Francisco, quien ya había publicado este sábado un tuit en solidaridad con las víctimas, hizo rezar en silencio a más de 60,000 fieles reunidos en la plaza San Pedro.
Esta tempestad, de una violencia inédita, podría haber dejado más de 10.000 muertos y 2.000 desaparecidos en el país más católico de Asia.
"Deseo asegurarles de mi proximidad a las poblaciones de Filipinas y de la región, que han sido golpeadas por un terrible tifón. Desgraciadamente las víctimas son múltiples y los daños enormes. Tratemos de hacerles llegar nuestra ayuda concreta", dijo Francisco desde el balcón en el tercer piso del palacio pontifical.
El secretario de Estado, monseñor Pietro Parolin, quien asumió oficialmente a mediados de octubre pero quien no había vuelto todavía al Vaticano la semana pasada debido a un problema de salud, dirigió un mensaje al presidente Benigno Aquino.
"Al rezar por todo el pueblo de Filipinas, el Santo Padre ofrece su apoyo a las autoridades civiles y al personal de urgencia (...). Invoca los dones divinos de la fuerza y del consuelo para la nación filipina", añadió en su telegrama el nuevo secretario de Estado, número dos de la Santa Sede.
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