"ventana abierta"
De la mano de María
Héctor L. Márquez (Conferencista católico)
REFLEXIÓN PARA EL LUNES 20 DE DICIEMBRE DE
2021 – FERIA PRIVILEGIADA DE ADVIENTO
Según sigue llegando a su fin el Adviento, las
lecturas continúan repitiéndose, como cuando uno sabe que algo grande está a
punto de suceder, y se sorprende repitiendo una frase o un nombre, producto de
anticipar ese momento esperado.
La liturgia de hoy nos brinda nuevamente uno de
los pasajes más hermosos de todas las Sagradas Escrituras, si no el más hermoso
y conmovedor, la Anunciación de ángel a María (Lc 1,26-38). Todavía me
estremece recordar la sensación que me arropó cuando tuve la dicha de estar en
la gruta de la Anunciación, en Nazaret, hace unos años. Les aseguro que aún hoy
se siente la fuerte presencia del Espíritu en ese santo lugar.
Junto a esa lectura, como primera lectura,
leemos la profecía de Isaías (7,10-14), en la cual el profeta nos anuncia, casi
siete siglos antes del suceso, el nacimiento de Jesús: “Mirad: la virgen está
encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa
‘Dios-con-nosotros’”. Dios-con-nosotros. Dios hecho uno con nosotros. Dios
humanado. Dios encarnado. Dios-en-nosotros. La culminación del plan de
salvación que el mismo Dios había dispuesto desde la caída (Gn 3,15).
Y el éxito o el fracaso de ese plan de
salvación dependían de una jovencita del pueblo de Nazaret llamada Mariam (María). “He aquí la esclava del Señor;
hágase en mí según tu palabra”. Ese “hágase” de María hizo posible la
culminación de la “plenitud de los tiempos” cuando “Dios envió a su Hijo,
nacido de Mujer” (Gál 4,4) para hacer posible la instauración de su Reino en
medio de la historia humana. Su humildad y desprendimiento, productos de la
virtud de la caridad, al aceptar encarnar a un “Dios-hecho-hombre”, no para
ella, sino para entregárselo a toda la humanidad, dieron paso a nuestra
salvación.
El lugar del “hágase” sigue siendo aquí, “hoy”,
en el mundo, que es el lugar en que todos y cada uno de nosotros está en
disposición de escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica. Este es el
lugar en donde el Verbo se hace carne, el lugar en que cada uno que acepta la
Palabra de Dios, la pone en práctica y se deja poseer plenamente por la gracia,
convirtiéndose en otro “cristo” y ofreciéndose a los demás. (Cfr. Gál 2,20).
Así María, con su ejemplo, nos sigue mostrando
el camino para continuar la construcción del Reino que su Hijo vino a
inaugurar. María está “aquí” para servir (“He aquí la esclava del Señor”), como
lo hizo con su prima Isabel, a quien fue a servir sin pensar en los peligros
del viaje, como veremos en el Evangelio de mañana.
“Hágase en mi según tu Palabra”. La plenitud de
los tiempos está significada en la figura de María, que nos enseña la virtud de
la espera, la escucha de la Palabra de Dios, y la colaboración con el plan de
salvación dispuesto desde el principio por el Padre. Si emulamos el “hágase” de
María, y lo convertimos en lema de nuestro diario vivir, podemos cambiar el
rumbo tan preocupante que está tomando la historia de la humanidad.
En estos últimos días del Adviento, pidamos al Padre que nos ayude a seguir el ejemplo de María, para recibir a Jesús en nuestros corazones y nuestras vidas, y compartirlo con el mundo.
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