"Ventana abierta"
Homilía de
José-Román Flecha para la festividad de la Inmaculada Concepción (8-12-2013)
Homilía de José-Román Flecha titulada Donde la gracia
está
"Reina y Madre, Virgen pura, que sol y cielo pisáis, a
vos sola no alcanzó la triste herencia de Adán. ¿Cómo en vos, Reina de todos,
si llena de gracia estáis, pudo caber igual parte de la culpa original?
De toda mancha estáis libre: ¿y quién pudo imaginar que vino a faltar la gracia
en donde la gracia está?" Es hermoso este romance de Francisco de Borja
(1577-1658) que recitamos en la fiesta de la Inmaculada Concepción de Santa
María Virgen.
En el tiempo del Adviento, la fiesta de la Concepción
Inmaculada de María nos alienta en el camino de la esperanza. Somos
conscientes de nuestros errores y pecados. A pesar de ellos, Dios ha
querido ofrecer a la humanidad un horizonte de perdón y de misericordia, de
gracia y de belleza.
Esta fiesta de María nos lleva a celebrar esta nueva
creación. Nuestra oración de hoy brota de una íntima alegría. La de saber que
lo que perdió EVA, "la madre de todos los que viven", ha sido felizmente
recuperado gracias al AVE que el ángel Gabriel dirige a María, Madre de todos
los redimidos.
LLENA DE GRACIA
Hoy se nos repite el relato evangélico de la
Anunciación a María. En él escuchamos las palabras que le dirige el ángel del
Señor: "María, no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios". Ese saludo
convierte a María en imagen de todo el género humano. Con él se inicia el gran
Adviento de la historia humana. Con él renace la esperanza.
Desde lo más hondo de su existencia, María refleja
fielmente la misericordia de Dios y sabe traducirla en fidelidad. Dios nos crea
y nos sostiene. María gozó durante toda su vida de la plenitud de la gracia y
de la salvación. Fue una persona fiel en todo al proyecto de Dios. También a
nosotros, Dios se nos da gratis, pero espera nuestra respuesta.
La sintonía de María con la salvación ofrecida por
Dios a la humanidad es un don gratuito, pero encontró en ella una respuesta
libre y generosa. Muy pobre es nuestra fe si no logra superar el temor y
no nos ayuda a aceptar el don de la gracia que Dios nos ofrece cada día.
La humanidad no tiene nada que temer de la divinidad.
Dios no es un enemigo de la causa y de la libertad humana. Dios nos ofrece su
amable cercanía. Como dijo Benedicto XVI, "el hombre que se dirige hacia Dios
no se hace más pequeño, sino más grande, porque gracias a Dios y junto con él
se hace grande, se hace divino, llega a ser verdaderamente él mismo".
ABOGADA DE GRACIA
Hoy nuestro corazón se esponja en la contemplación de
la decisión de Dios de ofrecer a la humanidad un rayo de esperanza. Con el
prefacio de la misa de esta solemnidad nos gozamos en la limpieza de María:
• “Purísima había de ser, Señor, la Virgen que nos
diera el Cordero inocente”. Esta mirada al pasado de nuestra historia nos
invita a dar gracias por el don de la salvación. A la vista del mal y de la
corrupción de este mundo, con frecuencia nos dejamos vencer por el pesimismo.
• “Purísima la que, entre todos los hombres, es
abogada de gracia y ejemplo de santidad”. Y esta mirada a nuestro presente nos
lleva a recobrar la esperanza. Tratemos de descubrir los signos de esperanza
que se encuentran en nosotros mismos, en los demás y en toda la sociedad.
- "Oh Dios, por la concepción inmaculada de la Virgen
María preparaste a tu hijo una digna morada. En previsión de la muerte de tu
Hijo la preservaste de todo pecado. A nosotros concédenos por su intercesión
llegar a ti limpios de todas nuestras culpas. Amén".
José-Román Flecha Andrés
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