Padre Santiago Martín
Introducción al Tercer Milenio de la Mano de María. 1999.
María en el Tercer Milenio
¡ Hola, amigos! Me es muy grato encontrarnos aquí unidos mediante nuestra “Ventana abierta, de Seguir la Senda”. Esperamos que estos artículos recopilados del P. Santiago Martín, nos lleve a un mayor conocimiento de la vida de la Virgen María y sus distintas advocaciones.
Esta es la introducción a una serie de capítulos que iremos desglosando D.M.
Caminamos en el Tercer Milenio de la mano de la Virgen María
Introducción:
La humanidad cruzó una fecha que se considera verdaderamente simbólica: La entrada en el Tercer Milenio de la Era cristiana.
La realidad es que para todos nosotros, para la humanidad entera, hemos cruzado algo que nos introduce en una realidad que quisiéramos todos diferente, sobre todo porque fuera más pacífica y más justa.
Pero, ¿qué tiene que ver el Segundo, el Tercer Milenio?
¿Qué significa?
Y aquí nos instruye el Padre Santiago Martín:
Lo primero que significa es que estamos recordando a Jesucristo,¡esto no podemos olvidarlo!
Es Jesucristo, la Persona de Jesús de Nazaret la que marca el inicio de una etapa diferente en la historia de la humanidad; de tal forma, que el tiempo empieza a contarse precisamente desde su nacimiento.
No es que en la historia de los hombres no haya habido personajes extraordinarios, influyentes, decisivos, incluso tanto en la Política, como en el Arte o como en la Ciencia, pero ninguno como Jesucristo.
Jesucristo indica y empieza un antes y un después en la historia de los hombres.
Por lo tanto, esto para creyentes y para no creyentes, es necesario recordarlo, no sea que entre tanta física como se hizo en torno al año 2.000, nos olvidemos de que el origen está precisamente en Jesús
-que no nos roben el Tercer Milenio lo mismo que muchas veces nos roban la Navidad, que hacen de ella la fiesta del consumismo-.
Y junto a Jesús siempre ha estado una Mujer.
Realmente si no fuera por esa presencia de esa Mujer, quizá habría resultado la balanza excesivamente inclinada hacia la parte masculina debido a que Jesús era un Hombre.
Esa Mujer, me estoy refiriendo, naturalmente a la Virgen María.
En otras religiones, por ejemplo las religiones egipcias, también había la figura femenina junto a la figura masculina del dios y de los dioses. Normalmente la figura femenina era la esposa o en algún caso era la hija, hay que pensar en los dioses griegos, en los romanos, en los dioses egipcios -como digo- por ejemplo con Isis y Osiris.
En cambio en el caso del cristianismo, la figura femenina es la figura de la Madre.
No estamos hablando de la mujer de Jesús, no estamos hablando de la hija de Jesús, sino de la Madre de Jesús, María, la Virgen María.
Es la figura femenina que estando por debajo de Cristo -porque Cristo es Dios y Ella es una Mujer- sin embargo ocupa un puesto fundamental. Se puede decir que desde hace 2.000 años hasta nuestros días, no ha habido una Mujer -y por lo tanto sumando la historia de la humanidad, también hay que decirlo- tan amada, tan venerada, tan elogiada, tan seguida, tan imitada como Ella.
María es la Mujer más conocida, más querida, más verdaderamente, apasionadamente amada de toda la historia de la humanidad; y eso curiosamente que apenas se sabe casi nada de lo que hizo, sin embargo su figura tiene tal atractivo, que no han dejado de ocurrir una y otra vez, o bien apariciones de Ella que se acerca a los hombres que sufren, o bien invocaciones de los hombres hacia Ella a la que consideran como Madre.
Por eso, en este Tercer Milenio de la Era cristiana, tendríamos que hacerlo de la mano de Aquella con la cual empezó todo, de la mano de la Virgen María.
Así pues, me propongo, con el permiso de ustedes, a meditar y a hablar de la Virgen, en ésta nuestra "Ventana abierta", con una larga serie de escritos que los iré enumerando conforme vaya editándolos en este blog, elaborados por el Padre Santiago Martín.
Dirá alguno, ¡pero bueno, ¿da para tanto el personaje?!
¡Da para muchísimo más!, y si no, que se lo pregunten a los que acuden a la húmeda y hermosísima cueva de la Santina de Covadonga, o a la marisma del Guadalquivir en el Rocío, o a la belleza que es el Pilar junto al Ebro, o en fin a cualquiera de los miles y miles de santuarios donde la veneramos en nuestro país y en todo el mundo.
¡María tiene tantas facetas...!
La podemos contemplar como Hija.
La podemos contemplar como Madre.
La podemos contemplar como viuda.
La podemos contemplar como Aquella que pierde al Hijo.
Y concluye el P. Santiago Martín:
Nos encomendamos a Ella.
Con Ella estamos seguros.
Ella es nuestra Madre, por eso la queremos tanto.
Pidámosle a la Santísima Virgen María, a nuestra Señora de los Dolores de mi Hermandad en Torreblanca, a todas las distintas advocaciones de la Virgen que en tantas ciudades y en tantos pueblos se venera, pidámosle por la paz del mundo que en estos tiempos está tan amenazado.
Nuestra Señora de los Dolores de nuestra Hermandad, en la Parroquia de San Antonio de Padua.
Nuestra Señora del Inmaculado Corazón de María.
y Nuestra Señora de Esperanza y Caridad.
Las tres Reinas de Torreblanca.
Ruega por nosotros.
Nuestra Señora de la Hiniesta, en la Parroquia de San Julián, en mi antiguo barrio donde me bauticé, me confirmé e hice mi Primera Comunión.
Ruega por nosotros.
Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de las Américas.
Ruega por nosotros.
Santo Tomás Moro, Patrono de los Políticos.
Ruega por nosotros.
San José, Patrono de Canadá.
María Inmaculada, Patrona de los Estados Unidos.
Ruega por nosotros.
Todas las advocaciones de nuestra Madre, la Virgen María, reunidas en una sola.
Madre María, Ruega por nosotros, que recurrimos a Vos.
¡Jesucristo, Rey de Reyes.
Te adoramos.
Venga a nosotros tu Paz!
¡Adios amigos!
Hasta el próximo artículo D.M., de esta serie que comenzamos, de la mano de la Virgen María.
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