"Ventana abierta"
EL COLLAR DE PERLAS
Web católico de Javier Olivares
Teresa era una linda
niña de cinco años de ojos relucientes. Un día mientras ella con su mamá
visitaban la tienda, Teresa vio un collar de perlas de plástico que costaba
2.50 dólares. ¡Cuánto deseaba poseerlo! Preguntó a su mamá si se lo compraría,
y su mamá le dijo: Hagamos un trato, yo te compraré el collar y cuando
lleguemos a casa haremos una lista de tareas que podrás realizar para pagar el
collar, ¿está bien? Teresa estuvo de acuerdo, y su mamá le compró el collar de
perlas.
Teresa trabajó con tesón todos los días para cumplir con sus
tareas. En poco tiempo Teresa canceló su deuda. ¡Teresa amaba sus perlas! Ella
las llevaba puestas a todas partes: al kinder, a la cama, y cuando salía con su
mamá.
Teresa tenía un padre que la quería muchísimo. Cuando Teresa
iba a su cama, él se levantaba de su sillón favorito para leerle su cuento
preferido. Una noche, cuando terminó el cuento, le dijo: "Teresa, ¿tú me
quieres?", "¡OH!, sí papá". "Entonces, regálame tus
perlas," le pidió él. "¡OH, papá! No mis perlas," dijo Teresa.
"Pero te doy a Rosita, mi muñeca favorita. ¿La recuerdas?, tú me la
regalaste el año pasado para mi cumpleaños. Y te doy su ajuar también, ¿está
bien, papá?", "¡OH!, no hijita, está bien, no importa", dándole
un beso en la mejilla. "Buenas noches, pequeña".
Una semana después, nuevamente su papá le preguntó al
terminar el diario cuento: "Teresa, ¿tú me quieres?", "¡OH, sí
papá, ¡tú sabes que te quiero!", le dijo ella. "Entonces regálame tus
perlas". "¡OH, papá! No mis perlas; pero te doy a Lazos, mi caballo
de juguete. Es mi favorito, su pelo es tan suave y tú puedes jugar con él y
hacerle trencitas". "¡OH!, no hijita, está bien," le dijo su
papá en la mejilla, "Felices sueños."
Algunos días después, cuando el papá de Teresa entró a su
dormitorio para leerle un cuento, Teresa estaba sentada en su cama y le
temblaban los labios. "Toma papá" dijo, y estiró su mano. La abrió y
en su interior estaba su tan querido collar, el cual entregó a su padre. Con
una mano él tomó las perlas de plástico y con la otra extrajo de su bolsillo
una cajita de terciopelo azul. Dentro de la cajita había unas hermosas perlas
genuinas. Él las había tenido todo este tiempo, esperando que Teresa renunciara
a la baratija para poder darle la pieza de valor.
Y así es también con nuestro Padre Celestial. Él está
esperando que renunciemos a las cosas sin valor en nuestras vidas para darnos
preciosos tesoros. ¿No es bueno el Señor? Esto me hace pensar las cosas a las
cuales me aferro y me pregunto: ¿qué es lo que Dios me quiere dar en su lugar?
Y a ti... ¿qué te dice el Señor?:
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