"Ventana abierta"
Entra y adora- Sal y sirve
P. Leonardo Molina García S.J.
Entra y adora
y cuando salgas, sirve
A la entrada de la Capilla de la Casa de
Espiritualidad que regentan la Religiosas Esclavas del Sagrado Corazón en
Madrid, me llamó la atención un poster que se destacaba en colores mate, en
tamaño A4, antes de ingresar en la Capilla grande.
Me gustó.
Y me hizo reflexionar. Porque hoy día
observamos los dos movimientos en la Iglesia. Pendularmente aparecen, y yo
diría modernamente que “se ponen de moda”. Movimientos de adoración, de
contemplación y movimientos de compromiso, de acción social, hacia afuera.
a).-Movimientos de adoración. Se
apoyan en aquel el texto evangélico, en el que Jesús se decanta por la
contemplación. María ha escogido la mejor parte. Marta, no ha
escogido lo mejor. O, mejor dicho, en aquella circunstancia, María acertó. (Lucas
10, 42) Los exégetas se hacen un lío y tratan de esquivar el aserto de Jesús.
De ahí han surgido muchísimos grupos
contemplativos. Y han sido una fuente de gracia en la historia de la Iglesia.
Hoy día, afortunadamente están de
moda. Y tienen mucha cabida en movimientos juveniles, en grupos de oración,
grupos de concienciación cristiana espléndida. Voy a decir una palabra
arriesgada, atrevida, quizás no afortunada: estos grupos, van en la línea de la
mentalidad oriental; movimientos de yoga, de pilates, de zen, en sus múltiples
variedades y con populares maestros. Tranquilidad, paz, armonía, integración
corporal, verdad, profundidad, luz serena. Me recuerdan aquel “qué bien se está
aquí”, de san Pedro en el Monte Tabor (Lucas 9, 28-36). Estos son sus mensajes.
Quizás por la necesidad vital que tiene nuestra civilización de esos valores, -
todo rápido, inmediato, con eficiencia, “a la primera” - se nos recomienda la
contemplación hoy día como imprescindible.
Yo no sé cómo alabarles suficientemente,
si es que la luz divina parte de la contemplación de la maravillosa figura de
Jesús. Si contemplamos lo ancho, lo profundo del misterio de Cristo, entonces
es muy valiosa (Efesios 3,18).
b).-Movimientos de acción, de
servicio Después de la escena en la que los hermanos Zebedeos querían
acaparar los primeros puestos en el Reino que – estaban seguros - iba a
inaugurar Jesús. Éste les aclara: nada de poder, nada de mandar, figurar y
ganar, sino servir… Porque el Hijo del hombre no ha venido para ser servido,
sino para dar la vida en servicio para todos (Mateo 20.28)
Y de ahí han surgido honestas teologías de
la liberación, atención a los pobres a los humildes; una Iglesia que dice el
Papa Francisco es como un “hospital de campaña” Sin acción, sin historia, sin
conciencia de la fraternidad, sin aceptar los riesgos de la cruz, no hay
iglesia auténtica…
Es cierto que de ahí surgen también
peligros. La herejía de la acción, los malos y ocultos y bastardos intereses,
el famoso activismo…
Entonces, ¿en qué quedados? ¿Contemplación
o acción?
Las dos tendencias son ricas en posibilidades.
Peligros, evidentes, pero también grandes posibilidades. Marta necesita de
María. Y María necesita de Marta. Todo a su tiempo, todo honradamente.
Sin enmascarar actitudes no tan claras. El sufrimiento, la soledad, el fracaso
nos puede enseñar. Los árboles – dice un proverbio persa- cuando hunden
las raíces profundamente, dan mejores frutos y resisten más.
Pero ¿qué sería de un árbol vistoso, sin
frutos? El árbol bueno, da frutos buenos, dice Jesús.(Mateo 7, 17-19) En la
casa, en la educación, en los conflictos, en la política. Exigen
evangélicamente hablando, profundidad y actividad. Inextricablemente unidas. No
lo olvidemos. Alabemos y veamos que “por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7,
15-19) De la profundidad interior sale una acción generosa, comprometida. Como
eran las dos actitudes del mismo Jesús.
A revisar. De la experiencia profunda,
surgen acciones eficaces. Entra ahí y saldrás agradecido y servicial. En
cualquier edad, inteligencia y situación. Sin reservas.
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