay que obedecer.
Por eso, ante la verdadera Virgen del Cielo, la Virgen Blanca –esto es sin mancha- o ante las imágenes de la Virgen que tenemos más cerca, puesto que es una misma Virgen, con distintos piropos que los cristianos queremos dedicarle. Como son: Virgen de los Dolores, Inmaculado Corazón de María, Esperanza y Caridad, Hiniesta..., le pidamos:
¡Dame fuerza para quererme a mí mismo, para no tener un permanente complejo, que al final lo pago yo y lo pagan los demás!
Vuestra hermana en el Señor: Mª Ángeles (Angelita).
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