"Ventana abierta"
Seguidores de Francisco
Cada 17 de noviembre la Iglesia celebra a Santa
Isabel, hija de Andrés, rey de Hungría. Isabel fue una joven madre que
aprovechó su posición para ayudar a Cristo en los más pobres. Al morir su
esposo, abrazó la pobreza y se dedicó a la vida religiosa. Construyó un
hospital donde servía ella misma a los enfermos, convirtiéndose después de su
canonización en símbolo de la caridad cristiana en muchos lugares de Europa.
Se dice que el mismo día de su
muerte, un franciscano lego se había destrozado uno de los brazos en un
accidente y sufría postrado dolores terribles. En eso, se le apareció Santa
Isabel portando un vestido radiante. El hermano le preguntó por qué estaba tan
hermosamente vestida, a lo que ella respondió: “Es que voy para la gloria.
Acabo de morir para la tierra. Estire su brazo ya que ha quedado curado”.
SAN FRANCISCO LE REGALA SU CAPOTILLO A LA REINA ISABEL DE HUNGRÍA
Dentro de las grandes mujeres terciarias en la historia, sobresale Santa
Isabel, casada con el Rey Luis IV de Turingia quien murió en una de las guerras
cruzadas defendiendo los lugares santos.
EN 1221, llegan a Alemania, por segunda vez, los franciscanos quienes fueron
recibidos por la Reina Isabel, les hizo construir un convento en el centro de
Eisenach, y tomó por confesor a Fray Rodrigo, uno de los primeros alemanes en
abrazar la Regla Seráfica. De esta manera tuvo conocimiento de la existencia de
la Tercera Orden e inmediatamente pidió ser recibida en ella convirtiéndose así
en la primera terciaria Franciscana en Alemania.
Al enterarse Francisco sobre la virtuosa Reina Isabel, sintió tanto gozo que no
reparaba en elogios hacia ella y era tema constante con el Cardenal Ugolino,
sobre la humildad, piedad y caridad de tan ilustre reina. El cardenal exhortó a
Francisco a darle una muestra de afecto a su hija , y a ejemplo de Elías a
Eliseo , le pidió le diera su capotillo . AL instante obedeció Francisco y le
envío aquella prenda de su hábito y una carta en que la felicitaba por todas
las gracias y dones con los que Dios la adornaba y el buen uso que de ellas
hacía.
Recibió Isabel aquel regalo con aprecio, el cual conservó siempre.
Su esposo muere cuando ella tenía 20 años, es despojada de toda riqueza y queda
sola con sus hijos y, como verdadera hija de San Francisco, vivía con la
esperanza puesta en Dios. Se consagra al cuidado de los leprosos y enfermos en
el Hospital que había mandado construir.
Antes de morir, pidió le trajeran el capotillo del santo y lo dio a una de sus
acompañantes: "Hija mía, esta es la mejor de mis alhajas, y te aseguro que
siempre que me he adornado con ella, me he sentido inundada de las delicias de
mi Amado".
Muere en 1231 a la edad de 21 años, y fue canonizada en 1235 por Gregorio IX.
Es patrona de las hermanas de la Tercera Orden hoy OFS.
Santa Isabel de Hungría ruega por nosotros y por los más necesitados.
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