"Ventana abierta"
Los cinco minutos del Espíritu Santo
Mons. Víctor Manuel Fernández
Nosotros somos débiles y llevamos dentro muchas
inclinaciones que nos arrastran a la mentira, al egoísmo, a buscar sólo el
placer y la comodidad, a procurar nuestro propio bien aunque eso pueda
perjudicar a otros, a encerrarnos en nuestras necesidades egoístas. Y nosotros
no podemos dominar esos instintos si no nos dejamos sostener y fortalecer por
el Espíritu Santo. Pero muchas veces nos engañamos. Creemos que nos dominamos a
nosotros mismos, porque dominamos el ansia de comer, o porque no engañamos al
cónyuge; pero quizás no sabemos dominar otras cosas: la vanidad, la tristeza o
el egoísmo, por ejemplo. Cada uno tiene sus propias debilidades, y lo peor que
nos puede pasar es que las ocultemos para engañarnos y engañar a los demás,
porque de ese modo no podremos crecer.
San Pablo nos recomienda insistentemente: "Les encargo que procedan
según el Espíritu y no ejecuten los deseos del instinto natural. Porque ese
instinto desea contra el Espíritu, y el Espíritu contra el instinto... Si
vivimos por el Espíritu, sigamos al Espíritu" (Gálatas 5,17.25).
No dejemos que nuestras inclinaciones más egoístas nos dominen y nos enfermen.
Mejor entreguemos al Espíritu Santo el dominio de esas inclinaciones, y
elijamos lo que el Espíritu nos propone.
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