"Ventana abierta"
De la mano de María
Héctor L. Márquez (Conferencista católico)
REFLEXIÓN PARA EL
JUEVES DE LA TRIGÉSIMA SEMANA DEL T.O. (2) 27 - OCTUBRE - 2022
“¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos,
como la clueca reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido”.
La liturgia continúa narrándonos la última
subida de Jesús a Jerusalén donde iba a culminar su misión. En el pasaje que se
nos presenta hoy (Lc 13,31-35), unos fariseos se le acercaron para decirle:
“Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte”.
La persona, pero sobre todo la predicación de
Jesús, habían causado un ambiente de tensión. Su suerte estaba echada. Los
poderosos habían tomado la decisión de acabar con él; se había convertido en
una persona peligrosa a quien había que eliminar. Entre ellos estaba Herodes
Antipas, quien ya había mandado matar a Juan el Bautista. Este era hijo de
Herodes el Grande, quien había ordenado la matanza de los inocentes.
Jesús está consciente de que su tiempo se
acaba, pero asume con libertad y valentía las consecuencias de su misión. Por
eso le dice a sus interlocutores: “ld a decirle a ese zorro: ‘Hoy y mañana
seguiré curando y echando demonios; pasado mañana llego a mi término’ Pero hoy
y mañana y pasado tengo que caminar, porque no cabe que un profeta muera fuera de
Jerusalén”.
Llama “zorro” a Herodes, un mote ofensivo. El
zorro es un animal que, aunque dañino, es miedoso, ataca sus presas bajo el
manto de la oscuridad de la noche, y al menor peligro emprende la huida. Está
llamado “cobarde” a Herodes. Esa actitud constituye un desafío abierto a la
autoridad política de su tiempo. Herodes mostrará su cobardía al no atreverse a
matar a Jesús y “endosárselo” a Pilato.
El mensaje que le envía a Herodes es claro y
contundente. Él va a seguir adelante con su misión, va a continuar curando
enfermos y echando demonios. Así nos está diciendo a los que decidimos seguirle
que no podemos dejarnos amedrentar, que tenemos que llevar a cabo nuestra
misión con valentía. No hay duda, vamos a encontrar muchos “zorros” en nuestro
camino, pero Jesús nos repite constantemente: “No tengas miedo, solamente ten
fe” (Mc 5,36).
La siguiente frase de Jesús reconoce la
inminencia de su fin: “pasado mañana llego a mi término” (otras traducciones
dicen “al tercer día”). Comoquiera no se refiere literalmente a pasado mañana;
“pasado mañana” es una traducción de una frase en arameo que quiere decir “en
breve” o “dentro de poco”. Jesús sabe que hasta el momento ha cumplido el
objetivo de su misión. Tan solo le resta la parte más difícil, la hora final.
Por eso apresura su paso para llegar a Jerusalén (“no cabe que un profeta muera
fuera de Jerusalén”). Allí culminará su misión redentora. Todo está en manos
del Padre, a cuya voluntad se entrega. Por eso podrá decir al final: “¡Consummatum est: Todo está cumplido!” (Jn 19,30).
“¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos,
como la clueca reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido”.
Esta imagen de la gallina clueca nos evoca el “rostro femenino de Dios”, quien
como una madre recoge a sus hijos bajo su manto con ternura y les ofrece su
protección. Pero lo rechazamos. Preferimos valernos por nosotros mismos (la
soberbia), o poner nuestra confianza en los hombres.
Hoy, pidamos al Señor nos brinde la valentía de
seguirlo, con la certeza de que nada podrá dañarnos porque Él marcha junto a
nosotros.
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