"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
SOR MATILDE
EN EL DESIERTO, JESÚS, FUE TENTADO POR EL DIABLO
1 Jesús, lleno de Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y era conducido por el Espíritu en el desierto,
2 durante cuarenta días, tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días y, al cabo de ellos, sintió hambre.
3 Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan.»
4 Jesús le respondió: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre.»
5 Llevándole a una altura le mostró en un instante todos los reinos de la tierra;
6 y le dijo el diablo: «Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos, porque a mí me ha sido entregada, y se la doy a quien quiero.
7 Si, pues, me adoras, toda será tuya”
8 Jesús le respondió: «Está escrito: Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él darás culto.»
9 Le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el alero del Templo, y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo;
10 porque está escrito: A sus ángeles te encomendará para que te guarden.
11 Y: En sus manos te llevarán para que no tropiece tu pie en piedra alguna.»
12 Jesús le respondió: «Está dicho: No tentarás al Señor tu Dios”.
13 Acabada toda tentación, el diablo se alejó de él hasta un tiempo oportuno. (Lc. 4, 1-13)
Jesús estaba lleno del Espíritu Santo cuando la voz del Padre lo declaró en el bautismo, por Juan: “Tú eres mi Hijo, el Amado, en ti me complazco”. Y este mismo Espíritu de Santidad “lo fue llevando por el desierto, durante cuarenta días”... ¿Y qué hacía allí Jesús?: Pues hablaba con su Padre y le devolvía gozoso las mismas palabras con que le marcó para su misión de llevar a todos los hombros la salvación... Repetiría una y mil veces: “Tú eres mi Padre amado, a quien obedezco con amor, que me escuchen aquellos a los que me envías”…
Pero no son sólo el Padre, el Hijo Jesús y su Espíritu los que se mueven con amor en el desierto. Hay un cuarto personaje que quiere ser el protagonista de este retiro en soledad: Satanás. Él había sido testigo de todas las maravillas que se obraron en Jesús y quería asegurarse de que en verdad “Él era Hijo de Dios”...
Como hombre, quiso Jesús ayunar, confiando a Dios su subsistencia. “Y al final, sintió hambre”... Satanás aprovechó esta ocasión para tentarle, haciéndole mostrar su poder como Hijo de Dios: “Haz que estas piedras se conviertan en pan”... ¡Cuán fácil habría sido a Jesús convertir una piedra en pan, en provecho propio, al que después daría de comer con unos panes a una multitud! ¡Y más aún, convertir el pan en su Cuerpo!... Pero Jesús es el siervo de Dios y no viene al mundo para “comer”, sino para darnos un alimento celestial que salta hasta la Vida Eterna...
Por segunda vez, se le acerca el Diablo con otra propuesta, aún más descarada: “adórame de rodillas y te daré todos los reinos del mundo, ¡porque son míos!”... ¡Jesús, el Hijo de Dios, ¿adorando a otro dios que no es su Padre-Dios?: ¡Esto es absurdo y una herejía!... ¡A Satanás se le ocurren cosas impensables cuando quiere salirse con la suya: es astuto, ¡pero bastante tonto!... Y Jesús, le recuerda lo que la Sagrada Escritura había dicho: “Al Señor, Tu Dios, adoraras y a Él sólo darás culto”...
Y por tercera vez, hace intento de que Jesús haga “un numerito de acrobacia” para admirar a los que ha venido a salvar. Y también, por tercera vez, le recuerda Jesús que “no ha de tentar al Señor su Dios”...
¡Qué profundas enseñanzas nos deja aquí el Señor, para cómo hemos de abordar nuestras tentaciones,negándonos a dialogar con el Diablo y yendo de inmediato a la Palabra de Dios! Ella tiene Vida y nos la da cuando estamos en la tentación. Recordemos que, en las propuestas satánicas, no estamos solos: “la Palabra de Dios está cerca de nuestro corazón, escuchémosla y sigamos lo que nos manda” ...
¡Señor, sabemos que nunca la tentación superará nuestras fuerzas, porque has prometido estar cerca de nosotros cuando el peligro nos acecha! ... ¡Escúchanos Jesús y protégenos!... ¡Amen, Amén!...
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