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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

domingo, 19 de diciembre de 2021

Meditaciones de san Alfonso María de Ligorio para la Novena de Navidad. Día 4 – Domingo, 19 - Diciembre - 2021

  "Ventana abierta"

Novena de Navidad – Día 4 – 18 de Diciembre 2021

Por Devociones

Meditaciones de san Alfonso María de Ligorio para la Novena de Navidad

CONTINUO MARTIRIO DE JESÚS

Mi dolor siempre presente ante mí (Sal 37,18)

Consideremos cómo en aquel primer instante en que el alma de Jesús fue creada y unida a su cuerpo, el Padre Eterno intimó a su Hijo la orden de morir en la cruz por la Redención del mundo.

En aquel momento puso a la vista del Redentor la funesta escena de todas las penas que había de sufrir hasta la muerte por salvarnos: trabajos, desprecios, pobreza en Belén, en Egipto, en Nazaret,… dolores y desprecios en su Pasión: azotes, espinas, clavos, cruz, …tedios, agonía y abandono en que había de acabar la vida en el Calvario…

Cuando Abraham conducía a su hijo para el sacrificio, no quiso afligirlo dándole a conocer anticipadamente su intención. Esperó hasta alcanzar la cima del monte… Pero el Padre Eterno quiso que su Hijo Encarnado, víctima para aplacar su justicia por nuestros pecados, padeciese durante toda la vida las penas que sólo con la muerte iban a tener fin.

Ya desde el primer latido de su Corazón sintió Jesús aquella tristeza de Getsemaní, capaz de quitarle la vida.

«Mi alma está triste hasta la muerte» (Mat.24,38).

Desde entonces sufrió vivamente el peso de todos los vituperios y dolores que le esperaban. Los años y la vida de Jesús fueron, por tanto, años y vida de dolor y lágrimas.

«Se consumió mi vida en el dolor y mis años, en gemidos» (Sal. 30,11).

Para su amante corazón divino no hubo un momento libre de dolor. Velando o durmiendo, trabajando o descansando, orando o conversando,… siempre tenían ante sus ojos la amarga imagen de su vida entera. Esta representación daba a su alma mayor tormento que el padecido por todos los mártires. Sufrían sí, los mártires; pero con alegría y fervor, ayudados por la gracia.
Sufre Jesucristo; pero siempre el tedio y la tristeza rebosan en su corazón… Y todo lo aceptó por amor.

ORACIÓN

Amable Corazón de Jesús que, desde Niño rebosando amargura, agonizabas sin el menor consuelo, sin que hubiese al menos quien te mirase, consolase o compartiera tu dolor… Y todo lo sufriste por pagar las penas merecidas por nuestros pecados.
Padeciste, privado del menor alivio, para salvar al hombre que tuvo la osadía de abandonarte y volverte las espaldas, marchando tras los placeres.
Te damos gracias, Corazón del Señor afligido y enamorado. Para Ti nuestro agradecimiento y compasión.
Te compadecemos al ver cuánto padeciste por amor al hombre, sin que éste se moviera a compasión.
Amor Divino. Ingratitud humana.
Miren, miren a este cordero inocente que agoniza por nosotros para pagar a la justicia divina por nuestras injurias y pecados. Véanlo cómo intercede por nosotros ante al Padre Eterno. Véanlo, mírenlo…
Redentor mío: qué pocos son los que piensan en tus sufrimientos y en tu amor. Qué pocos son los que te aman.
Infeliz de mí que viví tantos años sin acordarme de Ti. Sufres tanto por ser amado. Y nosotros, sin embargo, sin entregarte el corazón…

Perdónanos, Señor, perdónanos. Queremos ya enmendarnos y amarte. Pobre de mí, Señor, si me resistiera a tu gracia y, por ello, me condenara.
La misericordia que me has tenido y, sobre todo, tu invitación apremiante a amarte, habrían de ser en el infierno, nuestras mayores penas.

Amado Jesús, ten piedad de nosotros. No permitas que vivamos por más tiempo ingratos a tu amor. Ilumínanos y fortalécenos para que arrostremos con todo cuanto se oponga a tu voluntad.
Escúchanos por los méritos de tu Pasión. En ella ponemos nuestra esperanza, y en tu intercesión, oh María.
Madre nuestra, socórrenos. Nos has obtenido cuantas gracias hemos recibido de Dios. Te lo agradecemos.
Pero, si dejas de ayudarnos, seguiremos siendo infieles como hasta ahora.

San Alfonso María de Ligorio, Meditaciones de Navidad

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