"Ventana abierta"
De la mano de María
Héctor L. Márquez (Conferencista católico)
REFLEXIÓN PARA EL SÁBADO
DE LA TRIGÉSIMA SEMANA DEL T.O. (2)
“Al contrario, el que es más grande, que se
comporte como el menor, y el que gobierna, como un servidor”
La primera lectura de hoy está tomada de la
carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (18b-26) que, como hemos dicho en
otras ocasiones, fue escrita mientras Pablo estaba en prisión en Roma. Este
pasaje nos presenta la actitud que debe tener el verdadero cristiano ante la
adversidad, confiado en que el Señor dispone todo para nuestro bien (Cfr. Rm 8,28), incluyendo la pérdida de lo más
preciado que tenemos: la libertad.
Por eso les dice a los de Filipos que se alegra
de estar en prisión, y de su posible martirio: “yo me alegro; y me seguiré
alegrando, porque sé que esto será para mi bien, gracias a vuestras oraciones y
al Espíritu de Jesucristo que me socorre”. ¡Y pensar que a veces nos quejamos y
apesadumbramos por nimiedades!
En el Evangelio (Lc 14,1.7-11), Jesús se percata
que los convidados a la fiesta a la que había sido invitado se estaban peleando
por los primeros puestos. En la cultura judía había todo un sistema de
jerarquías que determinaba el orden en que las personas iban a sentarse en
todos los lugares, desde el Templo hasta en la mesa de comer. ¡Cuántos de esos
tenemos aún hoy día en nuestras comunidades!
Jesús, como siempre, aprovecha la oportunidad
para proponerles una parábola: “Cuando te conviden a una boda, no te sientes en
el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú;
y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: “Cédele el puesto a éste.”
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te
conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te
convidó, te diga: “Amigo, sube más arriba.” Entonces quedarás muy bien ante
todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que
se humilla será enaltecido”.
Esta enseñanza de Jesús está en la columna vertebral
de su doctrina, y es un corolario del Amor. “El que quiera ser el primero, debe
hacerse el último de todos y el servidor de todos” (Mc 9,35; Mt 20,27)”. Él
mismo la pondrá en práctica al lavarles los pies a sus discípulos (Jn 13,4-9),
tarea reservada a los esclavos o a los siervos en su tiempo. Luego de la última
cena, cuando los discípulos comienzan a discutir sobre quién debía ser
considerado más grande, Jesús les amonesta diciendo: “Al contrario, el que es
más grande, que se comporte como el menor, y el que gobierna, como un servidor”
(Lc 22,26).
Jesús nos invita a seguirle y hemos aceptado la
invitación. El verdadero discípulo sigue al maestro, pero sobre todo imita al
maestro. Jesús nos sienta la pauta. La pregunta obligada es: ¿Estás dispuesto a
seguirle?
Señor, líbranos de los falsos orgullos que nos
llevan a crear “grupos” entre nuestra comunidad parroquial que excluyen a otros
que consideran “inferiores”, ya bien sea por diferencias raciales, sociales,
económicas, intelectuales o profesionales. Por el contrario, haznos acoger con
sincera fraternidad a todos los miembros de nuestra comunidad, con el mismo
amor con que Jesús nos acoge a nosotros.
Lindo fin de semana a todos; y no olviden
visitar la Casa de Padre. En su Mesa hay lugar para todos…
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