"Ventana abierta"
P. Horacio Solís Iglesias. S.S.P.
Aquí estoy
La persona es toda comunicación. A lo largo de la jornada
todo gesto que realizamos, algo queremos (estamos comunicando) comunicar. Somos
relación y hemos sido llamados a la existencia para ser comunicadores. Hoy por
hoy, estamos metidos de lleno en el mundo de la comunicación. Y éste nos pide,
más aún, nos exige una respuesta. No podemos permanecer en el silencio o
indiferentes.
Saber comunicarse proporciona un auténtico valor a la
persona porque la eleva por encima de lo material y, en modo especial, la
libera del mundo mercantil, sobre todo de la tan machacona publicidad.
La comunicación en general, y en especial la interpersonal,
son uno de los pilares fundamentales en nuestra vida. Por ejemplo:
El diálogo en la familia. ¿Cómo crecer como personas si falta el diálogo
familiar, social…? Una sana comunicación exige una equilibrada
autoestima. Esta cualidad nos lleva a ver, o mejor, a valorar y
respetar a los demás.
La comunicación no sólo acerca a las personas, sino que crea
en su encuentro una situación de estabilidad psicológica. Si no escuchas, no
dialogas, te estás auto marginando. De aquí que: Cunado la comunicación es
equilibrada, estabiliza las relaciones interpersonales.
Luego, va profundizando el mutuo conocimiento personal,
exigiendo siempre la verdad, porque la comunicación irradia confianza, amistad
y, en definitiva, amor. De aquí que descubrimos que el amor es la
cumbre de toda auténtica comunicación. Bien podemos decir que comunicarse es
cuestión vital.
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