"Ventana abierta"
Tres actitudes de oro
Hoy 1 de Enero de 2.012, sentimos como con más necesidad de unas bendiciones que nos permitan enfocar el Año Nuevo con optimismo, con ilusión, con alegría; poder conseguir unas actitudes vitales que nos permitan realmente vivir nuestra vida, haciéndola crecer y haciéndola cada vez más grande en cuanto a personas humanas, y también los creyentes en cuanto cristianos.
Hoy nos presenta el sacerdote dominico Fco. J. Rodríguez Fassio, tres actitudes expresadas en tres frases, que cree que son fundamentales, para no solamente 2.012, sino para toda nuestra existencia.
Se puede resumir en estas tres frases:
* Por lo que fue, ¡gracias!
* Por lo que es, ¡amén!
* Por lo que será, ¡aleluya!
Por lo que fue, ¡gracias!
Creo que a veces lo pasamos peor en la vida -continúa explicando Rodríguez Fassio- porque no somos conscientes de todo lo bueno que tenemos, de lo que hemos disfrutado y constituye como el cimiento, fundamento, el humus en el cual nuestro hoy y nuestro mañana puede crecer: la vida, las personas que nos han querido, los dones de naturaleza, la fe para los creyentes... Todo eso ¡supone tantas cosas...!, que a pesar de las dificultades, eso precisamente nos enraiza y a la vez nos da la savia, la energía, los nutrientes para vivir este año y todos los que vengan con mayor ilusión y fuerza.
No se trata de decir que todo nuestro pasado fue bueno; ha habido momentos duros, trágicos, incluso de fallos graves. Pero tenemos que verlo sobre todo en los resultados que han tenido para nosotros.
La Iglesia nos enseña, con el caso de los pecadores arrepentidos, pensemos en: San Pablo, San Agustín, Santa María Magdalena..., que el pasado no significa que escriba el futuro, sino que puede ser la mejor rampa de lanzamiento para un presente mejor y un futuro todavía mejor si sabemos vivirlo y aprovechar sus enseñanzas, incluso de lo negativo para no quedarnos ahí, arrepentirnos y empezar una nueva etapa.
Para lo que es, ¡amén!
¡Amén!, significa "¡así sea!".
Puede parecer que es algo de sometimiento, todo lo contrario, es encararse con la realidad, es situarse con los pies en la tierra, es precisamente decir:
"Esto es lo que tengo y con esto tengo que luchar".
Es evitar los evasionismos, es precisamente poder encontrar soluciones porque nos encontramos con los problemas, y además encontramos que no estamos solos, por mucha gente que nos rodea, y tampoco estamos solos por Dios.
¡Amén!, puedo asumir mi realidad, no tengo que vivirla como un desgraciado, como un dejado al borde del camino.
¡Aleluya!
Por lo que será, ¡aleluya!
¡Aleluya!, es un canto de resurrección. Significa que por muy negras que sean las nubes en el horizonte, por muy grandes que sean los problemas que tengamos, por muchas tragedias de agobio en nuestro corazón, éstas nunca tienen la última palabra.
¡Aleluya!, ni estamos solos ni nuestro futuro se cierra con la muerte, ni vamos a caer en un pozo profundo ni cuando estemos en las peores circunstancias vamos a carecer de la posibilidad de ser dignos, la posibilidad de ser valiente, de ser humano y de superarlo, como nos muestran incluso las víctimas en los campos de concentración.
Hay en nosotros como un núcleo de dignidad, de autenticidad, de posibilidades que es más fuerte que cualquier muerte y que quiere desarrollarse.
* Por lo que fue, ¡gracias!
Actitud de gratuidad.
* Por lo que es, ¡amén!
Actitud de realismo comprometido.
* Por lo que será, ¡aleluya!
Actitud de esperanza optimista.
Todo esto para decirnos a nosotros mismos, pero también para decirlo a las personas que están a nuestro alrededor, y también para decírselo agradecidos a Dios.
¡Aleluya!
¡Gracias! ¡Amén! ¡Aleluya!
Decía San Agustín en un libro muy famoso suyo sobre la música, que la vida humana, la historia humana en general, es parecida a una música, hay notas altas, notas bajas, notas que parecen disonantes, pero que unas con otras, y en el conjunto de la melodía, cobran sentido.
Nosotros podemos asumir esas notas disonantes, esas notas desafinadas, distorsionadas de nuestro pasado, de nuestro presente o nuestros miedos del futuro en esa melodía donde hay también una música, una armonía, una belleza.
No nos quedemos simplemente en una nota sola, ni solamente en las notas bajas, como tampoco en las notas altas, veamos si nuestra melodía es expresión de nuestra vida, agradable para los demás y armoniosa para Dios.
¡Feliz Año Nuevo, amigos/as!
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