Adviento es un tiempo en el que se nos invita a despertar, a ponernos en camino y a adquirir compromisos, es tiempo también de poner en práctica actitudes de fe y amor.
Estos son días de reconciliación, de perdón, pero sobre todo, deben ser días de esperanza para aquellos que viven en la tristeza y desanimados, para que intenten encontrar esa luz que les guíe.
Adviento es momento para que los que sufren por soledad, enfermedad o pobreza, para que encuentren ayuda y consuelo en Jesús y en sus hermanos. Debemos preparar este tiempo de espera con oración, pero no sentados.
Esta vida no vale nada si no intentamos hacer que los demás tengan lo que nosotros tenemos, si permanecemos inmunes al sufrimiento ajeno, si no intentamos cambiar algo, aunque sólo sea una injusticia pequeña. Si todos arrimamos el hombro, repararemos otras injusticias más grandes. Es momento de ejercer la solidaridad, ese don que nos hace sentirnos bien y con ganas de superarnos, esa cualidad que nos hace ver todo con otros ojos y que nos hace darnos a los demás con más ganas, porque nos sentimos mejores personas al darnos a nosotros mismos.
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