Queridos amigos, si nos retrotraemos en el tiempo, podemos recordar las ofrendas de los Magos a Jesús: oro, incienso y mirra, y éstas nos revelan con claridad meridiana la personalidad de Aquel.
Aquellos sabios, aquellos escrutadores de las estrellas, le entregan su monedita.
En los pueblos antiguos daban un tributo a la muerte, había que entregar la moneda a cada muerto para que pudiesen, teóricamente, pagar un tributo al que tenía que pasarle los abismos en los ámbitos procelosos -llenos de borrascas o tormentas- de aquellos mares, para la vida eterna.
Aquella moneda de oro es el reconocimiento del tributo al Gran Rey, Jesús.
El oro hace referencia al poder, a la realeza.
"¡Él tiene todo poder. A Él toda gloria!".
El incienso hace referencia a la Divinidad.
Él es el Sacerdote de Dios, el que se va a entregar en oblación, como se quema el incienso, como olor agradable a Dios.
Él es la presencia de la Divinidad en la realidad de nuestra carne.
Entregar mirra, es el elemento propio de las sepulturas, que habla de la humanidad como tal, de reconocerle como Redentor del hombre. Él ha asumido nuestra humanidad.
"¡Cómo un Niño puede contener tanta fuerza!".
Y por eso los Magos, caen de rodillas y lo adoran.
Decir Pascuas en castellano, añadiendo esa 's' a la palabra Pascua, se entiende todo un sentido teológico, porque Dios ha pasado en medio de su pueblo, llevándonos a nosotros, trasladándonos de las tinieblas a la luz; eso es el misterio pascual. Y ese misterio pascual se realiza en cada uno de nosotros y en todos los hombres de buena voluntad, que quieren acoger a Cristo como Rey y como Señor.
Pero es que este Rey no gusta de palacios ni oropeles, sin embargo, los potentes de la tierra están llamados a postrarse ante Él.
"Se postrarán ante Él todos los reyes. A Él le pagarán tributo".
Porque en definitiva este es un Rey que gobierna con cetro de hierro. Un Reino que no acabará jamás. Un Reino de Paz.
La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentra en el Cielo.
"El comienzo de los cuarenta días de penitencia, se caracteriza por el gesto de la imposición de la ceniza que tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios.
Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado estamos llamados a asumir en el itinerario cuaresmal, captando el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual.
Ojalá no quede sólo en recibir la ceniza, sino que desde el principio, la mirada esté puesta en vivir la Pascua y participar de la Vigilia pascual".
El Señor nos introduce en el misterio de la Pascua, y la Pascua temporal de este año, será el 8 de Abril; y nos habla de una Pascua eterna, porque Él ha asumido la realidad de nuestra carne, es reconocible en la carne, para que esta carne concebida en pecado, esta carne pecadora, alcance la redención.
Nosotros, simples mortales, hemos sido convertidos en un pueblo de sacerdotes, profetas y reyes, y reconocemos que sólo a Él hay que pagarle tributo.
Nosotros nos encontramos ante la gran pista, la Palabra de Dios, la que es guía para nosotros.
* Su Palabra proclamada en la Iglesia.
* Custodiada en la Iglesia.
* Celebrada en la Iglesia.
* Predicada en la Iglesia y por la Iglesia, para el mundo.
¡La Palabra de Dios es Luz que guía a los hombres!
Oración por todas las Hermandades, para que encuentren en Ti su verdadero Guía:
* Por aquellos que no creen en el amor.
* Por aquellos que se olvidan de tu Madre.
* Por aquellos que llorando ven tu pasar silencioso sobre su corazón.
* Por aquellos a los que se les ilumina el alma con la candelería de un paso de palio.
* Por aquellos que en el anonimato, hacen que Tú salgas a bendecir el barrio de Torreblanca.
*Por Torreblanca, Señor, que tiembla y llora, que se estremece y acongoja en tu agonía; y ríe y se alegra en tu Resurrección temprana.
* Por Torreblanca, Señor, que se abre como la flor al contacto del sol mañanero, para que en su corazón inmenso guarde el tesoro de su fe cofrade.
* Por Torreblanca, Señor, que está dispuesta a pasearte en la tarde del Sábado de Pasión, esperando que el martillo dé la primera llamada, con el fervor instalado en su corazón.
En esta Cuaresma, de este año precioso, vamos a aprovechar en la profundización de la fe, reflexionaremos sobre ella y después cuando nos haya penetrado hasta lo más profundo de nuestro ser y la hayamos puesto en práctica, entonces estaremos preparados para difundirla a nuestros hermanos.
El Señor nos ha dado en la Virgen María el modelo de quien escucha su Palabra y la pone en práctica.
Queremos pedir en este tiempo de Cuaresma que nos abra el corazón al gozo de la escucha y que por medio de su Santo Espíritu, haga que se cumpla ya en nosotros su Palabra de salvación.