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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

viernes, 4 de febrero de 2011

El burrito inteligente.

 Carmen María Rondón Misle, escritora venezolana.
Cuento sobre el valor de superarse.


Había una vez en una aldea muy lejana un burrito que soñaba con estudiar pero nadie le hacía caso. Sólo se burlaban de él cuando decía que quería ir a la escuela a aprender.
Tomás lloraba triste. Lo hacían trabajar sin descanso, arriando carretas, cargando pajas y labrando la tierra. Lo mantenían ocupado para que no pensara más tonterías. Tomás no entendía el por qué de tanta injusticia, por qué no le daban una oportunidad de demostrar que era inteligente.
Que tenía el mismo derecho que todos a de estudiar, pero su fama de tonto lo seguía a todos lados, así que decidió marcharse de allí. Tomás se alejó hasta no ver más su aldea, caminaba muy triste ya que ni sus padres lo apoyaban. Llegó al claro de un bosque y escuchó a uno chicos riendo jugaban de lo más alegres.
Tomás se acercó y los miró con asombro, ellos se dieron cuenta y lo saludaron cordialmente.
-Hola amiguito ¿Cómo estás? ¿Qué haces por acá?-preguntó Carlitos el osito.
-Yo estoy bien, un poco sorprendido de verlos acá ¿no deberías estar en la escuela?
-¿Quién eres nuestra madre ja ja? –rieron burlones.
- No pero yo daría cualquier cosa por estudiar y aprender y ustedes que si la tienen ¿la desaprovechan?
- ¿Tu estudiar? -se rió burlándose Luisito el tigrecito
- Pues si yo - dijo molesto.- estoy seguro que se arrepentirán algún día. Adiós.
Sintió rabia, pero mientras más se burlaban, más fuerza le daba para seguir adelante. No descansaría hasta encontrar a un profesor que de verdad lo aceptara en su clase y le diera una oportunidad.
Siguió caminando hasta casi anochecer. Llegó a una casita, tocó a la puerta y la señora tigresa atendió.
-Hola hijito ¿como estas, que deseas?
- Disculpe señora, no quisiera molestar, pero vengo de muy lejos, y estoy cansado y hambriento. Si me da algo para comer y un sitio donde dormir, le compensaré se trabajar muy duro.
-Claro que si no lo dudo, cariño pero los niños no son para trabajar duro sino para estudiar, jugar y aprender a obedecer a sus mayores. Para más tarde cuando sea grande, hay leyes que respetar en nuestra sociedad y eso le ayudara a ser buenas personas. ¿No te parece amiguito?- dijo sonriente la amable y dulce señora tigresa.
-Ya lo creo que sí, señora…
-Señora Amanda.
-Claro que si señora Amanda.
- Y dime mi linda criatura ¿qué haces tan solo por acá y lejos de casa y tus padres?
Tomás contó a la señora tigresa toda su historia mientras esta le servía un plato de frijoles y pan. Ella lo escuchó atentamente. Y finalmente hasta que éste terminó su relato ella suspiro y dijo triste:
-Qué historia más triste mi pequeño, ojala mi Luisito fuera como tu y le gustara estudiar así. Ven, te digo algo: desde ahora este será tu hogar, acá serás muy feliz y serás tratado como mereces. Hiciste bien en seguir tus sueños, nunca se debe renunciar a ellos, debes buscar dentro de tu corazón y que el te guié hasta tus sueños y luego a esforzarse muy duro para lograrlos. Sin embargo le escribiremos a tus padres y le diremos que estas bien, y en cuanto al trabajo colaborar un poco trabajando está bien eso, te crea responsabilidades. Ojala mi Luisito aprenda algo de ti.
Asi fue como Tomás encontró un nuevo hogar. Pasó un tiempo allí ayudando a la señora tigresa a hacer los mandados, limpiar el huerto y otras hacer tareas. El señor tigre también estaba complacido con su estadía. Todos menos Luisito, a quien le molestaba que lo compararan con ese desconocido.
Sin embargo, Tomás siempre trataba de ayudarlo y hasta hacia sus tares y lo cubría en sus escapadas para no entristecer a su mamá. La señora tigresa le enseñó a leer, contar, sacar cuentas. Tomas estaba feliz, hasta que un día un coche se detuvo al frente de la casita de sus protectores. Bajaron el señor y la señora burro.
A Tomás se le detuvo el corazón mientras leía un libro que la señora Amanda le había prestado. Se acercaron a Tomás, mirándolo severamente sin decir una sola palabra, pero éste levantó la mirada desafiante. Nadie lo haría desistir. Estaba decidido a seguir adelante. Los señores tigres salieron a recibirlos.
- Siéntanse bienvenidos- dijeron.
-Así jovencito ¿qué tienes que decir a tu fuga de la casa?
-que si no lo hacía de esa manera no me hubiesen dejado ir
-Claro que no ¿Quién te dijo a ti que los burros nacieron para aprender?
-Pues no se si los burros nacieron o no para eso, pero yo si voy aprender. Es más, ya se leer y escribir, sacar cuentas y no me iré de aquí.- dijo molesto Tomás dio media vuelta y se alejó.
Su padre furioso se disponía a seguirlo y su esposa lo detuvo mirando a los señores tigres que los miraban sin decir nada. Más tarde, en la sala de estar, tomaban te y galletas. Amanda le contó todo a sus padres que finalmente entendieron, y permitieron que Tomás se quedara allí.
Así fue como este pequeño que no se dejó vencer por nada para lograr su sueño de estudiar y llegar a tener un título universitario, fue a la escuela. Estudio mucho y siguió su camino al ser mayor.
Consiguió un trabajo y estudió mucho más. Luisito, en cambio, sólo llego a duras penas a mitad de escuela y comenzó en trabajar en un taller mecánico su amigo oso se fue lejos y solo se supo que trabaja en una tienda de ropa, la mamá de tigrito acepto que no todos nacen para tener títulos universitarios, lo importante es que siempre luchemos por ser mejor cada día, y ser una mejor persona en nuestro mundo, y ser feliz con lo que realicemos.
Se lo que tu quieras ser pero con amor, y con libertad para ser cada día mejor en lo hagas… Burro se graduó con honores de médico, se casó, y sus padres se sentía orgulloso de el, Luisito se hizo su mejor amigo al igual que sus padres de los papás de Tomás.
Fin

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