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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

lunes, 21 de noviembre de 2022

Homilía: "Dar generosamente". Lunes, 21 - Noviembre - 2022

"Ventana abierta"

Dar generosamente
Actualidad católica

Cathopic. Angie Menes

El evangelio de la liturgia de la misa de hoy, 21 de noviembre, nos habla brevemente de la disposición para dar de corazón, dar desprendidamente, con generosidad y hasta con sacrificio. Santa Teresa de Calcuta decía: «dar hasta que duela».

Y el evangelio de hoy Jesús nos muestra estos dos tipos de dar: el que dar hasta de lo necesario y el que da de lo que le sobra.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,1-4):

En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo:
«En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Dios no sólo ve lo que hacemos, sino que también sabe lo que mueve nuestras acciones. Nada escapa a su mirada. Dios sondea nuestros corazones. Nos conoce perfectamente: sabe lo que hay de verdad y nobleza en nuestras intenciones, en pensamos, queremos y hacemos.

En todo momento nos puede surgir la oportunidad de ser generosos; no la dejemos escapar, porque ese instante concreto pasará y no volverá, y ha sido tu oportunidad de escribir una línea hermoso en el diario de tu vida. Allá cuando se abra este ante el Juez supremo se podrá ver lo escrito.

Dios es un buen pagador, paga con largueza; Dios no se deja aventajar de nadie; su generosidad es infinita. Así le decía el Salvador a Beata Crescencia Hoss): «Yo no me dejo vencer en amor ni en generosidad.» «¡Que es muy buen pagador y paga muy sin tasa!» (Santa Teresa de Jesús). Y Dios «paga» sin medida, sin la lógica humana del «do ut des» («doy para que des»),que se usaba para referirse a la reciprocidad de cualquier trato o pacto; Dios da espléndidamente, sobreabundantemente. Es decir, el ciento por uno. «Aun en esta vida lo paga Su Majestad por unas vías que sólo quien goza de ello lo entiende» (Santa Teresa de Jesús).

«Los antiguos hombres debían consagrarle los diezmos de sus bienes; pero nosotros, que ya hemos alcanzado la libertad, ponemos al servicio del Señor la totalidad de nuestros bienes, dándolos con libertad y alegría aun los de más valor, pues lo que esperamos vale más que todos ellos; echamos en el cepillo de Dios todo nuestro sustento, imitando así el desprendimiento de aquella viuda pobre del Evangelio» (San Irineo).

Los abuelos de Jesús, Ana y Joaquín, que disponían de ganado, dicen que cada año repartían los ingresos en tres partes: una para el templo, otra para los necesitados y otra para ellos. Y así también se dice que hacía san Isidro Labrador, que repartía su sueldo en tres partes: para la Iglesia, para los pobres y para el sustento de su familia.

El dar generosamente es el distintivo del cristiano, como no podía ser de otra manera, pues cuanto somos es obra del amor por el que se nos ha dado la vida y la salvación. De modo que es cierta esta anécdota: «Alguien preguntó a un hindú quién era, para él, un cristiano. Y, a la luz de la experiencia con las hermanadas de la Madre Teresa de Calcuta, el hindú contestó: `El cristiano es alguien que se da´». 

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