"Ventana abierta"
Homilía domingo IV de adviento. Ciclo A.
Document Transcript. Padre Federico Almenara
Nuestra fe
cristiana se fundamenta en una afirmación sencilla y escandalosa.
1. Nuestra fe cristiana se
fundamenta en una afirmación sencilla y escandalosa: Dios ha querido hacerse
hombre. Dios ha querido compartir con nosotros la aventura de la vida, saber
por experiencia propia qué es el vivir diario del hombre, ha querido caminar
con nosotros hacia la salvación, junto a nosotros, hecho uno de los nuestros como
salvador, como amigo de la felicidad del ser humano. Ese es el mensaje de las
lecturas de hoy.
Ser cristiano no es creer que Dios existe. No es imaginar "Algo" que desde la lejanía misteriosa da origen y sostiene la creación entera.
Ser cristiano es descubrir con alegría que en Jesús Dios está con nosotros. Se
ha hecho Enmanuel, Dios con nosotros.
Ser cristiano es intuir, desde la fe, que
Dios está en el corazón de nuestra existencia y en el fondo de nuestra historia
humana, compartiendo nuestros problemas y aspiraciones, conviviendo la vida de
cada persona con sus gozos y fatigas como amigo, insisto, que sólo quiere y
busca el bien del hombre, su gozo, su felicidad. Este gesto de Dios en Jesús,
que se solidariza con los hombres y comparte nuestra historia, es lo que
sostiene, en definitiva nuestra esperanza cristiana, que es el sentido de
futuro feliz alcanzado ya que damos a toda nuestra vida desde el nacimiento
hasta después de la muerte.. Y es que nosotros, apoyados en Dios con nosotros,
en Jesús, nuestros esfuerzos y nuestras luchas no pueden terminar en fracaso
definitivo. Porque Dios ha querido ser uno de los nuestros y ya no puede dejar
de preocuparse por esta historia nuestra en la que se ha encarnado y a la que
él mismo pertenece.
Desde este misterio de acercamiento amoroso, salvador,
sería una grave perversión pensar en un Dios que se acerca a los hombres
precisamente para agravar nuestra situación, para impedir nuestra felicidad y
bloquear nuestras aspiraciones auténticas.
Todo lo que impide captar a Dios
como gracia, liberación, perdón, alegría y fuerza para crecer como seres
humanos, no es un anuncio del Evangelio, no lleva dentro la Buena Noticia de
Dios proclamada por Jesús.
Dios hecho carne en Jesús, Dios con nosotros no es
carga, sino mano tendida.
No es represión sino expansión de nuestra verdadera
libertad.
Dios con nosotros, es ayuda, alivio, fuerza interior, luz, alegría,
gozo, esperanza, futuro feliz, promesa conseguida ya en Jesús.
Y todo lo que
nos impida ver así nuestra relación con Dios, constituye sencillamente una
deformación, o un inmenso malentendido, aunque nos lo hayan predicado con la
mejor intención.
Cuando José pone el nombre de JESUS a su Hijo, nos viene a
decir que Dios nos salva, que se hace uno de los nuestros, que viene a
anunciarse como alguien que ayuda a ver, que ofrece apoyo para caminar, que
limpia nuestra existencia y pone una buena noticia en nuestras vidas. Ya nunca
estamos solos, nunca perdidos en nuestros problemas, sufrimientos y luchas.
Dios está con nosotros. Hay esperanza. Y esperanza de que termine todo bien en
todos porque Dios está en nosotros.
Y es que además, ese Dios no cambia, Dios
es fiel siempre. Dios siempre es el mismo, dentro y fuera de la Iglesia, para
practicantes y alejados, para creyentes y para quienes dudan. En Jesús, Dios
siempre es el mismo para todos: perdón sin límites, comprensión en la
debilidad, consuelo en la adversidad, paz en el conflicto, esperanza en la
oscuridad, amistad en la soledad. Y todo eso porque ha querido hacerse carne
como uno de nosotros..
Tal vez la experiencia más importante para encontrar de
nuevo al Dios que está con nosotros, sea percibirlo como presencia amorosa que
me acepta como soy.
Hace años leí en un periódico las manifestaciones de una
actriz, Jane Fonda. Las he recordado al preparar este punto que acabo de
señalar.
Decía así:
"Yo me arrepiento de dos cosas y una de ellas es la de no
haber cuidado de mi vida interior antes. Pero más vale tarde que nunca. Ahora
tengo una necesidad de búsqueda espiritual, de rezar, de sentir a Dios en mi
hombro. Y en ese camino estoy. Soy una buscadora nata. Para que la vida sea de
verdad vida, necesitas saber que creces hasta el final. Si de algo estoy
orgullosa es de haber mantenido la curiosidad y la apertura de espíritu toda mi
vida".
Y es que, cuando una persona sabe lo que es sentirse amada, esperada por
Dios, sentirse a gusto con Dios, sentir a Dios en su hombro, a pesar de toda la
mediocridad y pecado, difícilmente lo abandona.
¿Es así como sentimos a Dios?
¿A ese Dios con nosotros?
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