"Ventana abierta"
Trasmito la fe
Padre Leonardo Molina García. S.J.
No hay nada automático en la fe –o en
nuestra labor educativa–, ni nada ligero, ni nada fácil; por tanto, es la
formación la que nos va transformando poco a poco.
Padre Adolfo Nicolás S.J.
¿Cómo trasmitir la fe? He ahí un problema
que nos agobia a padres, educadores y clérigos. ¡Cuántas frustraciones al ver
que, después de muchos esfuerzos, técnicas, cursillos…interés y amor, vemos que
todo ha sido inútil…!
En conjunto, nunca le echamos la culpa a
Dios… pero en grupos, cargamos las tintas sobre la Iglesia, sobre la parroquia,
el párroco, los catequistas, los padres, en un pin, pan, pun, de siempre con
el mismo recorrido. Porque podemos poner los reproches en línea contraria …y
vuelta a empezar.
Lo peor es que nosotros mismos volcamos la vista en nuestro interior y nos culpabilizamos a fondo: nosotros no hemos sido competentes
en pasarla ni siquiera una chispa de ella… ni sabemos, ni vivimos como ejemplo
para ellos, ni hemos hecho el recorrido formativo imprescindible.
Se acrecienta nuestro desconcierto cuando
leemos en el milagro de la multiplicación de los panes y los peces de san
Marcos (Marcos 6,35-44) que al caer ya la tarde, los discípulos de Jesús
creyeron que no había nada que hacer, y pidieron a Jesús que despidiera a
la gente para que se volvieran ya a cenar en sus pueblos. Momento dramático
cuando Jesús, tranquilamente, les dijo; ¡Dadles vosotros de comer!
Vinieron las excusas, quizás el
pánico. ¿Nosotros? ¿Con qué? Si eso es imposible…
¡Transmite tú la fe! No otro, tú…
Si analizamos el texto que hemos
citado, descubriremos tres pistas ineludibles.
1. Si Jesús es pastor, el bueno, que guía, enseña, defiende, agrupa, educa y
alimenta… tú tienes que ser pastor de aquellas personas que caigan en tu radio
de acción. Lee y verás cómo Jesús, el Buen Pastor, en el salmo 23 va delante de
nosotros, pobres partorcillos, pero pastores… y aprendemos. Y somos pastores…
2. Si Jesús es el sembrador desinteresado que lanza la semilla gratuitamente y
sin esperar fruto inmediato y visible, tú, sí, tú, tienes que ser sembrador de buena semilla (ahí
tienes las características sencillas de Reino de Dios: SIEMBRA paz, amor,
integridad, libertad, verdad) Y convéncete de que tú, no eres el que da la fe,
sino que la siembras. A voleo, en todo el campo.
3. Si Jesús fue servidor (¡No he venido a ser servido, sino a servir, explicaba el
mismo Jesús!) tú, educador, padre, clérigo, catequista, ponte al servicio
sincero de tu hijo, tu alumno, tu niño de catequesis! Somos simples
presentadores. Lo demás, lo hará el Señor. Lo dice claramente en el capítulo de
las parábolas de san Marcos, capítulo 4 Tú, dale de comer. Eso sí procura ser
competente. No te siembres a ti,
siembra la palabra de Dios… No te desanimes: Ten perseverancia, ten
confianza y sigue remando (Marcos 6, 45-56) que el mar se alborota algunas
veces -o muchas – o – siempre…
No es fácil, porque hay que desprenderse
de orgullo, autocomplacencia; hay que tener mucha paciencia y, sobre todo MUCHA
CONFIANZA EN EL SEÑOR. Seguro que así, algún día, veremos aumentos y
nacimientos en la fe. Seguro.
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