"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
SOR MATILDE
LA PERLA DEL EVANGELIO, LA MISERICORDIA DE DIOS
11 Dijo: « Un hombre tenía dos hijos;
12 y el menor de ellos dijo al padre: "Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde." Y él les repartió la hacienda.
13 Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino.
14 « Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad.
15 Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos.
16 Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba.
17 Y entrando en sí mismo, dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre!
18 Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti.
19 Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros."
20 Y, levantándose, partió hacia su padre. «Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente.
21 El hijo le dijo: "Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo."
22 Pero el padre dijo a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies.
23 Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta,
24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado." Y comenzaron la fiesta.
25 « Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas;
26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
27 El le dijo: "Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano."
28 El se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba.
29 Pero él replicó a su padre: "Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos;
30 y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!"
31 « Pero él le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo;
32 pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado."» (Lc. 15,11-32)
San Lucas reunió aquí tres parábolas sobre la misericordia de Dios: la oveja perdida, la moneda extraviada y el hijo pródigo, o mejor, la han llamado “el padre amoroso”. Esta última parábola, se ha reconocido por todos como “la perla del Evangelio” por su belleza en el contenido, su perfección en el relato y en definitiva porque pone al descubierto cómo es el Corazón del Padre: misericordioso, bondadoso, todo Él entrañas de amor y hasta “escandaloso” perdón, para el pecador arrepentido.
Pero es curioso que, Jesús, nos habla también de la actitud del Padre, cuando el pecador se aparta de Él, ofendiéndole gravemente: todo ese tiempo de su alejamiento, el Padre, salía al camino por ver si su hijo aparecía en lontananza... Nunca, nuestro Padre - Dios deja de esperar la vuelta del que se marchó de su lado, porque su paciencia es infinita... Y su amor por el hijo pecador, no queda defraudado porque un día, en el designio amoroso de Dios, el hijo vuelve, valorando todo lo que ha perdido y sobre todo su ingratitud hacía un Padre todo bondad que, nunca le recriminó su pecado, sino que olvidando éste, le tomó el arrepentimiento, como un gran regalo para su ternura…
Y para este hijo “encontrado”, tiene nuestro Padre - Dios, los mejores dones: mata para su hijo, el ternero cebado, le viste con la mejor túnica, le calza con sandalias y le pone un anillo en su dedo. Pero lo más llamativo es que, “celebra un banquete, una fiesta”, porque “hay en el cielo mayor alegría, por un pecador que se convierte que por noventa y nueve justos que no necesitan conversión”...
Esta es la dote preciosa que Jesús, el Esposo, nos ha regalado devolviéndonos la imagen de Dios que, habíamos perdido por el pecado... Y por todos, y cada uno, hace este derroche de misericordia y bondad, porque “todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la Redención de Cristo Jesús, Señor Nuestro”... Así, la fiesta en el cielo es para todos y “un banquete de manjares suculentos”; Y un vestido blanco de gracia para cubrir nuestra desnudez; Y un anillo de desposada, porque el Esposo, Cristo, es quién nos ha vuelto a elegir como suya, y esto eternamente… Y por último, nos calza con sandalias, porque ahora somos hijos y no esclavos o siervos...
¿Y qué más nos podía dar?: ¡Pues se da a Sí mismo como comida, para que nunca más añoremos otro manjar, sino al mismo Dios!... Porque la parábola no agota todo lo que nuestro Dios ha hecho por nosotros, y sin otra causa que, porque nos ama...
¡Fijemos nuestra meditación más en el Padre que en el hijo!... Nuestro Dios quiere que le amemos sobre todas las cosas y sobre nosotros mismos. Su gracia nos acompaña en este camino de gratitud y amor a nuestro Padre - Dios... ¡Qué así sea, por su infinita misericordia! ¡Amén, Amén!...
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