Caminaba según sus mandamientos, pero aún no comprendía el amor.
Aceptaba la esterilidad, sin esperar en Dios otro camino.
Oficiaba según la ley, pero no contaba con la presencia.
Hablaba con las oraciones rituales, pero no escuchaba a ver si había respuesta.
Cuando el ángel del Señor me habló, me pudo el temor a la confianza.
Cuando recibí la promesa de Dios, me brotaron antes las dudas que la gratitud.
Pero el Dios de la justicia y el amor,
el Señor del camino y la presencia,
el Padre de las promesas,
pudo con todas mis resistencias,
y haciéndome callar me enseño a oír su voz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario