"Ventana abierta"
10 de noviembre de 2013 | 09:02:10
Ciudad del Vaticano, Italia | AFP
El papa reza por las víctimas
del tifón en Filipinas
El papa
Francisco, quien ya había publicado un tuit en solidaridad con las víctimas,
hizo rezar en silencio a más de 60,000 fieles reunidos en la plaza San Pedro
este domingo
Por elnuevodiario.com.ni | Globo
El papa Francisco rezó este domingo por las víctimas del tifón "Haiyan" que afectó a
Filipinas. AFP / END
El papa Francisco
pidió este domingo a los católicos que recen pero también que hagan llegar una
"ayuda concreta" a los cientos de miles de víctimas del tifón que
sacudió a Filipinas.
Francisco, quien ya había publicado este sábado un tuit en solidaridad con las
víctimas, hizo rezar en silencio a más de 60,000 fieles reunidos en la plaza
San Pedro.
Esta tempestad, de una violencia inédita, podría haber dejado más de 10.000
muertos y 2.000 desaparecidos en el país más católico de Asia.
"Deseo asegurarles de mi proximidad a las poblaciones de Filipinas y de la
región, que han sido golpeadas por un terrible tifón. Desgraciadamente las
víctimas son múltiples y los daños enormes. Tratemos de hacerles llegar nuestra
ayuda concreta", dijo Francisco desde el balcón en el tercer piso del
palacio pontifical.
El secretario de Estado, monseñor Pietro Parolin, quien asumió oficialmente a
mediados de octubre pero quien no había vuelto todavía al Vaticano la semana
pasada debido a un problema de salud, dirigió un mensaje al presidente Benigno
Aquino.
"Al rezar por todo el pueblo de Filipinas, el Santo Padre ofrece su apoyo
a las autoridades civiles y al personal de urgencia (...). Invoca los dones
divinos de la fuerza y del consuelo para la nación filipina", añadió en su
telegrama el nuevo secretario de Estado, número dos de la Santa Sede.
Religión Digital Vaticano
El Papa, en la ventana del ángelus
Recuerda el Holocausto y pide "solidaridad" con "nuestros
hermanos mayores"
Francisco reza por Filipinas, víctima "de un tremendo tifón"
Asegura que "si Dios es fiel y ama no puede serlo por un tiempo
limitado"
Redacción, 10 de noviembre de 2013 a las
11:43
Recuerda el
Holocausto y pide "solidaridad" con "nuestros hermanos
mayores"
Francisco reza por
Filipinas, víctima "de un tremendo tifón"
Asegura que "si Dios
es fiel y ama no puede serlo por un tiempo limitado"
Redacción,
10 de noviembre de 2013 a las 11:43
Recemos
a Dios, para que la memoria de los pecados pasados nos ayude a estar siempre
vigilantes contra toda forma de odio y de intolerancia.
Audiencia dominical
El (José M. Vidal/RV).- Amenaza lluvia, hace
frío y el cielo está encapotado, pero la plaza de San Pedro vuelve a estar
abarrotada de peregrinos. Es el "efecto Francisco" que
perdura. Desde la ventana, el Papa recuerda a las víctimas del "tremendo
tifón" de Filipinas, pide solidaridad con los judíos, "nuestros
hermanos mayores" y alerta para que estemos atentos y vigilantes
"ante el odio y la intolerancia".
"Buenos dias"
"Los saduceos
quieren poner en dificultad a Jesús con el tema de la resurrección"
"Jesús,
siempre humilde y paciente"
"La vida
eterna es otra vida y tiene otra dimensión"
"Los
resucitados serán como los ángeles, dice Jesús"
"Jesús
explica y, después, pasa al contraataque"
"Él es
nuestro Dios, el Dios de cada uno de nosotros"
"Dios no es
un Dios de muertos, sino de vivos"
"La eternidad
ilumina y da esperanza a la vida terrena de cada uno de nosotros"
"Nuestro
peregrinaje va de la muerte a la vida plena. Estamos en camino hacia la vida
plena, que ilumina nuestro camino"
"La muerte
queda atrás, a la espalda, no delante de nosotros. Delante de noostros está el
Dios de los vivos, el de la alianza, el que se acuerda de nuestros
nombres"
"Si Dios es
fiel y ama no puede serlo por un tiempo limitado"
"El amor de
Dios es eterno, es para siempre, es para seguir adelante. El es fiel para
siempre y nos espera a cada uno de nosotros y nos acampaña con esta fidelidad
eterna"
Tras la catequésis, el
rezo del ángelus, vivas ya aplausos de los fieles. Y, a continuación, los
saludos en las diferentes lenguas y los mensajes de actualidad.
Recuerda la
beatificación de María Teresa Bonzel en Alemania. "La eucaristía
era la fuente en la que encontraba energía espiritual, para dedicarse a los más
débiles".
"Deseo
expresar mi cercanía a la población de Filipinas, golpeada por un
tremendo tifón. Las víctimas son muchas y los daños enormes. Recemos un momento
en silencio por estos nuestros hermanos y hagámosle llegar también nuestra
ayuda concreta"
Y toda la plaza
reza en silencio con el Papa.
Recuerda también el
75 anversario de la llamada "Noche de los cristales rotos" del
10 de diciembre de 1938 contra los judíos.
"Un triste
paso hacia la tragedia del Holocausto"
"Renovemos
nuestra cercanía y solidaridad con el pueblo hebreo, nuestros hermanos
mayores"
"Recemos a
Dios, para que la memoria de los pecados pasados nos ayude a estar siempre
vigilantes contra toda forma de odio y de intolerancia"
"A todos,
buen domingo, arrivederci y buen apetito".
Palabras del Papa antes del rezo del Àngelus:
¡Queridos hermanos
y hermanas, buenos días!
El Evangelio de
este domingo nos presenta a Jesús con los saduceos que negaban la resurrección.
Y es justamente sobre este tema que ellos dirigen una pregunta a Jesús, para
ponerlo en dificultad y ridiculizar la fe en la resurrección de los muertos.
Parten de un caso imaginario: "Una mujer ha tenido siete maridos, muertos
uno después del otro", y preguntan a Jesús: "¿De quién será esposa
aquella mujer después de su muerte?". Jesús, siempre dócil y paciente, responde
que la vida después de la muerte no tiene los mismos parámetros de aquella
terrenal. La vida eterna es otra vida, en otra dimensión donde, entre otras
cosas, no existirá más el matrimonio, que está ligado a nuestra existencia en
este mundo. Los resucitados - dice Jesús - serán como los ángeles, y vivirán en
un estado diferente, que ahora no podemos experimentar y ni siquiera imaginar.
Pero luego Jesús ,
por así decirlo, pasa al contra ataque. Y lo hace citando la Sagrada Escritura,
con una sencillez y una originalidad que nos dejan llenos de admiración ante
nuestro Maestro, ¡el único Maestro! Jesús encuentra la prueba de la
resurrección en el episodio de Moisés y de la zarza ardiente (cfr Ex 3,1-6),
allí donde Dios se revela como el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. El
nombre de Dios está ligado a los nombres de los hombres y de las mujeres con
los que se liga, y este lazo es más fuerte que la muerte. He aquí el por qué
Jesús afirma: « Porque él no es Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en
efecto, viven para él» (Lc 20,38). Y el lazo decisivo, la alianza fundamental
es aquella con Jesús: Él mismo es la Alianza, Él mismo es la Vida y la
Resurrección, porque con su amor crucificado ha vencido a la muerte. En Jesús
Dios nos dona la vida eterna, la dona a todos, y todos gracias a Él tienen la
esperanza de una vida más verdadera que esta. La vida que Dios nos prepara no
es un simple embellecimiento de aquella actual: ella supera nuestra
imaginación, porque Dios nos sorprende continuamente con su amor y con su misericordia.
Por lo tanto,
aquello que acontecerá es precisamente lo contrario de cuanto se esperaban lo
saduceos. ¡No es esta vida la que hace referencia a la eternidad, sino es la
eternidad que ilumina y da esperanza a la vida terrenal de cada uno de
nosotros! Si miramos sólo con el ojo humano, estamos llevados a decir que el
camino del hombre va de la vida hacia la muerte. Jesús vuelca esta perspectiva
y afirma que nuestra peregrinación va de la muerte a la vida: ¡la vida plena!
Por lo tanto la muerte está detrás, a la espalda, no delante de nosotros.
Delante de nosotros está el Dios de los vivos, está la derrota definitiva del
pecado y de la muerte, el inicio de un tiempo nuevo de alegría y de luz sin
fin. Pero ya sobre esta tierra, en la oración, en los Sacramentos, en la
fraternidad, encontramos a Jesús y a su amor, y así podemos saborear algo de la
vida resucitada. La experiencia que hacemos de su amor y de su fidelidad
enciende como un fuego en nuestro corazón y aumenta nuestra fe en la
resurrección. De hecho, si Dios es fiel y ama, no puede serlo por tiempo
limitado: Él es fiel por siempre, según su tiempo, que es la eternidad.
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